ELEMENTOS DE EVALUACIÓN PARA INSTALAR UN SISTEMA DE COSTOS

La producción de bienes y servicios en el ámbito privado y social, siempre se ha sustentado en el principio básico de que los ingresos generados por cualquiera actividad económica, deben ser superiores al costo invertido para su obtención, a efecto de lograr un beneficio o utilidad.

El costo, como concepto económico, tiene dos acepciones que se complementan entre sí: la primera, lo conceptualiza como aquello que se sacrifica o desplaza en lugar de la opción elegida, y es base en la toma de decisiones respecto del consumo o la producción, cuando se adopta la alternativa más ventajosa o variable y se descartan las demás posibilidades; nos referimos al costo de sustitución o de oportunidad que representa el uso alterno de los factores productivos, y que al materializarse adopta la segunda acepción: el conjunto de esfuerzos y recursos medibles en dinero, invertidos para obtener o producir un bien o servicio recuperable por medio de los ingresos que genere, es decir, el costo de la inversión; este último concepto representa los factores técnicos de la producción como son los materiales, trabajo, erogaciones indirectas y distribución, cuya unidad de cuenta es la moneda, y por tanto, dicho costo es una constante de toda actividad económica y el objeto de información, medición y control de la Contabilidad de Costos, misma que se hace necesaria y recomendable si el giro de la entidad implica un proceso de producción o fabricación.

En la fase recesiva del ciclo económico como la que actualmente se vive en nuestro país, las empresas y negocios se enfrentan a una serie de problemas concomitantes; el incremento de sus costos fijos y variables generado por la carestía de los insumos necesarios para producir; existencia excesiva en algunos casos de inventarios de materiales, producción en proceso y productos terminados con los costos de su tenencia más altos que registra el ciclo; imposibilidad de elevar los precios más allá del límite natural que impone la propia ley de la oferta y la demanda o, en algunos casos el que establecen las disposiciones gubernamentales, ocasionando por consecuencia que el volumen de la producción vendida genere una reducida utilidad, y sea factible la afirmación de que en esta etapa ciertas industrias se encuentren sobre una base de incosteabilidad.

Dentro de la gama de opciones que las empresas fabriles pueden considerar al efectuar la planeación de sus utilidades y prevenir su situación de eventual incosteabilidad, existe un elemento que tal vez por la mecánica de su obtención, que en ocasiones resulta laboriosa o compleja, no se le considera y se le resta valor; pero si a éste se le invierte el tiempo y recursos para sistematizarlo, puede convertirse en un valioso factor de planeación y optimización de las utilidades; dicho elemento es el costo unitario de producción.

Cuando se conocen los costos unitarios en forma precisa, algunos de los beneficios que esto origina, son los siguientes:

--- pueden fijarse los volúmenes de producción más adecuados en concordancia con los precios que rigen en el mercado e incrementar las líneas de producción más remunerativas eliminando las que no son rentables;

--- la valuación de los inventarios de producción en proceso y de productos terminados es correcta y oportuna;

--- se tienen bases para fijar precios en términos reales y la posibilidad de desplazar a la competencia, cuyos costos sean superiores, y

--- se logra una mejor planeación financiera y de operación y se facilita la racionalización del proceso productivo, consistente en la aplicación de métodos técnicos de organización, para evitar el desperdicio de recursos o reducirlo a su mínima expresión.

El proceso de evaluación para instalar un sistema de costos, se inicia por el estudio de las necesidades de la empresa, considerando que si las operaciones de fabricación son simples, el sistema de costos tendrá que ser elemental, variando a un mecanismo más sofisticado, en la medida que el grado de complejidad del proceso productivo lo requiera. Debe tomarse también en cuenta el costo de instalación y operación al rendimiento de la empresa; no debe perderse de vista que en caso de crecimiento de la industria, el sistema debe adaptarse al negocio y no a la inversa, debiendo ser éste, en todo momento, en todo momento, perfectible, en función de la dinámica de la producción.

El siguiente paso para la instalación del sistema, sería elevar a detalle aspectos tales como volúmenes de venta, tipos, cantidades y medidas de los artículos fabricados en cada una de las líneas productivas, métodos de producción, número de trabajadores que intervienen en la fabricación, importe de salarios, cargos indirectos y su aplicación al producto, control interno de los inventarios y registro contable de las operaciones, entre otros, lo que permitirá elaborar un anteproyecto de instalación del sistema, donde deberán asentarse los siguientes puntos:

a) objeto de la instalación;

b) costo de instalación;

c) costo de operación, y

d) beneficios y ventajas.

El

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