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La biodiversidad en Panamá


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2014  •  Ensayos  •  5.521 Palabras (23 Páginas)  •  787 Visitas

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La biodiversidad en Panamá

MARCO CONCEPTUAL DE LA BIODIVERSIDAD: ESTRATEGIA NACIONAL DE LA BIODIVERSIDAD DE PANAMÁ

La biodiversidad es una parte del gran sistema interdependiente que conforman la biota de los ecosistemas terrestres y acuáticos, con la humanidad como elemento sustantivo y principal actor transformador del conjunto, cuyas acciones hay que ubicarlas en un espacio y tiempo determinados, pues ellas interfieren drásticamente en la evolución y el desenvolvimiento de la diversidad biológica. Las explicaciones de la depredación y la destrucción biológica se encuentran fuera del contexto biológico, en el sistema socio – político – económico, adoptando características singulares en cada país. Resulta de interés, por tanto, retomar el contexto socio – económico y utilizar algunas variables, que al inter- relacionarlas permitan la explicación de los mecanismos de deterioro de los ecosistemas, transitando más allá de las apariencias, para llegar a una aproximación del conocimiento objetivo.

Bajo este enfoque holístico se adopta el marco comprensivo que ofrece el concepto de desarrollo sostenible al convertirse en paradigma universalmente aceptado que permite examinar las interrelaciones entre variables y factores que antes solían considerarse de manera separada. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y los Países Bajos, en la Conferencia sobre Agricultura y Desarrollo Rural en América Latina y Centroamérica (1991) definen el desarrollo sostenible basado en la biodiversidad como: ” el manejo y conservación de la diversidad biológica, orientando el cambio tecnológico e institucional de forma que asegure la continua satisfacción de las necesidades humanas para las generaciones presentes y futuras, preservando la biota y los biomas, sin degradar el ambiente, siendo técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable”.

El concepto de desarrollo sostenible subraya la integración de desarrollo económico con la protección ambiental, se define como aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes, garantizando la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. El desarrollo generalmente se acepta como objetivo de la sociedad, más hay diferencias en cómo lograrlo. Unos acentúan la necesidad de obtener una tasa elevada de crecimiento económico, para posteriormente conseguir el goteo de los beneficios a las amplias capas de la sociedad; otros en cambio, apuntan a la obligatoriedad del crecimiento económico como condición sine- qua- non, pero no suficiente y hace un llamado para permitir el acceso de las mayorías a los recursos y al empleo productivo, elementos substanciales como factores endógenos del desarrollo.

La justicia intratemporal, tiene que ver con la distribución del ingreso y la pobreza, considerada por Vornholz como una pieza central en la sostenibilidad. También hay diferencias en como abordar estas categorías, algunos hacen hincapié en las reformas y mecanismos que permitan un mayor acceso de los pobres a las fuentes generadoras de riqueza; otros más conservadores proponen programas para mitigar las injusticias que los sistemas económicos generan. Tampoco hay acuerdo en la relación entre pobreza y la degradación de la biodiversidad.

El bosque representado por la justicia intertemporal o intergeneracional, alude de manera directa a la responsabilidad de la actual generación con respecto a las generaciones venideras en el marco de un mundo biodiverso finito. Se presentan situaciones complejas como resolver las formas y composición del capital (físico, económico, humano, y natural) que es necesario legarle a las generaciones futuras con el fin de que su nivel de vida aumente, lo que conlleva a las valoraciones presentes, sobre las necesidades de las generaciones futuras, hasta definir la tasa de descuento para determinar el valor económico presente del capital o futuros flujos de ingreso.

La definición de las funciones de desarrollo y desarrollo sostenible en Panamá permitirían influir en la toma de decisiones para lograr las funciones de producción más eficientes correspondientes a un uso sostenible de la biodiversidad y elevar el nivel de vida de la población.

1.1 Antecedentes de la Estrategia

En la Segunda Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica, realizada en Jacarta en 1992, se acordó que cada Parte Contratante debía elaborar un Informe sobre el estado de la diversidad biológica. Para el cumplimiento de este acuerdo, Panamá a través de la Autoridad Nacional del Ambiente, antes INRENARE, como punto focal de la CDB elaboró y presentó en 1996 una solicitud de financiamiento al Fondo para el Medio Ambiente Mundial -FMMA, (GEF – siglas en )inglés, a través del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente, PNUMA, obteniendo los fondos necesarios no sólo para la elaboración del Informe sino también para la elaboración de la Estrategia y el Plan de Acción Nacional para la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad de Panamá.

