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EVALUACION DE ALIMENTACION Y EFECTOS EN LA SALUD DE LOS HABITANTES DEL CENTRO GERONTOLOGICO URIANGATO GTO.


Enviado por   •  2 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  6.014 Palabras (25 Páginas)  •  383 Visitas

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Nombre: Jesús salomón Baeza López

Matricula: 1166608X

Dirección:                      

Colonia:

Localidad: Morelia, Michoacán.

Código Postal:

Correo: Baeza_lopez93@hotmail.com

Teléfono: 44-31-85-66-17

Directora del programa: Dra. Lidia Manzo Rodríguez.

Coordinadora de la Licenciatura en Nutrición: Lic. Selene Tenorio Ramos.

Directora de la Facultad: Dra. Silvia Hernández Capi.

Área de conocimiento: Nutrición.

Asignatura: Investigación en Nutrición.

Título:  

EVALUACION  DE ALIMENTACION Y EFECTOS EN LA SALUD DE LOS HABITANTES DEL CENTRO GERONTOLOGICO URIANGATO GTO.

Palabras claves: Geriatría, nutrición, enfermedades, salud.

Tipo de investigación: No experimental

Diseño de investigación: Plan no experimental de tipo epidemiológico.

Unidad de análisis: habitantes del centro gerontológico uriangato gto.

Variable dependiente: Calidad nutritiva en la dieta habitual.

Variable independiente: Conocimiento de una alimentación saludable.

RESUMEN

El estado nutricional de un individuo se define como el resultado de la relación existente

Entre el consumo de nutrientes y el requerimiento de los mismos.

El desequilibrio entre consumo y gasto energético y /o de nutrientes genera un deterioro en  el estado nutricional por exceso o defecto que tiene implicaciones en el estado de salud de Los individuos. La finalidad principal de la evaluación del estado nutricional de una comunidad, es por lo tanto, precisar la magnitud de la malnutrición como un problema sanitario, descubrir y analizar los factores de riesgo y proponer medidas apropiadas que puedan contribuir a Mejorar la salud. En la población geriátrica el deterioro del estado nutricional afecta de forma negativa el mantenimiento de la funcionalidad (física y /o cognitiva), la sensación de bienestar y en general la calidad de vida; aumentando la mortalidad por enfermedades agudas y crónicas, incrementando la utilización de los servicios de salud, la estancia hospitalaria y el costo medico en general.

La alimentación acción voluntaria por medio el cual el individuo ingiere comestibles, esta  varía según la cultura, la situación económica, el gusto y el estado de ánimo. Dentro la nutrición para que la alimentación tenga una calidad nutricional alta debe ser combinada con diferentes grupos de alimentos y ser adecuada a cada individuo, entre mas conocimiento se tenga acerca de la alimentación saludable más alta será su calidad. Por esto se realizo un estudio a los integrantes del centro gerontológico de uriangato gto. Donde participaron 45 integrantes de los cuales 15 eran hombres y 30 mujeres con el fin de relacionar su estado de salud con su dieta habitual diaria aplicándoles un cuestionario de 10 preguntas relacionadas con la frecuencia de alimentos consumidos diariamente y así evaluar su calidad nutricional

