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NUTRICION EN VENEZUELA


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  7.817 Palabras (32 Páginas)  •  455 Visitas

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Las recientes estimaciones de la FAO en materia de alimentación ubican a Venezuela en el grupo de 15 países (entre los que se encuentran Nicaragua, Guyana, Perú, San Vicente, Cuba y las Granadinas) que han realizado progresos por reducir la prevalencia de la subnutrición del 13,5%, en el período 1990-1992, a menos de un 5%, durante el lapso 2010-2012, con lo cual se logró la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio referentes al hambre, reseñó AVN.

Debemos partir por esclarecer que la alimentación y la nutrición no son sinónimos. De acuerdo a los expertos la nutrición es el conjunto de procesos bioquímicos que se producen en todos nosotros de forma individual, involuntaria e inconsciente. La alimentación en cambio, es la forma que tenemos de llevar a cabo la nutrición y que está muy influenciada tanto por la cultura, la educación y el ambiente entre otros.

Por ello, la educación en alimentación debe orientarse a potenciar o modificar los hábitos alimentarios, involucrando a todos los miembros de la comunidad educativa; niños, padres, maestros, directivos y sociedad en general. Educar sobre la necesidad e importancia de una buena alimentación implica: descubrir y erradicar creencias, mitos y conductas erróneas; promoviendo consciencia sobre las diversas funciones o roles que juega o debe jugar la alimentación en las diversas esferas de la vida, la salud, los aprendizajes, la producción, distribución y consumo de alimentos; fomentar conceptos, actitudes y conductas claras y fundamentales sobre la alimentación.

Los problemas asociados a la alimentación, a la nutrición y a la salud a nivel mundial están, arraigados en lo biológico, lo económico, lo ecológico, lo social y lo cultural; los cuales deben ser considerados como una prioridad en las políticas de desarrollo social por los diversos países (Fundación Colombiana para la Nutrición Infantil (s/f). Por otra parte, las conductas en cuestiones de comida reflejan la manera de pensar sobre ella, el grupo en que se nace y se crece determinan lo que produce placer físico y psicológico, los gustos y los hábitos que se han formado en la experiencia personal e individual son inseparables. Además, toda cultura posee un bagaje de leyendas, cuentos, dichos, mitos y juegos que estructuran y dan razón a la existencia de prácticas, de prohibiciones (tabúes) y preferencias alimentarias. Estos referentes han sido considerados - o lo han simulado- en las políticas educativas nacionales durante algún tiempo y con mayor o menor resonancia según el caso, pero en realidad han desviado el problema del verdadero nudo crítico, que a nuestro entender, se ubica en la nutrición como problema de la Educación.

La alimentación como hecho educativo

n Venezuela, el gobierno y las instituciones especializadas han elaborado y publicado directrices alimentarias como base para la educación nutricional estas son: Las guías de alimentación para Venezuela, guías de alimentación para el niño menor de seis años, las guías de alimentación en la escuela para la primera, segunda y tercera etapa de la educación básica, sin embargo no han llegado a la población, al este respecto, se deben generar campañas educativas nacionales, regionales y locales con los lineamientos compartidos por los diferentes entes y con la participación de las comunidades. En este sentido y en opinión de Martínez, (1999), el conocimiento debe ser incorporado en los centros académicos que deben convertirse en espacios continuos para el autocuidado de su estado nutricional y es el docente quien debe guiar esta información. Así mismo, no es posible continuar pidiendo a los docentes que realicen en sus aulas lo que no ven aplicado en su propia formación tanto en lo referente a contenido como a enfoque, método, valores y actitudes. Debe existir coherencia entre lo que los educadores aprenden (y como lo aprenden) y los que se les pide que se les enseñe (y como lo hagan) en las aulas, Mirabal de Molines (2005).

Estos programas, a juicio de Vegas (2005) deben abocarse: (a) Conocer las causas y mecanismos de la aparición y desarrollo de los problemas nutricionales, donde los factores biológicos interactúen con los factores sociales, económicos, psicológicos y, en donde su estudio de forma interdisciplinaria logre un balance satisfactorio, (b) Comprender como la motivación, el conocimiento, la imagen de sí mismo y la capacidad de decisión, conforman elementos claves que intervienen en la conducta alimentaria, (c) Redefinir la educación alimentaria y nutricional sobre la base de la participación comunitaria a través de una pedagogía ascendente y horizontal, y (d) Generar impacto, traducido en cambios de conducta, basados en las características propias de los sujetos y con la capacidad de resolver situaciones nutricionales no deseables. Esto apunta a cambiar el sentido que la comunidad y la sociedad en general, da al alimento, a la manera de prepararlo y de consumirlo.