Con este esfuerzo nacional se pone en manifiesto la preocupación y el interés de las autoridades competentes del Gobierno de Panamá por resolver y mejorar la calidad del ambiente y de cumplir con los objetivos de la Convenio de Diversidad Biológica, con especial énfasis en el cumplimiento al artículo 6 de dicho Convenio.

De esta manera, se concluyó en diciembre de 1998 con el “Primer Informe Nacional sobre el Estado y Conservación de la Biodiversidad de Panamá”, documento utilizado como marco de referencia en la elaboración de la presente Estrategia Nacional de Biodiversidad.

El objetivo general de la Estrategia Nacional de Biodiversidad es el establecer un marco coherente de políticas nacionales, sectoriales y regionales orientadas a la protección, conservación, recuperación, utilización, onocimiento y valoración de la biodiversidad con la finalidad de contribuir a elevar la calidad de vida de la población panameña.

También, se presentan los lineamientos estratégicos para poner en marcha acciones que permitirán cumplir con las necesidades básicas para la conservación, uso sostenible y la distribución de beneficios resultantes de la biodiversidad. De igual manera se abre el espacio para la concertación de acciones con la sociedad civil y los diferentes sectores que están involucrados en el uso de la biodiversidad, estableciendo responsabilidades.

Para la elaboración de la Estrategia Nacional de Biodiversidad se tomó en consideración los aspectos socioeconómicos, la riqueza biológica, las amenazas a la biodiversidad planteadas en el Primer Informe Nacional sobre el Estado y Conservación de la Biodiversidad, 1998. También se identificaron los vacíos que limitan la conservación y uso sostenible de la misma.

1.2 Biodiversidad y Aspectos Socioeconómicos

La biodiversidad tiene su expresión directa en la situación socieconómica del país. En el Primer Informe Nacional de Biodiversidad se señala que según el censo de 1990, de 2.3 millones de habitantes como población total pasó a 2.7 millones en 1997 (Contraloría General de la República), lo que representa una densidad demográfica de 35 habitantes por kilómetro cuadrado, superior levemente a los 22 hab/km2 en América Latina, pero inferior a los 280 habitantes por kilómetro cuadrado reportados en el Salvador y los 233 en Haití; los países más densamente poblados de la región.

El Primer Informe permitió recopilar mucha información que había estado dispersa en diferentes instituciones y en manos de prominentes investigadores y conocedores de la biodiversidad a nivel nacional, tal es el caso del uso de plantas medicinales por distintos grupos étnicos y comunidades rurales, indígenas y campesinas constituye un valioso aporte económico no cuantificado en las cuentas nacionales. La mayor parte de la población rural y comunidades campesinas e indígenas utilizan plantas medicinales para obtener la cura y remedio a los problemas de salud que les aquejan. Algunas son muy utilizadas para el control del cáncer, la diabetes, entre otras enfermedades. La raicilla (Psychotria ipecacuanha) y la zarzaparrilla (Smilax aspera) han sido plantas medicinales de gran importancia económica que incluso han sido exportadas. La calahuala (Polypodium aureum) la cola de caballo (Equisetum bogotense), el balo (Gliricidia sepium), el anamú (Petiveria alliacea), el cedrón (Simaba cedrón), el sapigarda (Simaba polyphylla), la hierba de pasmo (Siparuna guianensis) entre las más de doscientas especies reportadas de plantas medicinales constituyen un enorme recurso con potencial para su cultivo a escala comercial.

También existe un número elevado de especies promisorias utilizadas ampliamente por las comunidades locales. Especias, corteza, fibras, adornos, aceites, gomas y resinas, bálsamos, colorantes y otros, figuran entre los múltiples beneficios de la diversidad biológica obtenidos por las comunidades locales. Muchas de estas especies pudiesen ser fácilmente incorporadas al proceso productivo mediante el desarrollo de las técnicas que permitan su conservación y utilización de manera sostenible.

