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El Origen del Lenguaje a través de la Tradición y los Símbolos


Enviado por   •  2 de Octubre de 2012  •  Tesis  •  5.055 Palabras (21 Páginas)  •  526 Visitas

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El Origen del Lenguaje a través de la Tradición y los Símbolos

JAVIER MUÑOZ

Todo un universo de sonidos nos rodea. Espacios llenos de extraños símbolos fonéticos que emanan de la vida misma, tan naturales para nosotros, que aun formando parte del misterio del ser humano y de toda la Creación, apenas provocan en el hombre impresión alguna en su alma.

Filósofos, científicos, buscadores de todas las épocas, han intentado desvelarlo, de manera que se pudiera comprender parte de la verdad del hombre: ¿de dónde venimos?, ¿cómo surge la vida?, ¿cuál es nuestro origen?, ¿cómo surgió el lenguaje?

De entre todos los buscadores, encontramos el mundo propio de la Tradición. En él se manifiesta de forma natural toda la historia de la Humanidad y del Universo desde los tiempos prehistóricos, que se desarrolla en dos vertientes unidas e inseparables; el mundo de lo interno (las esencias), y el mundo de lo externo (la creación).

La Tradición, conducida en el tiempo por la sabiduría ancestral de Maestros y discípulos, se concreta por vez primera para la sociedad occidental en el siglo XIX, con Helena Petrovna Blavatsky, con sus inmortales obras Doctrina Secreta, e Isis Sin Velo. Éstas, tomadas como ficción por muchos científicos, ¿nos aportan algo sobre el origen del lenguaje? Y si es así, ¿las teorías existentes las afirman o las contradicen?

Esto es lo que con profundo respeto nos planteamos ver y comparar.

Teorías sobre el origen del lenguaje

Entre el gran número de teorías existentes, se pueden reducir a dos las más aceptadas.

Teoría de la onomatopeya

Según la cual, la lengua primitiva vendría a ser una expresión imitativa mediata o inmediata de las percepciones. Se establece como teoría más generalizada.

Teoría de las expresiones afectivas

Se podría llamar teoría interjeccional, por cuanto la lengua tendría su principio en las diversas exclamaciones que hubiera provocado en el hombre la contemplación del mundo.

La Teoría Onomatopéyica nos habla de un lenguaje surgido de la imitación de los diferentes sonidos de la Naturaleza. Sin embargo esta imitación por sí sola no nos resuelve el misterio de cómo llegaron a entenderse y comunicarse los hombres entre sí.

Blavatsky clarifica este problema con el concepto de la mente, y nos dice en su Doctrina Secreta: «El hombre, antes del desenvolvimiento de la mente, desarrolló al principio una clase de habla que sólo era un progreso sobre los diversos sonidos de la naturaleza».

En la Teoría de las Expresiones Afectivas, se nos dice que el lenguaje no surgió como imitación de los sonidos de la naturaleza, sino de las sensaciones interiores producidas por su contacto con el mundo (asombro, dolor, alegría...) cargado de exclamaciones emocionales.

Esta teoría no contradice a la onomatopéyica o imitativa, pues una y otra se complementan perfectamente. El hombre si imita es porque tiene sensaciones. Pero del mismo modo que la teoría anterior, no explica cómo de esa naturaleza animalesca con que se presenta al hombre pudo crearse una relación de ideas.

Blavatsky nos dice: «Hasta que el hombre no adquirió completamente la facultad razonadora, no existió el lenguaje propiamente dicho, sino una especie de conato del lenguaje».

La lingüística recoge plenamente este problema, pero en todas sus teorías no es capaz de explicar cómo se pasó del lenguaje imitativo de los sonidos al lenguaje con coherencia; cómo se pasó del lenguaje que no expresaba ideas, al lenguaje que sí las expresa, o más claramente: ¿en qué momento se adquirió esa facultad razonadora? Y aquí entramos en el siguiente problema: ¿cuándo adquirió el hombre la mente?

A pesar de este problema no resuelto para la ciencia, pero sí para la Tradición, la lingüística nos presenta un desarrollo de la formación del lenguaje desde su origen hasta nuestros días. Este desarrollo se presenta en tres grandes divisiones o grados del lenguaje, que son: Monosilábico, Aglutinante y de Flexión.

Es sorprendente que la Tradición, antes aún de toda teoría nos enseñe lo mismo. Vemos en Doctrina Secreta: «El habla, pues, se desarrolló según la Enseñanza Oculta, en el orden siguiente: Idioma monosilábico, Idioma Aglutinante e Idioma de Flexión...».

El lenguaje monosilábico, según la lingüística, es aquel que comenzó por el período llamado de «raíces» porque se componía de expresiones integrales e indivisibles, y estas expresiones estaban ya constituidas por elementos articulados o compuestos de vocales. Es curioso saber que el primer sonido considerado y que surge de los niños es la «a» para todas las razas humanas; después le sigue la «e», la «i», la «o» y la «u». Así estas primeras raíces monosilábicas fueron compuestas por una vocal, o como mucho por una vocal y una consonante.

A este respecto nos dice Blavatsky en Doctrina Secreta: «Los primeros hombres tenían el lenguaje del sonido, a saber: sonidos cantados, compuestos de vocales solamente». «Este idioma monosilábico fue el padre vocal, por decirlo así, de las lenguas monosilábicas mezcladas con consonantes duras. Este lenguaje monosilábico, es el de los primeros seres humanos, de raza amarilla. Este lenguaje todavía se usa entre las razas amarillas».

Esta afirmación la encontramos como idea general y aceptada en el lingüista Estanislao Sánchez, que dice: «Los idiomas más antiguos son los monosilábicos transgangéticos, porque se hallan al norte del río Ganges, entre las razas amarillas».

¿Cuál es la característica de este lenguaje monosilábico?

Como su nombre indica, es el conformado por una sola sílaba, o como mucho por la misma sílaba repetida, que surgió como imitación de los sonidos de la Naturaleza a la vez que de sensaciones.

Estos primeros hombres hablantes, aún no tenían la capacidad de dar sentido a estos conceptos puros o primeras raíces, y por ello no se puede hablar de un verdadero lenguaje. No había una fluidez entre la palabra y la idea, sino que cada una de estas raíces monosilábicas se manifestaban como entes independientes entre sí. La comunicación se basaba en el sonido pero no en su interpretación.

Estas primeras sílabas tenían un sentido principalmente emocional; la relación palabra-concepto no se guiaba por una unión ideal, sino pasional.

A este respecto nos dice J.J. Rousseau en su Origen del Lenguaje: «Las primeras voces tienen su origen en las pasiones».

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