Otras de las barreras que se destacan, lo constituye el hecho de como se ha abordado el acto pedagógico de la alimentación, si ha sido conceptualizado como la acción responsable, interpersonal y elevadora, ejercida por un educador consciente, cuya finalidad es la madurez del ser y la conciencia del educando, Henz, (1976), o se ha reducido a informar acríticamente un saber fundamental, sin implicaciones formativas para su vida, sin valorar su historia alimentaria, sin aportar soluciones creativas que permitan satisfacer sus necesidades fisiológicas, culturales y sociales en materia alimentaria, relegándose a espacios o fechas de calendario académico, a contenidos irrelevantes y a tiempos insufiencientes para el repensar en la alimentación como un saber interdisciplinario por excelencia, -no descubierto-, para lograr el autodesarrollo del individuo. Así mismo, la escuela tiene que vincularse al entorno, construir puentes entre la cultura académica y la cultura que se está creando, entre los que se destacan: la tolerancia, el esfuerzo personal, la coherencia, la solidaridad y cooperación, el espíritu crítico y creativo. Para ello, destacamos las consideraciones de Ugas (2005) al referirse que es necesario convertir el aula en espacio de acción y pensamiento, generar cambios metodológicos y superar los "obstáculos pedagógico" que la caracterizan actualmente y donde la acción del docente es esencial. Analicemos diversas perspectivas en el ámbito nutricional a fin de aclarar algunos aspectos al respecto.

La Educación en nutrición, referentes históricos

Desde hace más de 60 años, el aspecto de la educación en nutrición dirigido a la población y en la educación formal ha sido motivo de importantes decisiones entre diferentes entidades nacionales. En 1948 se organiza el Consejo Informativo de Educación Alimentaría (CIDEA), con la finalidad de educar a la población en materia alimentaria y nutricional, su actividad fue bastante intensa centrándose en charlas comunitarias y escolares. Como estrategia para la enseñanza de la alimentación y nutrición en 1954 se crean los clubes escolares de nutrición y en 1954 se incluye como objetivo de quinto grado de la educación primaria. Con el fin de tomar acciones en beneficio del estado nutricional y de los hábitos alimentarios de la población infantil, en 1977 se declaran a las cantinas escolares como un servicio de primera necesidad. En 1979 se publica el manual de nutrición para el maestro como guía para la actualización del docente en educación primaria Heredia, (2007).

El Instituto Nacional de Nutrición conjuntamente con el Ministerio de Educación realizan una revisión curricular de los programa de educación básica en 1987 y publican cuatro folletos que abarcan los contenidos y estrategias metodológicas para la enseñanza de la alimentación y nutrición. La Fundación Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia (CENAMEC), la fundación CAVENDES y el Instituto Nacional de Nutrición en 1989 realizan un programa de Educación Nutricional dirigido a actualizar a los docentes en Educación Preescolar, Básica y Media con temas de alimentación y nutrición, desarrollando las actividades con especialistas en el campo de la nutrición y educación. Entre los propósitos de este programa educativo se consideró la necesidad de difundir los enunciados y los mensajes de las guías de alimentación para Venezuela, elaboradas en 1991 por el Instituto Nacional de Nutrición y la Fundación CAVENDES.

En 1992 se realiza un diagnóstico de la enseñanza de la alimentación en la Educación Básica Venezolana a cargo de las profesoras Diana de Barboza y Dalia de Tancredi ambas del CENAMEC, donde se reporta que el proceso de enseñanza de los contenidos de alimentación y nutrición se ve altamente afectados por la falta de recursos y de materiales instruccionales, la deficiencia existente en la formación docente, la carencia de espacios físicos y ambientes apropiados, de equipos, herramientas y bibliotecas, así como también que las instituciones de educación superior diseñen mecanismos para la actualización y mejoramiento de docentes en servicio e incorporen temas de alimentación y nutrición en algunos componentes curriculares de sus cursos de pregrado y postgrado. Igualmente las instituciones que forman docentes, deben incorporar en sus programas, experiencias para la enseñanza de la alimentación y nutrición en los diferentes niveles de la educación formal, Barboza y Tancredi, (1992).