Con respecto a la fauna silvestre, la riqueza biológica panameña es poco conocida, principalmente en lo que respecta a los animales invertebrados, grupo más numeroso de nuestra fauna. Tan sólo como ejemplo, entre los invertebrados sobresalen organismos como los cnidarios, que incluyen a las medusas, anémonas y corales, todos de gran importancia en complejos ciclos biológicos que contribuyen a mantener los ambientes marinos. Un grupo de invertebrados bien representados en Panamá, cuyos beneficios son conocidos desde la antigüedad, son los moluscos algunos de ellos utilizados como fuente de alimento por siglos antes de la llegada de los europeos al continente americano. En Panamá se han encontrado depósitos de conchas que son prueba de la importancia que este recurso marino tenía para los pueblos precolombinos. En la actualidad este grupo de animales mantiene su vigencia por su potencial valor nutricional y económico. Entre los artrópodos, los crustáceos, representan el grupo de mayor importancia para la economía nacional, cuyos beneficios aportan al fisco alrededor de 70 millones de balboas anuales, entre especies extraídas directamente del mar y otras criadas en cautiverio.

Se desconocen aun los beneficios potenciales de otros invertebrados como los nemátodos, insectos, arácnidos y equinodermos, todos representados en Panamá por un gran número de especies. Por otro lado, ciertas especies de invertebrados, especialmente algunos moluscos, están amenazadas por la intensa explotación a que han estado sometidas, y en el presente se hace necesario su regulación para lograr un uso sostenible de estas especies.

La fauna mejor conocida de Panamá son los vertebrados, entre los que sobresalen numerosas especies de peces marinos, una 190 especies de peces de agua dulce, 170 especies de anfibios, 228 especies de reptiles, 929 especies de aves y unas 230 especies de mamíferos. La presencia de dos océanos favorece las actividades asociadas a la pesquería, de los cuales anualmente se explotan ciento de toneladas por año, lo que representa millones de balboas en ingresos. Por otro lado, los peces de agua dulce son importante fuente de proteínas para las comunidades locales y también sirven como medio de esparcimiento para aquellos que gustan de la pesca deportiva.

De acuerdo con el análisis presentado en el Primer Informe de Biodiversidad, en los años 1950, solo el 36% de la población habitaba en centros urbanos. En la década del 90 este porcentaje se incrementó a más del 50% de la población, pero sólo dos provincias, Panamá y Colón (79.6% y 58.8%) concentran una población mayoritariamente urbana, el resto de las provincias, un 56.3% de la población de Herrera y un 97% del Darién son principalmente rurales.

En 46 años, la población urbana aumentó en más de un millón de personas, habiendo experimentado un crecimiento de más de 500% (una tasa de crecimiento de 3.7% anual) en tanto que la población rural creció en ese mismo lapso 232% (1.9% de incremento anual). A pesar del decremento relativo de la población rural sobre la urbana, la población rural sigue creciendo de manera importante en términos absolutos, lo que tiene mucha significación como presión sobre la biodiversidad.

Es necesario destacar que la pérdida de biodiversidad se está dando en dos frentes: por el aumento desordenado de la población rural y por el incremento anárquico de las zonas urbanas. Se cita por ejemplo, que el proceso acelerado de urbanizaciones en la Cuenca del Canal durante los años 80 al 90 fue de 38%, motivando que en la Sub Cuenca inferior del Lago Gatún y sus tributarios aproximadamente el 70% de la superficie ha sido deforestada.

El Informe de Biodiversidad también señala que “en general, de 1965 a 1997, la población económicamente activa experimentó un decrecimiento del 3.2%, superior al experimentado por la población total en el mismo período (2.5%). Esto implica una presión cada vez mayor sobre la estructura productiva panameña en reclamo de mayores fuentes de empleo proporcionalmente al incremento de la población total. Si tomamos en cuenta que la tasa de ocupación de un país desarrollado es alrededor del 42%, resulta evidente la desventaja con que opera la economía en Panamá al contar con una tasa de ocupación promedio de 30.5% para los últimos 26 años; en el año 96 se estimó una tasa de ocupación de 32.4%.”

