EL COSMOS
SmiteKirito5 de Mayo de 2015
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En un extraordinario libro recientemente editado por los historiadores de la cultura Peter Burke y R. Po-chia Hsia titulado Cultural translation in early modern Europe (2007), los autores ahí reunidos, debaten cómo la traducción ha sido una práctica fundamental en la conformación y la transmisión del conocimiento, hecho que adquiere una dimensión especial en los llamados libros de ciencia. Hasta el momento, la traducción ha sido una preocupación menor por parte de historiadores, siendo estudiada como fenómeno social principalmente por lingüistas o profesionales dedicados al estudio del lenguaje. Afortunadamente, esta situación comienza a cambiar: el libro que aquí reseñamos es la edición y traducción de COSMOS. Ensayo de una descripción física del mundo del viajero alemán Alexander von Humboldt.
Por tanto, desde un inicio la traducción de esta extensa obra ya tiene un doble valor. Por una parte, la relevancia que representa poner a disposición de los lectores un texto cúlmine de una figura también cúlmine para la historia de la ciencia como es Humboldt. Por otra, el propio ejercicio de la traducción lleva implícito un complejo proceso de negociación fruto del encuentro entre dos contextos diferentes. De acuerdo a esto, la traducción supone una práctica política, económica, social e intelectual que viene acompañando la vida de los autores, especialmente desde que se masificara la producción de libros con la invención de la imprenta a fines del siglo XV.
Es de justicia reconocer, que esta relación entre autores, traductores y editores no siempre ha sido fluida y armoniosaEn este sentido, esta nueva edición y traducción de Cosmos es el resultado de la convivencia entre ideas científicas y práctica cultural. Sin duda, y es de justicia reconocer, que esta relación entre autores, traductores y editores no siempre ha sido fluida y armoniosa. Esto ha llevado a que muchas obras, especialmente durante el período moderno, queden con cambios que nos sorprenderían si pusiésemos más atención a las problemáticas circunstancias del arte de traducir. En este juego de ir y venir, en la tensión entre la lucha por mantener la fidelidad del manuscrito y las (otras) intenciones que existen en la práctica de la traducción y edición, fueron siempre los autores los actores más frecuentemente damnificados. Sin embargo, aquí los editores y traductores han buscado justamente lo contrario. Como señala Sandra Rebok, editora y autora del estudio introductorio, sólo se utilizó el texto que fue redactado por el propio Humboldt para realizar la traducción, descartando cualquier anexo realizado posterior a su muerte.
Ahora bien, debemos tener en cuenta que el ejercicio de traducción y edición es una práctica cultural colectiva. Y este es un elemento fundamental de esta edición española de Cosmos, pues es una co-edición hispano-chilena que resulta del esfuerzo y motivación de investigadores españoles, alemanes y chilenos. Esta co-edición de Cosmos es la traducción más completa que hasta ahora se haya hecho de la obra del viajero alemán, pues se ha traducido por primera vez el tomo V que viene a completar la traducción hecha por Bernardo Giner en 1874-75 (que sólo constaba de los cuatro primeros). Recordemos que el tomo V de Cosmos había quedado inconcluso a la muerte de Humboldt en 1859 y sólo vio la luz en Alemania en 1862.
Dentro de la co-edición destacan los textos previos del historiador chileno Rafael Sagredo (Presentación) y del historiador español Miguel Ángel Puig-Samper (Prólogo). Sin embargo, uno de los puntos que lamentablemente quedaron sin resolver tiene que ver con el texto de Sagredo que sólo está presente en los ejemplares editados directamente en Chile. No obstante este contratiempo, debido a que la traducción lleva implícita un acto de comunicación, Sagredo reconoce que Humboldt y sus trabajos son prácticamente desconocidos en Chile. Situación completamente diferente a lo que se puede ver en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Cuba, y particularmente México, dónde el viajero alemán posee un fuerte (re)conocimiento de parte de la comunidad intelectual. Según señala el historiador chileno, gracias a la renovación que la historia de la ciencia ha realizado sobre las obras de naturalistas como Agustín Codazzi en Nueva Granada, Claudio Gay en Chile, Alcide D’Orbigny en Bolivia, Antonio Raimondi en Perú y Herman Burmeister en el Río de la Plata, se ha podido valorar la incalculable importancia e influencia que el trabajo de Humboldt ha tenido sobre ellos.