Han pasado quince años y nuevas visiones o acciones no se han acometido, las instituciones formadoras de docentes no han "visto con interés" el problema alimentario como problema educativo, no se evidencian -hasta lo que conocemos hoy- políticas educativas que se orienten al estudio de la educación alimentaria y nutricional como parte -y todo- de ese constructo Educación el cual alude a una actividad del ser social que es el Hombre y cuya intencionalidad involucra opciones sensibles, estéticas y afectivas, pero también necesidades bio-históricas; que impliquen la formación de pautas conductuales, transmisión de conocimientos; que permita al Hombre conocer su entorno y así mismo; que designe relaciones interpersonales con intencionalidad constructivo/transformadora del individuo-colectivo y del entorno como escenario del desarrollo vital, Ugas, (2005). Tal vez podemos repensar-reconstruir-redefinir la educación alimentaria como concepto o hecho del proceso histórico-biológico-social en el cual, diferentes ámbitos de la ciencia -disciplinas-, se lo han "apropiado", y hacerlo "propio" de un todo interdisciplinario, con las consecuencias que ello conlleva. Aportemos algunos referentes históricos al respecto.

Desde la época primitiva hasta el momento actual muchos de los problemas nutricionales tienen su raíz en los cambios ocurridos por causas como la domesticación de plantas y animales, base de la agricultura y la tecnología de los alimentos, hechos que han cambiado profundamente la composición de la dieta suscitando cambios en los hábitos alimentarios, Jaffé, (1988). Estos hechos describen un marco cultural en que se establecen las elecciones de alimentación, las interrelaciones que se pueden dar entre sus determinantes antropológicos y biológicos, y en especial, sobre el impacto que tendrían estas decisiones alimentarias aprendidas durante la infancia sobre la génesis de enfermedades en la edad adulta tales como: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, osteoporosis e hiperlipidemia, Busdiecker, (2000).

Por ello, la Educación Nutricional es preciso considerarla en razón de los factores que determinan el comportamiento alimentario del ser humano y que son la base de la enorme variabilidad de hábitos que presentan los individuos, al llevar a cabo su elección de alimentos entre los cuales están: la disponibilidad del alimento, factores sociales como la incorporación de la mujer al trabajo o la organización escolar, las modas, nuevos alimentos o abundancia de algunos de ellos, la publicidad de nuevos productos, las innovaciones en tecnología culinaria tales como el microondas, los factores religiosos y dentro de ellos podemos incorporar los modelos culturales, tradiciones y tabúes sobre los alimentos y por último, el factor referido al costo económico de los alimentos, Saenz, (1988). En la actualidad, los principales problemas nutricionales de la población mundial y venezolana se deben a dos factores fundamentales: a) carencias que derivan en distintos grados de desnutrición y b) excesos o desequilibrios que se traducen en distintos trastornos. Las causas de estas caras de la realidad alimentaria son múltiples y sus efectos en la salud de la población en general impiden alcanzar los objetivos de programas educativos, científicos e industriales.

En síntesis, la alimentación es algo más que una necesidad fisiológica ya que para cada individuo tiene numerosas significaciones emotivo-simbólicas y sociales que se inician desde el período de la lactancia materna, configurando una fuerte señal de cultura e identidad. La mayoría de las personas comen lo que aman con preferencia, a lo que les gusta con independencia en muchos casos de su bondad nutricional. La alimentación influye en la personalidad individual, pero elementos de la personalidad ejercen también una influencia considerable, hasta en algunos casos afecta de manera importante la cantidad, calidad y frecuencia a la preferencia y aversiones en materia de alimentos. Por lo cual, cuando se quiere emprender una campaña o programa de educación alimentaria y nutricional en el seno de una institución educativa, de un grupo étnico o cultural determinado, es muy importante conocer los aspectos simbólicos que los alimentos revisten, los hábitos alimentarios que han sido estandarizado en el curso de toda evolución y forman parte del comportamiento.