La población ocupada en Panamá, desde 1960 ha mostrado gran movilidad del sector primario de la economía hacia el sector secundario y particularmente hacia el terciario. Para el año 96 la población ocupada por sector económico fue la siguiente: sector primario 20.1%, sector secundario 18.4% y sector terciario 61.5%, pues la economía panameña está basada en el desarrollo del sector de servicio.

La disminución de la importancia porcentual del sector primario en la generación de ocupación no es correlativa con el incremento absoluto de la población que aún sigue experimentando. Lo que también puede indicarse es que en épocas de crisis el sector primario ha sido un receptáculo de mayor población ocupada, sirviendo de amortiguador social y posibilitando que miles de jefes de familia puedan aspirar a la subsistencia cuando el sistema urbano ha sufrido un deterioro, como ocurrió en 1989.

El aporte sectorial al PIB ha mostrado un fortalecimiento del sector servicios y la evolución del peso relativo de los sectores primario y secundario, en 1997 presentó el siguiente comportamiento: sector primario 7.6%, sector secundario 18.5% y el terciario 73.9%. La pérdida de la importancia relativa del sector primario ha sido sostenida y representa casi un cuarto de la producción total en 1960. Para 1997, ya solo participa con un poco más del 7%. En lo que respecta al sector secundario su evolución ha sido errática con una tendencia descendente a largo plazo, manteniéndose alrededor de un quinto de la producción total.

De los cuatro subsectores tradicionales del sector primario tomados en consideración: agricultura, ganadería, pesca y silvicultura, el primer renglón es sin duda el que representa mayor importancia, como puede observarse de acuerdo a la contribución al PIB por subsector en el año 1995 la agricultura contribuyó con un 45.2%, la ganadería con un 34.8%, la pesca con un 17.1% y la silvicultura con un 2.9%.

A lo largo de los últimos treinta años, el subsector agrícola ha disminuido de manera consistente. Así mismo el subsector forestal mantiene igual tendencia. Los renglones que por el contrario observan un crecimiento participativo son la ganadería y la pesca. En su conjunto, los subsectores agricultura, ganadería, silvicultura y caza observan un decrecimiento en su PIB total de 6.4%, en cambio la pesca presenta un crecimiento del 31.8%; el segundo más elevado de todas las actividades económicas, logrando que el decremento de los otros subsectores aparezca el conjunto con un crecimiento positivo de 1.9%.

La región metropolitana, con una extensión de 16,777.5 km2, 22% de la República concentra el 80% del PIB (54 % de la población). A su vez, el 80% de la actividad industrial se concentra en la ciudad de Panamá. En el sector agropecuario, la provincia de Chiriquí representa aproximadamente el 40% del sector. El 93% de la extracción forestal industrial se origina en la provincia del Darién, que por su parte contribuye al PIB con menos del 1%.

Para el año de 1950 las explotaciones agropecuarias ocupaban una superficie de 15%. Para 1980 la superficie de las explotaciones agropecuarias representaban el 29.4% de la superficie total del país. Casi se duplicó en treinta años su expansión, el crecimiento anual fue de 2.3%. Durante los años del 80 al 90 el crecimiento agropecuario, de 2.6% pasó de 2,265,000 hectáreas a 2,926,000; significando en términos absolutos de incremento más de 600,000 hectáreas. Más del 40% del total de las explotaciones agropecuarias tienen una superficie inferior a una hectárea, mientras que solo 22 explotaciones superan en conjunto las 200,000 hectáreas de superficie.

El proceso de titulación de tierras constituye una tarea que debe acelerarse pues si bien en 1980 solo el 25.7% de las explotaciones agropecuarias estaban tituladas, para 1990 la superficie aumentó solo a un 34%. Las implicaciones de la no titulación de las tierras son varias: la incertidumbre, la ausencia de crédito, lo cual propicia el mal uso de la tierra, con una visión cortoplacista en el uso de los recursos naturales, dando pie a la depredación de la biodiversidad.

La evolución de la economía en su conjunto, la pérdida del dinamismo del crecimiento del producto interno bruto y los resultados, incluso negativos, son las otras causas del fenómeno que se observa en la evolución y atomismo de las explotaciones agropecuarias, su crecimiento acelerado, la conversión en el uso de la tierra, la pérdida de la biodiversidad y la disminución del nivel de vida de un porcentaje cada vez más alto de la población.