Ahora bien, lo que nos parece más relevante dentro de la presentación realizada por Sagredo, es la vinculación que hace entre práctica científica y el proceso de elaboración de identidades nacionales en las jóvenes repúblicas americanas en la primera mitad del siglo XIX. Esta hipótesis, que el citado historiador ya ha manejado en otros trabajos (especialmente los relacionados con la edición moderna de la Historia Física y Política de Chile del naturalista francés Claudio Gay publicada en la segunda mitad del siglo XIX), sugiere que el nuevo conocimiento del territorio entrega elementos fundamentales para la construcción de las nuevas naciones americanas. Como observa el propio Sagredo: “al describir precisa y exactamente los territorios objeto de sus estudios e investigaciones, contribuyeron a la creación, desde el conocimiento científico, de las nuevas republicas sudamericanas que definieron entusiastamente a través de textos devenidos en verdaderos certificados de identidad de las nuevas unidades políticas, a la vez que fundamentos culturales e intelectuales de las respectivas naciones” (p. IX, edición chilena).
Al igual que Sagredo, Miguel Ángel Puig-Samper enfatiza que el viajero alemán buscó con esta obra una comprensión total del la naturaleza. Humboldt, según explica Puig-Samper, intentaba superar la etapa descriptiva de la ciencia y reflexionar sobre los fenómenos recopilados por la experiencia y agruparlos en lo que el sabio prusiano llamaba el todo natural. Y aquí ambos historiadores confluyen. Pues Sagredo hace notar el ascendiente que Humboldt tuvo en pintores (no sólo en naturalista y viajeros) y Puig-Samper en la preocupación de Humboldt por las formas de expresión estética de una obra escrita.
En este sentido, más allá de que Puig-Samper haga notar que en Cosmos se vea la admiración de Humboldt por las culturas clásicas del Mediterráneo y su interés por la aportación a la época de los descubrimientos de los pueblos ibéricos y la cartografía del Nuevo Mundo (situación que es relevante para la historia de la ciencia española), el punto más atractivo dentro de su explicación, es el referido a la tensión entre racionalidad y subjetivismo. Humboldt intenta, casi con obsesión, dar a sus descripciones de la naturaleza toda la fuerza vivificadora y estética que logra reconocer en ella. Según propone Puig-Samper, esta preocupación ya venía de otras obras anteriores, pero en Cosmos aparecen con mucha más claridad la tensión entre la contemplación de la naturaleza y “la obsesión ilustrada por conferir racionalidad a los hechos visibles en la misma (…)” (p. VIII, edición española).
Como gran estudiosa de la obra de Humboldt, logra profundizar y proponer nuevas aproximaciones al relato del viajero alemánPor tanto, vemos como ambos historiadores rescatan diversos elementos que están presentes en Cosmos y en la práctica científica de Humboldt. Pero el texto que más destaca en esta co-edición, tanto por profundidad como por novedad, es el estudio introductorio de Sandra Rebok. Como gran estudiosa de la obra de Humboldt, logra profundizar y proponer nuevas aproximaciones al relato del viajero alemán. Por impensable que parezca, a pesar de la envergadura que han adquirido los estudios humboldtianos en la actualidad, Rebok ha mostrado los vacíos que permanecen en la investigación. Fruto de su formación como antropóloga, ha logrado descubrir nuevos “campos” de estudios (si se nos permite el tecnicismo antropológico) referentes especialmente a las circunstancias ideológicas que rodearon la problemática relación de Humboldt con España y la difusión de sus trabajos.
En esta línea de argumentación, en la que la nueva historia cultural de la ciencia busca indagar en los contextos complejos en los que actuaron los científicos, Rebok señala que Humboldt para llevar a cabo su objetivo (el de un conocimiento total) formó una sólida red de colaboración, cuyas consultas, de alguna manera u otra, estarían implicadas en la redacción de Cosmos. La historia ya es conocida: el éxito editorial fue casi instantáneo llegando a publicarse hasta en catorce idiomas.
Y en este sentido, lo que más resalta de la aproximación de Rebok es su análisis de los elementos políticos que influyeron en la historia de la traducción de Cosmos al español y la recepción de sus ideas en el escenario hispánico. Rebok destaca como un momento fundamental la estancia que Humboldt realizó en España en 1799. Durante los cinco meses que pasó en la península pudo realizar diversos estudios (como la determinación de la latitud y la longitud de Madrid y Aranjuez) poniendo a prueba diversos de los instrumentos científicos que había comprado en París. También pudo establecer relaciones científicas con naturalistas del Real Jardín Botánico y Real Gabinete de Historia Natural y relaciones diplomáticas con representantes
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