MARCO TEORICO

Los adultos mayores por diferentes factores no tienen un adecuado acceso y consumo de alimentos, aspecto que puede considerarse como un factor deteriorante de su estado de salud, lo que contribuye a los procesos de fragilización en esta etapa. Los participantes identifican como el bajo acceso a los alimentos genera hambre y enfermedad, manifiestan que anteriormente había mayor disponibilidad de alimentos por la posibilidad de acceder a ellos por medio de la agricultura, en aquella época diferentes miembros de la familia aportaban su capital de trabajo para contribuir a la disponibilidad de los mismos en el hogar (Cardona AD, 2008). Se reconoce que la alimentación en las etapas anteriores de la vida es fundamental y determina su salud actual. Se identifica el valor nutricional de algunos alimentos en especial de los lácteos, las frutas y verduras. Sin embargo, aunque se tienen el conocimiento, no se lleva a la práctica por los bajos recursos económicos, que limitan la variedad de la dieta. Por esta limitante no se pueden consumir los alimentos de preferencia, sino aquellos alimentos culturalmente aceptables y económicamente posibles. Alimentos de alto valor nutricional son cambiados por otros más baratos y que producen mayor saciedad (Sabartés O, 2012). Las enfermedades que cada uno de ellos padece ha generado restricciones por prescripción médica, algunos hacen dicha restricción con el convencimiento de que esto contribuirá a su salud mientras otros se resisten al cambio y no consideran que pueda hacerles daño lo que han consumido durante años (Zayas SE, 2009). En la indagación, los adultos mayores reconocen la necesidad de cambiar sus hábitos de alimentación para el manejo y control de sus enfermedades, pero igualmente plantean que esto significa una renuncia a sus preferencias alimentarias, agradables por su sabor y por lo que estos representan (Hervás A,2009). Otros aspectos como la soledad, el aislamiento familiar, la falta de cuidado y de redes de apoyo conducen en muchos casos a la depresión, esta es una patología mas prevalente en este grupo de población de lo que se diagnóstica. Los viejos se van quedando solos, sus amigos y familiares van muriendo, tienen miedo a la soledad, a la indefensión y al desamparo (Canalejo GC, 2009). Durante la vejez es necesario mantener una ingesta adecuada que asegure el aporte de macro y micronutrientes que contribuyan a un adecuado estado nutricional. Se recomienda incluir alimentos de elevada densidad nutricional en casos especiales en los cuales la ingesta no alcanza a cubrir los requerimientos (Cervera P, 2008). Aunque la buena nutrición no se ha demostrado que aumente la longevidad, si se sabe que hay nutrientes que nos pueden prevenir enfermedades (la sociedad Americana de Cáncer estima que hasta el 35% de todos los cánceres quizá se relacionen con la dieta) y que pueden hacernos llevar una Mejor Calidad de Vida. El mejoramiento nutricional es un factor que participa en el aumento de la esperanza de vida. La alimentación en el adulto mayor es tan importante como en las demás etapas de la vida (Alemán MH, 2006). Dificultad para masticar y/o deglutir: se debe a una reducción en el número de dientes ó por una prótesis dentaria defectuosa, disminución del esmalte dentario, reducción de la producción de saliva y su consistencia más espesa y viscosa, disminución del hueso maxilar y mandibular y de la masa muscular masticatoria. Debido a esto, el adulto mayor suele consumir alimentos suaves o blandos que tienden a perder su valor nutritivo por la larga cocción a la que son sometidos u optan por una dieta líquida mal administrada que limita la ingesta de nutrientes (Aranceta BJ, 2007). Generalmente los adultos mayores tienen enfermedades que limitan la variedad de alimentos que pueden consumir diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, renales o hepáticos, así como de dentadura o deglución, momentos de depresión o miedo intenso, Alzheimer (Curcio V, 2004). Las frutas y verduras son determinantes en el aporte de fibra, a la que se le reconocen beneficios fisiológicos y metabólicos los cuales varían de acuerdo con el tipo de fibra. Los alimentos ricos en fibra soluble han mostrado que mejoran la concentración de lipoproteínas y lípidos sanguíneos. En algunos estudios se ha encontrado que un aumento en el consumo de fibra soluble de 3 a 10 gr/día disminuye significativamente el colesterol total sanguíneo y las concentraciones de LDL sin cambiar significativamente las concentraciones de triglicéridos y HDL, de igual forma, se ha reportado una asociación inversa entre la ingesta de fibra dietaría y la presión arterial (Davy B, 2008). El estado de salud física y mental de las personas mayores depende en gran parte de la forma de alimentarse en la infancia y la edad adulta. En la calidad de vida y longevidad influyen los hábitos de alimentación y otros factores de tipo psico-social que determinan la seguridad alimentaria y nutricional de este grupo de población como la soledad, la falta de recursos económicos, la baja disponibilidad de alimentos, la anorexia, las enfermedades crónicas entre otras, las cuales determinan el consumo de alimentos y el estado nutricional (Canalejo GC, 2009). Los adultos mayores necesitan los mismos nutrientes proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales) que los jóvenes, pero en cantidades diferentes. Algunos pueden ser más necesarios que otros. Además, para los adultos mayores la fibra es esencial para mejorar la