1.3 Riqueza Biológica de Panamá

El Primer Informe sobre el Estado de Conservación de la Biodiversidad de Panamá presenta la ubicación de Panamá en el contexto regional y señala que: “El Istmo Centroamericano y Panamá, en especial, representa una de las regiones biológicamente más interesantes del planeta, debido a su alta riqueza de especies. Con tan sólo 77, 082.2 km² de extensión, Panamá es uno de los países tropicales con mayor diversidad biológica en la América meridional. Esta variedad de formas de vida se debe en parte a la combinación de una serie de factores, tales como su historia geológica y su posición geográfica, rodeado por dos océanos con costas extensas. Otro factor determinante de la diversidad biológica de Panamá es su posición en medio del Neotrópico que une los dos grandes subcontinentes americanos”.

Hace tres millones de años, al emerger el Istmo de Panamá, se interrumpió la última comunicación existente entre las biotas marinas del mundo. Este fenómeno originó que plantas y animales anteriormente aislados por más de 100 millones de años convergieran y la biota tropical de la región amazónica se dispersase e invadiese el hemisferio Norte y viceversa.

La historia geológica del Istmo de Panamá, que por millones de años dio origen a variadas condiciones de hábitat con sus respectivos climas y regímenes de precipitación variados, ha dado lugar a la manifestación de una gama de factores abióticos que explican la diversidad de especies en Panamá, ubicándosele en la región de máxima diversidad del planeta, por área estándar de 10,000 km2, siendo uno de los seis centros de mayor diversidad de especies a nivel global.

El Primer Informe hace una descripción de los principales ecosistemas que se encuentran en Panamá y presenta la diversidad de ecosistemas y superficies boscosas representativas de los diversos tipos de bosques húmedos tropicales, así como ecosistemas y hábitats costero- marinos y de aguas interiores; figurando en cuarta posición respecto a los países de América del Norte y América Central con mayor riqueza florística.

La alta diversidad de ecosistemas, hábitats, especies y poblaciones ofrecen oportunidades para la obtención de un sinnúmero de beneficios como son la producción agrícola, pesquera, maderera; la obtención de productos no maderables del bosque como plantas medicinales, gomas, resinas, ornamentales, productoras de fibras, entre otros, los cuales generan un sin número de beneficios a la industria y a las comunidades locales. Así mismo, el aprovechamiento de las áreas protegidas, por la diversidad de ecosistemas y riqueza biológica que contienen aunado a la belleza escénica ofrece excelentes oportunidades para la obtención de beneficios económicos a largo plazo, derivados del desarrollo de proyectos económicamente sostenibles como el ecoturismo, la investigación científica, la educación ambiental, y la recreación.

Según el análisis presentado en el Primer Informe, de acuerdo a los especialistas, la diversidad de la flora panameña se estima en unas 9,000 especies de plantas con flores, de las cuales más de 1,000 son especies endémicas, unas 1,100 especies de helechos y aliados y cerca de 1,000 especies de briófitas. El beneficio derivado del uso de las especies vegetales tiene un valor incalculable. Para la obtención de madera y otros productos forestales; especies de maderas duras de alta calidad, con gran demanda en el mercado nacional e internacional, son utilizadas para la confección de muebles finos como la caoba (Swietenia macrophylla), el cedro (Cedrela odorata), el cedro espino (Pachira quinata), el quira (Platymiscium pinnatum), entre otras.

De los bosques homogéneos, los cativales (bosques de Prioria copaifera) han sido la principal fuente de materia prima para la industria de contrachapados, aportando el 95% de la producción nacional.

Adicionalmente, en los bosques nativos panameños se han identificado y ensayado más de 113 especies maderables con potencialidades de uso.

Los peces confrontan una variedad de situaciones que ponen en peligro a sus poblaciones, entre las cuales están la sobrexplotación de algunas formas de importancia económica, la contaminación de los mares, la destrucción de ecosistemas sensibles como los arrecifes coralinos y los manglares, sitios donde algunas especies cumplen parte de sus ciclos vitales. En el caso particular de los peces de agua dulce, la introducción de especies foráneas ha sido un factor que ha contribuido a la desaparición de especies nativas en ciertos cuerpos de agua dulce en Panamá.