En el presente, y más que nunca, el fenómeno de la globalización, las influencias foráneas y la penetración económica auspiciada por el modelaje que se orienta a la imitación de patrones culturales extranjeros, puede conducir, a juicio del Dr. José Rafael Lovera (2003), a la perdida de esa identidad y de valoración de nuestra cultura culinaria. Así propone algunas orientaciones en pro de su salvaguarda: 1.- Sensibilizar a los integrantes de nuestra sociedad en relación con la importancia que tienen nuestras tradiciones alimentarias, y 2. Incluir en la Escuela Básica una instrucción destinada a familiarizar a los educandos con nuestras preparaciones típicas y su degustación, lo cual fortalecerá la identidad cultural del venezolano.

En este último aspecto, la falta de una adecuada educación alimentaria y nutricional es consecuencia directa a que en la escuela existen muchas disciplinas y no se encuentra tiempo para la nutrición, ya que se considera menos importante, falta de personal calificado, el desconocimiento de las guías nutricionales, poca participación de la comunidad educativa. La aplicación de la misma arranca de la propia nutrición en el sentido de su papel destacado en la salud de la población, por lo tanto la proyección de la educación alimentaria se debe iniciar en las edades tempranas y hacer énfasis en los grupos que inciden en ellos, la familia, la escuela y el maestro, Saenz, (1988). Estas ideas dejan pasar -tal vez inadvertidamente- una perspectiva de la alimentación que merece nuestra atención y que aportarían espacios para el repensar y el reflexionar sobre la alimentación.

LA alimentación como hecho socio-histórico

La alimentación es un hecho bio-psico-social complejo y como tal hay que abordarlo: la gramática culinaria, las categorizaciones de los diferentes alimentos, los principios de exclusión y de asociación entre tal y cual alimento, las prescripciones y las prohibiciones tradicionales y/o religiosas, los ritos de la mesa y de la cocina, etc., son todo ello estructura de la alimentación cotidiana. Los diferentes usos de los alimentos, el orden, la composición, la hora y el número de comida diarias..., todo ello está codificado de un modo preciso. Un cierto número de "indicadores" gustativos afirma una identidad alimentaria, delimita la pertenencia culinaria a un territorio determinado. Por ello las historias nacionales y las actitudes individuales relativas a la alimentación no pueden ser comprendidas completamente sino se relacionan con las diferentes costumbres alimentarias y con las particularidades que les son propias. Los hábitos alimentarios son una parte integrada de la totalidad cultural. Somos lo que comemos y comemos lo que somos, Contreras y Garcia, (2005).

Comemos aquello que nos sienta bien, ingerimos alimentos que son atractivos a nuestros sentidos y que nos proporcionan placer, llenamos nuestra bolsa de mercado (o carrito, según sea), de los productos que nos permite nuestro poder adquisitivo, y que nos presentan los medios de comunicación, servimos o nos sirven comidas según si somos mujeres u hombres, niños o adultos, pobres o ricos y elegimos o rechazamos alimentos a partir de nuestras experiencias diarias y de nuestras ideas dietéticas, religiosas o filosóficas.

En el escenario de la alimentación, las prácticas alimentarias no son solo hábitos, en el sentido de repetición mecánica de actos, iluminadas por un positivismo ingenuo a partir del cual el conocimiento científico y la verdad son la misma cosa. Consecuentemente, las prácticas alimentarias no pueden interpretarse, como frecuentemente se ha hecho, como hábitos, más o menos inadecuados, sino que deben ser considerados como consecuencia también de razones culturales. Aparentemente, para la medicina y la nutrición, el ser humano se nutre sólo de glúcidos, lípidos y prótidos... pero lo cierto es que los alimentos, además de nutrir, significan y comunican.

Esta selección de alimentos que una determinada sociedad realiza de entre los diferentes recursos accesibles y comestibles se explica por razones técnicas y económicas. Pero también, se considera una cuestión de gusto o sabor y, muy a menudo, se explica por las creencias relativas a la bondad o maldad atribuidas a tal o cual alimento. También puede explicarse por el estatus de los alimentos en el seno de los sistemas de organización y de funcionamiento de la naturaleza que las sociedades humanas han elaborado a lo largo de su historia.