digestión y evitar el estreñimiento (Tocón R, 2008). Los requerimientos calóricos varían de acuerdo a la edad y al nivel de actividad, un adulto mayor requiere alrededor de mil 600 calorías diariamente. Éstas deben elegirse cuidadosamente procurando que aporten los nutrientes necesarios. La recomendación es dividir las mil 600 calorías en porciones (Shils ME, 2009). La deficiencia de hierro es un problema común a medida que envejecemos y esto por lo general provoca anemia, cuyos síntomas son debilidad, fatiga y deterioro de la salud. La vitamina C, contenida en frutos cítricos, ayuda a nuestro organismo a absorber el hierro de los alimentos que lo contienen. Además es un excelente antioxidante lo contribuye a retrasar el proceso de deterioro del organismo (Cervera P, 2008). Los adultos mayores necesitan tomar abundantes líquidos: de 8 a 12 tazas por día. Algunos alimentos proveen líquidos, pero aun así es necesario tomar todo tipo de bebidas, jugos, leche, sopa, té o café, que pueden incluir además otras sustancias nutritivas, sin olvidar la mejor opción que es el agua pura (Rivera J, 2009). Los adultos mayores inactivos o con enfermedades limitantes verán mejorada también su salud en alguna medida si pasan de la categoría "sin actividad" a la de "cierto nivel" de actividad. Los adultos mayores que no siguen las recomendaciones de realización de actividad física deberían intentar aumentar la duración, la frecuencia y, finalmente, la intensidad (Grande Covián f 2010). Los adultos mayores son el grupo de mayor riesgo de desnutrición, tanto en la casa como durante una hospitalización. Esto es resultado de diversos cambios que suceden a medida que envejecemos: disminución de los sentidos del gusto y el olfato, disminución de la cantidad de saliva, dentadura deficiente y problemas digestivos estas alteraciones son parte del proceso natural ya que nuestro cuerpo se deteriora a medida crecemos. A esta lista debe sumarse la falta de apetito del anciano, la cual no solo se explica por los cambios en nuestros cuerpos, ya que también participan factores sociales tales como la pobreza, el abandono social, la falta de educación, la depresión y la demencia (Ortiz-Rivas 2014). Las enfermedades crónicas son enfermedades de larga duración y por lo general de progresión lenta. Las enfermedades cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes, son las principales causas de mortalidad en el mundo, siendo responsables del 63% de las muertes según datos de la OMS (Curcio V, 2019).  El envejecimiento conlleva numerosos cambios, los que repercuten en las condiciones medioambientales orales. Durante el desarrollo de la dentición, el número y tipo de microorganismos orales cambian acorde avanza la edad (Giacaman RA, 2013). Un envejecimiento saludable pasa por unos hábitos de vida adecuados, entre los que se encuentra una correcta alimentación en muchas ocasiones, las personas mayores, sobre todo aquellas que viven solas, tienen una alimentación monótona. Se esfuerzan lo mínimo para preparar sus comidas, van reduciendo incluso sus salidas a la compra y terminan comiendo siempre lo mismo. “Esto hace que, a veces, se presenten episodios clínicos de malnutrición que pueden agravar otros procesos” (Manrique GA, 2014). Se suele considerar que las enfermedades crónicas afectan principalmente a las personas de edad, pero actualmente sabemos que casi la mitad de las muertes por enfermedades crónicas se producen prematuramente, en personas de menos de 70 años. Y una cuarta parte de esas defunciones se dan en personas de menos de 60 años (González N, 2012). Existen elementos relacionados con el envejecimiento que se asocian con una malnutrición y preferentemente con una desnutrición. Entre ellos se destaca la mayor habilidad emocional en los viejos, así como también la ingesta exagerada. También se encuentra disminuida la sensación del gusto y del olfato, por lo que existe menor posibilidad de diferenciar sabores. Las papilas gustativas más afectadas son las de la parte anterior de la lengua, encargadas de diferenciar gustos dulces y salados (Mariñansky C, 2009). En la etapa de adultez, la nutrición es muy importante para la salud física y emocional. Por ello la dieta para los adultos mayores debe ser equilibrada, variada y gastronómicamente aceptable. La comida debe ser fácil de preparar, estimulante del apetito y bien presentada, apetecible y de fácil masticación y digestión (Gutiérrez CA, 2008).  Alimentarse no sólo consiste en comer para vivir o saciar el hambre, constituye una necesidad que podemos aprovechar para mejorar la salud o, al menos, para no empeorarla. Factores ambientales (costumbres y cultura del lugar en que vivimos, modas y medios de comunicación, entorno familiar), personales (sexo, edad, preferencias, religión), el grado de actividad (sedentaria, ligera, moderada) y el estado de ánimo influyen en nuestra alimentación (Galofre E, 2007). Un estado nutricional alterado constituye un factor de riesgo, es un agravante que se asocia a numerosas enfermedades crónicas y también deteriora el pronóstico en el curso de patologías agudas. Se sabe que en los senescentes existe una relación recíproca entre nutrición y enfermedad; así por ejemplo se enferman más los ancianos desnutridos y se desnutren más los ancianos enfermos. Por otra parte, un estado nutricional adecuado contribuye positivamente al mantenimiento de la función en los diferentes órganos y sistemas (Jiménez L, 2009).

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