Los anfibios son organismos que participan en numerosas interrelaciones que mantienen en equilibrio los ecosistemas donde habitan. Algunos anfibios son llamativos integrantes del paisaje y en algunos casos como la rana dorada, son verdaderos símbolos de la fauna de una región. Aunque al presente los anfibios nativos no han sido considerados como fuente de alimento, es probable que al menos una especie tenga cierta potencialidad. La principal amenaza para los anfibios panameños está representada por la pérdida de sus hábitats, derivada principalmente de la deforestación creciente de áreas boscosas. Sin embargo, otros factores como la contaminación por agroquímicos, las enfermedades y la introducción de especies exóticas también están afectando a los anfibios a una escala todavía desconocida por la comunidad científica.

Por su parte, los reptiles también son numerosos, y sobresale el alto consumo de la carne y huevos de especies como la iguana verde y las tortugas marinas. Además, los caparazones de tortugas carey son utilizados para la confección de artesanías finas. Algunos reptiles son utilizados como mascotas, dentro de los ambientes naturales son importantes controladores de otros animales, como los roedores, que pueden constituirse en plagas para los cultivos. Sin duda la principal amenaza para los reptiles nacionales es la destrucción de sus hábitats, factor que los afecta a todos por igual. No obstante, la presión de captura para usarlos como alimento y sus derivados, es un aspecto que tiene mayores connotaciones con grupos particulares como las tortugas marinas, iguanas, cocodrilos y caimanes.

Las aves constituyen el grupo de vertebrados más diverso en Panamá, comparándose su diversidad con la de países de gran extensión territorial como México y Colombia. Durante la época precolombina ciertas aves fueron veneradas como deidades y otras fueron utilizadas como animales de compañía y como fuente de alimento. Esas costumbres han perdurado a lo largo de los siglos y en el presente se han identificado nuevos beneficios, como el aviturismo, actividad que cada día tiene más adeptos y aporta mayores ingresos al país. En el presente muchas especies de aves aparecen en las listas de especies amenazadas, particularmente aquellas que son utilizadas como fuente de alimento, como mascotas y aquellas con rangos de distribución restringido. La destrucción de los hábitats, aunada a una cacería indiscriminada y al desconocimiento sobre la biología de la mayoría de las especies se cuentan entre las principales amenazas sobre las aves nacionales.

Los mamíferos panameños han sido utilizados por siglos como fuente de alimento y para la obtención de pieles, usos que aun se mantienen. En el presente, los mamíferos siguen brindando beneficios entre los cuales destaca la cacería de subsistencia y deportiva, lo mismo que la captura de animales para tenerlos mascotas y para pruebas biomédicas. Algunas poseen un valor potencial para la cría en cautiverio, constituyendo una alternativa a la conservación y al manejo sostenible de esas especies. Actualmente existe una larga lista de mamíferos en peligro, especialmente los de mayor talla, como venados, tapires, felinos, manatíes, y otros que son muy sensibles a las perturbaciones derivadas de la destrucción de los bosques y a la cacería.

Los recursos biológicos, en general, también son fuente de conocimiento, tanto para profesionales de diferentes ramas de conocimiento, como para aficionados amantes de la naturaleza. Ante esa perspectiva, la utilización sostenible de la flora, la fauna silvestre y otros organismos, es una necesidad para la conservación del patrimonio nacional como recurso natural renovable. Esta forma de uso garantizará la disponibilidad a largo plazo de todos los beneficios que esta parte de la biodiversidad da a todos los habitantes de Panamá.

En Panamá el proceso de manejo y conservación del ambiente ha tenido cambios positivos en los 10 últimos años, así la institución rectora del ambiente evolucionó desde Dirección Nacional de Recursos Naturales del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (RENARE) a Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables (INRENARE), y recientemente se ha constituido en Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM). Esto indudablemente significa un gran avance en el proceso de cambios hacia el perfeccionamiento de la gestión ambiental en Panamá. Paralelamente a las transformaciones señaladas es importante indicar los avances logrados en materia de conservación de ecosistemas, hábitats y especies mediante la creación del Sistema Nacional de Areas Protegidas (SINAP), donde Panamá, en comparación con los demás países de América Central, ocupa el tercer lugar en cuanto al porcentaje del territorio nacional protegido; con el establecimiento del SINAP se ha avanzado hacia la consolidación de la conservación de nuestra riqueza biológica.

