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La luz: Simbolismo y Elemento Arquitectónico


Enviado por   •  9 de Marzo de 2017  •  Apuntes  •  2.750 Palabras (11 Páginas)  •  164 Visitas

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p1_La luz: Simbolismo y Elemento Arquitectónico

Rubén

García

Villarino

UCLM

Introducción

El objetivo de esta primera práctica de la clase de Composición Arquitectónica es revelar algunos de los principales aspectos que tiene la luz natural al intervenir en el terreno de la Arquitectura mas allá de su carácter utilitario y/o funcional. Aspectos simbólicos, técnicos, visuales, espaciales... Estos aspectos serán analizados en vista a las catedrales góticas, al expresionismo cristalino y a la arquitectura moderna.

En cuanto a la arquitectura gótica, se estudiará el sistema espacial y simbólico configurado por la luz en la catedral de León.

La parte acerca del expresionismo cristalino versará acera de 'la corona de la ciudad' y de 'la construcción de las fantasías cristalinas alpinas'.

En cuanto a la arquitectura contemporánea, se analizará la arquitectura de Alberto Campo Baeza junto con un ejemplo de arquitectura contemporánea, como por ejemplo el Crown Hall de Mies.

La luz en la arquitectura gótica

La historia de la construcción de las catedrales góticas es la historia de la búsqueda de un mensaje nuevo. El mensaje de Dios a través de la luz. El paso del Románico al Gótico supuso una ruptura con la pesadez arquitectónica de la piedra maniatada bajo el corsé estructural de las bóvedas de cañón y de los muros estructurales, para dar paso a una arquitectura que estaba ligada directamente a “la construcción de sus entrañas, que evolucionan hasta hacer posible la ejecución de verdaderas cajas de vidrio”, buscando con su naturaleza simbólica el estado de admiración del visitante, el encuentro con una realidad mística basada en el concepto teológico de la luz omnipresente de Dios a través del color de sus vidrieras, en aras de transmitir el mayor de los impactos. La arquitectura gótica provoca en el visitante una “pérdida de la serenidad”.

La realidad del mensaje de la arquitectura gótica tenía que ser entendido a través de su luz. La composición de la misma, su distribución a lo largo de los espacios de la catedral y su incidencia directa sobre los fieles componía el mosaico de escenografías a disposición del creyente para entender las escrituras, eran estas escenografías las que hablaban, las que sobrecogían y explicaban al pueblo como la luz de Dios se alcanzaba en las alturas del pensamiento, en las alturas de su arquitectura, donde los filamentos acaban y comienza la bóveda celeste representada por las maravillosas bóvedas de crucería de las catedrales y enmarcada por los vitrales coloreados que, como elemento retro iluminado muestra la palabra de Dios al pueblo.

El gótico y su nuevo simbolismo utilizan la luz de una manera absolutamente novedosa. Los nuevos alardes estructurales derivados de la concepción “nervada” de la transición de las cargas hacia el terreno, dan lugar a una modelización de los espacios y la composición de su luz realmente inédita; “la arquitectura gótica se forma como la estructura de un árbol, dejando que la luz filtre entre la hojarasca a través de coloridas vidrieras”. 5 Esta composición provocará la original forma de introducción de la luz en el interior de las naves. Esta penetra en los templos generando una escenografía nueva, antes desconocida, que no se basa exclusivamente en la cantidad de luz ni en la direccionalidad de la misma sino en el misticismo que por ella se crea. Hoy en día, después de haber transcurrido ocho siglos desde los inicios del estilo gótico, la materialización de ese misticismo a través de la luz gótica sigue siendo un misterio tanto como elemento arquitectónico como recurso doctrinal. La luz consigue sobrecogernos a través de un elemento constructivo único, el vitral, este manipula de manera definitiva la luz interior y “esto es lo que comprenderá al momento quien haya visto alguna vez la catedral de Chartres sin sus vitrales de colores durante la guerra, cuando fueron retirados, es decir, bajo luz natural”.

La luz gótica es una luz muy singular, una luz filtrada, coloreada y transfigurada, cargada de misterio y simbolismo. La iluminación gótica, escenográfica y cambiante, contrasta con la lobreguez del románico, invadido de un sentimiento de piedad, y a su vez se diferencia de los ámbitos de las iglesias renacentistas, llenos de “luz natural” humanista. La luz no sólo es parte del motor de conversión del modelo religioso, sino que definitivamente acota su arquitectura envolvente, dando forma al espacio y maquetándolo de tal modo que, ya para siempre, supera los aspectos de pesadez del Románico, ofreciendo una suerte de estructura infinitamente alta para el ojo del observador y un modulado de luz que presta su función para conseguir un efecto de elevación del “espíritu” hacia las alturas.

Catedral de León

 

La construcción de la catedral de León, la más francesa de todas las españolas, se comenzó bastante avanzado el siglo XIII. Tomando como base una iglesia del siglo X, remodelada en la centuria siguiente, su inicio debe situarse con posterioridad a 1255 y contó con el propio obispo de la sede -Martín Fernández- y con el rey Alfonso X, como valedores principales. Este último, en 1277, concedió exención de impuestos a los veinte canteros, al vidriero y al herrero que trabajaban en la fábrica, por todo el tiempo que permanecieran vinculados a ella.

[pic 1]

 
La planta de León, en lo que respecta a la organización de la cabecera, recuerda muy de cerca a Reims, por su hipertrofia. Tiene tres naves en los pies, un transepto marcado espacialmente y girola. Para su alzado, en cambio, se ha recurrido a las novedades presentes en Amiens, en lo concerniente al vaciado del triforio que se convierte por ello en una nueva entrada de luz. León en este sentido es la catedral española que sintoniza más con los presupuestos de la estructura diáfana francesa, a lo que contribuyen directamente las magníficas vidrieras conservadas en su mayor parte. Hay que destacar el hecho de que sus torres están levantadas en ambos extremos de la fachada sin que se engloben en la estructura, hecho que responde más directamente a la tradición inglesa. 

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