Para ilustrar esta idea citamos a José Rafael Lovera (1988) al referirse a las diferentes variedades de pan en la Venezuela de los siglos XVI y XVII y su profunda significación étnico-cultural: el pan de trigo o pan blanco al que se le atribuían propiedades nutritivas asociadas a la civilización y el progreso, era el pan del conquistador, militar, religioso. Le seguía el pan de maíz, la arepa, cuyo consumo se difundió incluso entre las capas socio-económicamente altas. A continuación, el pan de yuca, el casabe indígena, pan predominante en el ámbito rural. Finalmente, el pan de plátano, mantenimiento fundamental de los esclavos negros de la época y al que se le atribuían propiedades favorecedoras de la indolencia. Otros ejemplos pueden analizarse en la actualidad, los alimentos Light, la comida gourmet, el vegetarianismo, los diferentes tipos o modos de expendio de comida, entre otros.

Es por ello importante destacar, que la comida proporciona importantes aspectos de identidad sociocultural, el comer es esencialmente una actividad social. Donde los modos como son preparados, servidos los alimentos, los alimentos que son concebidos para ser compartidos con otras personas, las maneras como nunca serían utilizados... Todo ello expresa los modos mediante los cuales los individuos de diferentes sociedades proyectan sus identidades. Las prácticas alimentarias son, a su vez, cruciales para la reproducción social de las sociedades. De hecho, la alimentación es el primer aprendizaje social del ser humano. La cultura alimentaria, en opinión de Contreras y Garciá (2005), es el conjunto de representaciones, de creencias, conocimientos y de prácticas heredadas y/o aprendidas que están asociadas a la alimentación y que son compartidas por los individuos de una cultura dada o de un grupo social determinado dentro de una cultura.

La alimentación también constituye una vía privilegiada para reflejar las manifestaciones del pensamiento simbólico y la alimentación misma constituye, en ocasiones, una forma de simbolizar la realidad. Creamos categorías de alimentos (saludables y no saludables, convenientes y no convenientes, ordinarios y festivos, buenos y malos, femeninos y masculinos, adultos e infantiles, calientes y fríos, puros e impuros, sagrados y profanos, etc). Dicho mecanismo está pautado por el sistema de creencias y valores existente en cualquier cultura y puede determinar, a su vez, qué alimentos son objeto de aceptación o rechazo en cada situación y por cada tipo de persona; ejemplo de ello encontramos: la carne, la morcilla y la sangre, las caraotas negras con azúcar, la pizca, los patacones con verduras, el cebiche, la comida macrobiótica, el sushi, etc.

Aquí, se presentan dos tendencias contrastadas: la consistente en estudiar al ser humano como una especie biológica y la dedicada a abordar la diversidad cultural independientemente de toda consideración relativa al entorno. Esta bipolaridad, que nos evoca la dicotomía naturaleza/cultura, ha conducido en la actualidad a una oposición contrastada entre aproximaciones idealistas o materialistas. Del lado de la vida orgánica, desde el darwinismo cultural hasta la sociobiología y desde el funcionalismo hasta el materialismo cultural, se ha perpetuado la voluntad de afirmar las causas naturales de la cultura. Del lado de la vida cultural se encuentra toda la tradición durkheimiana, el estructuralismo, según la cual lo social es una realidad autónoma resultado del lenguaje y del pensamiento simbólico, De Garine, (1995). En todo caso, la tendencia a lo largo de los últimos 50-60 años, ha sido el estudio de la problemática alimentaria centrada en lo biológico, lo cultural o lo ecológico y no han sido confrontadas las unas con las otras en el mismo nivel de igualdad.

En términos generales, desde la segunda mitad del siglo XX, la alimentación ordinaria se ha homogeneizado progresivamente, como consecuencia de haber pasado, en poco tiempo, de ecosistemas diversos a superespecializados e integrados en grandes "corporativos" sistemas agroalimentarios poco sustentables a escala mundial. Hemos aumentado la producción mundial de alimentos, estamos produciendo alimentos cada vez más funcionales, biofortificados, radiados, clonados, resistentes, transgénicos, etc, han desaparecido variedades de plantas y animales que antes conformaban la dieta de grupos o sociedades particulares. De igual forma nuestra cocina ha sido transferida a la industria, como consecuencia de ello, cada vez se consumen más alimentos procesados industrialmente, de origen mundial gracias al intercambio y la globalización, lo que sumado al "éxito" de la Fast-food y la macdonalización son aspectos que caracterizan nuestra gastronomía.