Son notorios los apoyos recibidos en materia de cooperación internacional, actualmente a través de la ANAM se desarrollan programas y proyectos de gran importancia para la conservación y desarrollo sostenible, entre estos podemos mencionar: Proyecto Corredor Biológico Mesoamericano y el Corredor Biológico del Atlántico de Panamá, Desarrollo Ecoturístico de la Isla de Coiba, Proyecto de Cativales, Conservación de la Biodiversidad, a través del Desarrollo Comunitario Sostenible del Darién, Bio-Darién, Desarrollo Integral de la Cuenca Alta del Bayano, Proyecto Cerro Hoya, entre otros. La creación de la ANAM constituye el avance más significativo en materia de gestión ambiental, ya que en adelante el país cuenta con una institución responsable de administrar y coordinar las acciones de las diversas instituciones tanto gubernamentales como de organismos no gubernamentales y de otras agencias vinculadas a la biodiversidad.

Pese a los esfuerzos de protección in situ de las especies y los ecosistemas mediante el establecimiento de más de 1,990,000 hectáreas de áreas protegidas, aproximadamente el 25% de la superficie del país, se han identificado una serie de causales de la disminución de la biodiversidad en Panamá, así como de amenazas a los principales hábitats, eco- regiones y especies de flora y fauna silvestre (anexo ). Las actividades destructivas derivadas del mal uso de los suelos; el escaso conocimiento y valoración de la biodiversidad; el uso no sostenible de los recursos naturales, la contaminación ambiental; el limitado soporte jurídico y administrativo, entre otros, constituyen las principales causas del problema de la conservación de la biodiversidad en Panamá.

1.4 AMENAZAS A LA BIODIVERSIDAD

Entre las amenazas más importantes que ponen en peligro la biodiversidad en Panamá están factores de origen antropogénico como son la pérdida de hábitat, la contaminación de los ecosistemas, el tráfico de especies, la erosión genética, el extractivismo y la sobreexplotación de algunas especies que son importantes rubros comerciales. Según estimaciones realizadas por el Instituto de Recursos Mundiales (1990), América Latina y el caribe poseen el 40% de las especies de plantas y animales silvestres de los bosques tropicales del mundo. Pero a las actuales tasas de degradación del medio, en los próximos 40 años unas 100,000 a 350,000 especies podrían desaparecer para siempre de nuestro planeta. Solo sobrevivirán aquellas cuyas poblaciones se encuentren sobrepasando los tamaños mínimos requeridos en las áreas protegidas.

La pérdida de los ecosistemas boscosos constituye sin duda el problema ambiental más impresionante de este siglo. Las tasas de deforestación de la región latinoamericana son las más altas del mundo, 0,61%. Solamente en la región centroamericana se alcanzó un promedio de 1,6% anual, lo que equivale a 400,000 hectáreas por año (WRI, 1991; CCAD, 1991). En el caso de Panamá, la deforestación ha alcanzado una tasa promedio de 50,000 hectáreas anuales, debido principalmente a la demanda de tierras para la agricultura y ganadería extensiva, la demanda de leña, la expansión urbana e industrial, el desarrollo de obras de infraestructura y la sobre explotación de la riqueza forestal.

La agricultura migratoria se considera causante del 35% de la deforestación en la región latinoamericana (WRI, 1990). La quema de los bosques tropicales tiene impactos ecológicos negativos, local, regional y globalmente; representando un claro despilfarro de los recursos valiosos de la región. En Panamá la agricultura migratoria tiene influencias negativas especialmente en las áreas boscosas, zonas donde restan los últimos reductos de la mayor diversidad biológica del país.

Otro aspecto importante que repercute en la pérdida del patrimonio biológico de una región es la degradación de los ecosistemas y la pérdida de sus funciones de sostenibilidad de la biota. El hábitat está siendo destruido y con ello no sólo se destruye la vegetación sino la fauna asociada a los mismos, eliminándose tanto a las especies con valor comercial actual sino a la posibilidad de contar con taxas silvestres que ayuden a resolver las múltiples necesidades humanas, presentes y futuras.

