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FISICA


Enviado por   •  26 de Octubre de 2020  •  Apuntes  •  803 Palabras (4 Páginas)  •  78 Visitas

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A finales del siglo XVII, Sir Isaac Newton sentó las bases de lo que hoy conocemos como mecánica clásica. Si hablamos de la importancia que su trabajo ha tenido en la historia de la humanidad, es prácticamente imposible caer en la exageración, pues ha sido responsable de infinidad de avances científicos y tecnológicos que han hecho posible la revolución industrial y la civilización moderna, desde la máquina de vapor hasta la nave espacial Vostok.

Las famosas tres leyes de Newton, sin embargo, no hacen ninguna hipótesis a priori de las interacciones de la naturaleza, sino que se limitan a establecer un marco teórico, unas reglas de juego que los movimientos de los objetos deben seguir. En particular, la famosa fórmula F=ma, nos permite predecir la dinámica de un cuerpo cuando conocemos las fuerzas que se aplican sobre él, pero la forma precisa de estas fuerzas es un ingrediente extra que las leyes de Newton no nos proveen. De este modo, a pesar de que los tres principios de la dinámica dotasen a la física de un cierto grado de universalidad, el conjunto de fenómenos que describían seguía estando sujeto a arbitrariedad en la elección de estas fuerzas, cuya diversidad parecía ilimitada: fuerzas gravitatorias, fuerzas de rozamiento, fuerzas eléctricas, fuerzas elásticas, fuerzas magnéticas, etc. Pero, ¿serían algunas de estas fuerzas caras de la misma moneda?

Así mismo, la manera en la que estas fuerzas se postulaban provenía de un ajuste aproximado de parámetros tras la inspección de los resultados experimentales. La Ley de la Gravitación de Newton, por ejemplo, postulaba una fuerza que decrece con el inverso del cuadrado de la distancia, lo que concordaba a la perfección con los conocidos resultados de Kepler. A un nivel fundamental, sin embargo, no parece haber nada que nos indique que la potencia correcta de la distancia en la fuerza gravitatoria deba ser exactamente 2, y el cuestionarse si hay algo esencial en ese número es algo perfectamente legítimo: ¿Por qué no 2,0001?

Con el paso de los siglos, gran parte del trabajo de la física fundamental ha estado motivado por la búsqueda de respuestas a este tipo de interrogantes. Por un lado, el anhelo de simplificar y unificar todas las fuerzas de la naturaleza y, por otro, el hacerlo de una forma en la que sus expresiones matemáticas no parezcan meros accidentes, sino una consecuencia inevitable de un pequeño número de principios fundamentales. Este afán reduccionista puede parecer injustificado y, ciertamente, depende de los prejuicios estéticos de los científicos, pero la historia ha demostrado que se trata de un enfoque útil y exitoso, que en multitud de ocasiones ha guiado a los físicos por el camino correcto. A medida que ha pasado el tiempo, la física ha sido capaz de conquistar un terreno cada vez mayor, logrando la descripción de fenómenos que abarcan desde el diminuto interior de un protón

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