Ensayo recorte presupuestal en Ciencia

Recorte del 41,6% del presupuesto para ciencia, tecnología e innovación es condenarla al atraso y a la pérdida de oportunidades de jóvenes en el país

En el 2017, se ha percibido en los medios de comunicación información y acotaciones acerca de los recortes al presupuesto y la consecuente desvalorización del gasto corriente. Fundamentalmente, esto último se traduce en una mínima inversión en aspectos que benefician a la sociedad, como la construcción de infraestructura, servicios de salud, programas sociales, cultura, ciencia, tecnología e innovación. 

Especialmente grave ha sido el recorte del presupuesto general de la nación destinado a ciencia, tecnología e innovación debido a la caída de los precios de las materias primas que ha sacudido las bolsas nacionales. En 2014 el presupuesto de ciencia, tecnología e innovación en el país fue de  $414.000 millones de pesos. Un valor que fue reducido hasta los $333.000 millones en 2015, en 2016 apenas alcanzó los $284.000 millones, este año  llego a $380.000 millones y el próximo año pasara a $222.000 millones. En total, recibiría 158 mil millones de pesos menos en 2018 respecto a 2017, lo que representa una caída de 41,6 por ciento. 

Los recursos son todavía escasos y el más afectado es Colciencias que deberá cerrar muchos programas, porque de los $222.000 millones, $25.000 millones son para funcionamiento de la entidad, $150.000 millones para becas futuras y $42.000 millones para el fondo de investigación de salud. 

En los hechos, habrá recursos para costear a investigadores y estudiantes, pero no habrá capital para financiar sus proyectos de trabajo, por lo que se reducirá bastante su margen de acción. Otro aspecto negativo será el hecho de que se dejarán de crear plazas de profesores e investigadores, en un país con un registro progresivo de estudiantes de nivel medio superior y superior que requieren recursos humanos para su formación.

Además, la entidad necesita 3,7 billones de pesos para actividades de investigación y desarrollo; 1,4 billones para innovación empresarial y transferencia de conocimiento y 290 mil millones para crear cultura. Cifras que hasta el momento son imposibles de cumplir por el gobierno que se propuso destinar en ciencia, tecnología e innovación el 2 % del PIB en 2015 y hoy en día solo invierte entre el 0,2 y el 0,5 % por debajo de países como: Israel, Japón y Corea del Sur. Este último, con una población similar a la de Colombia, destina alrededor del 4 % de su PIB. El dato de Brasil, el que mayor invierte en la región latinoamericana, está establecido por encima del 1 % de su PIB. 

Sin embargo, el gobierno de Juan Manuel Santos informo en marzo la consolidación del programa Colombia Científica, por el que busca apoyar ocho programas de investigación por un valor de hasta de 19 mil millones de pesos cada uno y decidió destinar el 10 por ciento de las regalías al Fondo de Ciencia, tecnología e innovación. 

Por otra parte, Colciencias es un elemento integral en el proyecto de nación por eso ha decidido seguir adelante con proyectos como la creación de una comunidad de desarrollo sostenible, construcción de paz y con la puesta en órbita de una constelación de microsatélites para la observación del territorio nacional.

A pesar de que las protestas están en pleno auge y millares de colombianos unidos bajo una misma demanda: reclamar sus derechos y lo que consideran justo. En Colombia, fueron pocas las personas encabezadas por científicos y estudiantes de diferentes universidades del país que hicieron “sentir su voz” para mostrar al gobierno colombiano su descontento con los recortes y para reivindicar la ciencia como un motor indispensable para el desarrollo de la nación.

Colombia, pretende tener seres humanos preparados y capaces de generar conocimiento, pero para que esto suceda, el gobierno debe financiar la ciencia y empezar a gestionar políticas y planes a largo plazo. Por lo tanto, es necesario el dialogar con el gobierno, miembros de la comunidad científica y diferentes actores del sector para lograr un salto en la financiación para así poder generar aportes que contribuyan a la consolidación y el fortalecimiento de programas que mejoren la calidad y cobertura educativa en las regiones con el objetivo de promover oportunidades para niños y jóvenes. 

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