La sobre explotación de las especies es sin duda otro factor que ha contribuido enormemente a la reducción de las poblaciones de importantes especies nativas con valor comercial a niveles muy peligrosos. Según registros de la Convención Internacional de Especies de Fauna y Flora Silvestres (CITES), en el año 1989 existía un listado de 200 especies de la región que se encuentran amenazadas mundialmente.

La tala selectiva de especies de maderas preciosas nos hace cada vez más dependientes de la importación de madera y otros productos sustitutos. Se ha estimado en más de 100 las especies nativas de la región que poseen potencialidades de uso; sin embargo poco menos de 15 especies son comercializadas. Esto ha significado una sobre explotación de las maderas preciosas locales, la sub utilización y el desperdicio, con el consecuente empobrecimiento de los bosques remanentes. En lo que respecta a la fauna, el tráfico de especies o sus derivados, los cuales son utilizados para el comercio de mascotas, lo mismo que la sobreexplotación de algunas especies de fauna que son importantes rubros comerciales.

El alto consumo de leña también ha contribuido a incrementar las tasas de deforestación y la pérdida de germoplasma. En la región centroamericana, unos 16.5 millones de personas, según estimaciones, dependen de la leña para preparar sus alimentos (ANAM, 1998). En Panamá, ya existen lugares en la vertiente del Pacífico donde es muy difícil conseguir la leña. Uno de los ecosistemas más presionados para la obtención de leña y carbón para cocinar son los manglares, según estimaciones realizadas por Arcia y colaboradores (ANAM, 1998), unas 2,8 millones de unidades de astillas de leña y otros 118,200 sacos de carbón eran producidos en las provincias de Chiriquí, Azuero, Chame y Capira por agricultores de subsistencia.

La apertura de caminos y carreteras ha promovido la colonización mal orientada de las selvas tropicales, incrementando en forma desproporcionada las tasas de deforestación por parte de colonos ávidos de tierras para la ganadería. En muchos casos, esto contó con la complacencia de créditos locales cuyos fondos provenían de instituciones financieras internacionales. Los grandes proyectos de ingeniería también han tenido un fuerte impacto sobre los procesos ecológicos de los ecosistemas, las especies de plantas y sus variedades. Desde la construcción misma del Canal de Panamá, la construcción de centrales hidroeléctricas, el desarrollo de autopistas y carreteras, así como la construcción de puertos y parques industriales han sido procesos que también han contribuido, a través de los años, a disminuir la riqueza natural del país.

La degradación de los hábitats costero marino obedece a diversos elementos de presión. En el caso de la Bahía de Panamá, por ejemplo, se puede mencionar la contaminación por descargas de desechos sólidos domésticos e industriales de las áreas urbanas, el drenaje de residuos agrícolas, derrames de petróleo y de otras sustancias debido a accidentes ocasionados por actividades inherentes al funcionamiento del Canal de Panamá. En Bahía Las Minas, Colón, la actividad petrolera con su constante carga, descarga y lavado de tanques ha ocasionado importantes derrames de petróleo con serias consecuencias para los manglares aledaños y la fauna marina asociada de la región

La pérdida de la diversidad biológica y la consecuente degradación de genética de los cultivos es un problema que amenaza con seriedad la calidad de vida y la seguridad alimentaria de la región. De las 250,000 especies de plantas superiores descritas, unas 90,000 se encuentran en la América tropical; de éstas se ha estimado que un 10% podría tener usos medicinales, otro 10% usos industriales y un 15 5 podrían ser utilizados para el mejoramiento de la producción agropecuaria. Además muchas de estas especies ya poseen un alto potencial económico que no es aprovechado, existiendo un aproximado de 100 especie de interés para la producción forestal, otras que son potencialmente cultivables.

En décadas pasadas, muchas especies fueron conservadas o protegidas por tradiciones culturales, sin embargo hoy día muchas variedades de cultivo han sido sustituidas por productos procesados, disminuyéndose con ello los bancos de genes naturales, aptos para la experimentación de nuevas razas o variedades resistentes a plagas o enfermedades, que sean capaces de adaptarse a futuras modificaciones del hábitat. La pérdida de diversidad genética en la fauna trae consigo una mayor vulnerabilidad a enfermedades, a depredadores y a parásitos, entre otros factores naturales que pueden poner en riesgo a ciertas poblaciones silvestres.

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