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La noción de economía social


Enviado por   •  19 de Junio de 2014  •  Trabajos  •  2.168 Palabras (9 Páginas)  •  235 Visitas

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El concepto de “economía social” designa a aquel conjunto de organizaciones microeconómicas caracterizadas por unos rasgos comunes marcados por una ‘ética social’. Siendo un concepto definido en positivo, va más allá de la clásica delimitación interinstitucional basada en identificarlo como un sector residual, integrado por aquellas organizaciones que no pertenecen al ámbito de la economía pública ni al de la economía privada capitalista.

El reto del concepto de economía social en las dos últimas décadas ha sido precisamente el de identificar esas especificidades organizativas marcadas por una sensibilidad social. La próxima sección tiene por objeto presentar las respuestas científicas a este desafío conceptual así como ofrecer datos que revelen la magnitud de este sector en Europa. Seguidamente, se abordará el nivel de reconocimiento académico, social y político de este concepto en nuestro país. Finalmente, dado que la locución economía social no ha gozado siempre de un significado único, se realizará una retrospectiva del uso científico de esa locución.

Noción

La noción de economía social en su acepción dominante actual comenzó a consolidarse en Francia durante los años setenta cuando los movimientos cooperativo, mutualista y asociativo de este país aunaron intereses y líneas de acción constituyendo el Comité Nacional de Enlace de las Actividades Mutualistas, Cooperativas y Asociativas (CNLAMCA) y aprobando la llamada Carta de la Economía Social. Esta carta concebía por primera vez la economía social como un sector marcado por una ética social al definirla como "el conjunto de entidades no pertenecientes al sector público que, con funcionamiento y gestión democráticos e igualdad de derechos y deberes de los socios, practican un régimen especial de propiedad y distribución de las ganancias, empleando los excedentes de ejercicio para el crecimiento de la entidad y la mejora de los servicios a los socios y a la sociedad".

Más tarde y sobre la base de la anterior definición, un organismo belga, el Conseil Wallon de l'Economie Sociale, precisó más el concepto, de un modo que se haría clásico: la economía social haría referencia a aquella parte de la economía integrada por organizaciones privadas, principalmente

cooperativas,

mutualidades y

asociaciones,

cuya ética responde a los principios siguientes:

- finalidad de servicio a sus miembros o a la colectividad antes que de lucro, enfatizando el hecho de que la actividad económica desarrollada por estas entidades tiene vocación de servicio a personas y no de búsqueda del beneficio; este último puede aparecer pero será en todo caso un objetivo intermedio para el fin último de la entidad que es el de dar servicio,

-autonomía de gestión, diferenciándose con ello especialmente de las entidades pertenecientes a la esfera pública,

-procesos de decisión democráticos, heredero del Principio Cooperativo de “una voz = un voto”, principio considerado por algunos como central al democratizar el poder de decisión, frente a lo que acontece en el sector privado capitalista, donde impera el principio capitalista de una acción = un voto,

-primacía de las personas y del trabajo sobre el capital en el reparto de las rentas, el cual define una lógica de distribución de los beneficios no ligada e incluso contraria a la participación en el capital social, como revelan criterios tales como el principio cooperativo del retorno, la dotación de patrimonios colectivos, la remuneración limitada al capital, entre otros.

Los valores que esta definición contiene (democracia, interés social, justicia distributiva) se imprimen de modo imaginativo y plural en las distintas formas de entidades que integran este sector, por ejemplo, con los conocidos Principios Cooperativos en las cooperativas.

Por otro lado, al hacer hincapié en las actividades económicas, el enfoque tradicional de economía social parece querer excluir de su campo de estudio a las asociaciones denominadas de influencia, representación o encuentro, es decir, aquellas cuya función principal, en sentido estricto, no es la producción de bienes y servicios.

Desde una perspectiva sistémica, la economía social se extiende sobre las dos funciones del sistema económico: la productiva, núcleo del sistema y ocupado hegemónicamente por el sector privado capitalista en las sociedades desarrolladas actuales, y la distributiva, ligada en nuestras sociedades al Estado de bienestar, por jugar la economía pública un papel central. En efecto, a diferencia de lo que acontece con conceptos próximos como economía no lucrativa o sector voluntario, que se encastran únicamente en esta segunda función, la economía social ocupa también la otra función sistémica, cuestionando así la lógica capitalista de concentración de poder y riqueza en pocas manos.

Al mismo tiempo que su homóloga belga, una comisión española, la Comisión Científica del CIRIEC-España, propuso una nueva definición que pretendía incorporar en su campo a organizaciones privadas que, como las fundaciones y no pocas asociaciones, flaqueaban en su respeto del principio democrático pero respondían a esa ética social.

En su definición ajustada recientemente se entiende por economía social al “conjunto de empresas privadas creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a través del mercado, produciendo bienes y servicios, asegurando o financiando, y en las que la distribución del beneficio y la toma de decisiones no están ligadas directamente con el capital aportado por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno de ellos. La Economía Social también incluye a las instituciones sin fines de lucro que son productores no de mercado privados, no controlados por las administraciones publicas y que producen servicios no destinados a la venta para determinados grupos de hogares, procediendo sus recursos principales de contribuciones voluntarias efectuadas por los hogares en su calidad de consumidores, de pagos de las administraciones públicas y de rentas de la propiedad”.

Este concepto distingue así dos subsectores de la economía social:

a) el subsector de mercado, integrado por las empresas con organización democrática (una persona, un voto) y con distribución de beneficios no vinculada al capital aportado por el socio, y

b) el subsector de no mercado, que integraría a las instituciones privadas

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