Esta Modernidad alimentaria, creada por la revolución industrial, ha defraudado la relación del hombre con su alimentación, desconectado los códigos alimentarios referidos a las categorías sociales y los signos, ritos, y prácticas han entrado en crisis extrema. Se puede observar una desestructuración de los sistemas normativos y de los controles sociales que tradicionalmente han regido las prácticas y las representaciones alimentarias, Contreras-García (2005). Situación que se expresa en altos niveles de obesidad, incremento en las tasas de mortalidad asociadas a enfermedades no transmisibles, como contraparte la desnutrición y la alteración-destrucción del ambiente, son características cada vez más frecuentes de este fenómeno a nivel mundial. Es momento para reflexionar y redefinir el papel protagónico de la escuela y el rol del docente -y sus formadores- en la nueva conceptualización de la alimentación y su devenir como eje de la sociedad.

Reflexiones finales

A manera de reflexión y en la medida que lo descrito, no es definitivo, sino un camino que se plantea y que invita a repensar, reflexionar y redefinir lo alimentario como problema educativo se destaca:

La ingesta de alimentos no se reduce únicamente a satisfacer una necesidad biológica, sino que se relaciona con la toma de decisiones en los planos psicológicos y culturales. No sólo satisfacemos el hambre, también, ingerimos los alimentos que nos gustan, buena parte de los cuales forman parte de la cocina a la que estamos acostumbrados por tradición.

La educación alimentaria es una estrategia que permite prevenir, e incluso corregir, hábitos de consumo alimentario que se caracteriza a menudo con carencias, excesos y desequilibrios. Este enfoque educativo debe orientarse a propiciar un mejor conocimiento de los recursos naturales de cada región y favorecer mejores estados de nutrición y calidad de vida.

Si bien la educación en materia alimentaria y nutricional no es la respuesta total a los problemas que se presentan por carencias o excesos en el consumo, si constituye un aspecto sustantivo de la educación formal. Por ello la formación integral del futuro docente en este campo es una necesidad permanente, considerando los problemas de salud que derivan de ella y que, lamentablemente cada día son mayores en nuestro país.

Por ello, la educación en la alimentación debe propiciar un sistema de actividades y de comunicación donde el pensamiento reflexivo y el creativo se desarrollen a la par de una actitud coherente, con el devenir actual y la función funDamental de la educación como formadora del Hombre.

Problematizar el acontecimiento educativo a partir de un análisis que incorpore nociones, conceptos y categorías con las cuales el enseñar buenos hábitos alimentarios, exprese o se caracterice por nutrirse de relaciones, matices discursivos e incidencias sociales, constituyendo esto un nivel de análisis necesario para delinear ciertas claves socio-pedagógicas de lo escolar en el ámbito de la nueva educación alimentaria.

Educar en la alimentación debe orientarse al desarrollo personal y mejora profesional de su práctica educativa y de todos los agentes implicados en el proceso de su enseñanza, dentro de un contexto bio-histórico-social dirigido a la integración educativa, partiendo del criterio de que este acto pedagógico, nos permitirá tener una actitud flexible y transformadora que debe proponer romper las murallas o barreras para edificar la nueva escuela, cuyos principales apellidos sean: integrada, solidaria, respetuosa, reflexiva, divergente, desarrolladora, abierta y consistente con las necesidades de todos los alumnos. Esto en el marco de una educación alimentaria tiene resonancia significativa.

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Puerto La Cruz, lunes 25 de noviembre de 2013 Actualizado: 11:40 El Tiempo edición onlineArchivoEspecialesMultimediaSuplementos

El Tiempo - El Periódico del Pueblo OrientalEl periódico del pueblo oriental en internet

INN: La desnutrición dejó de ser un problema de salud pública en Venezuela

Casi el 100% de la población venezolana consume alimentos tres veces al día o más, informó este domingo la directora del Instituto Nacional de Nutrición (INN), Marilyn Di Lucca.

"Hoy en Venezuela la desnutrición dejó de ser un problema de salud pública, hemos disminuido la muerte por desnutrición en más de 80% y casi 100% de la población población tiene acceso a tres comidas al día y más", señaló Di Lucca.

En declaraciones transmitidas por Venezolana de Televisión, la directora habló del reconocimiento que realizó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) a Venezuela por la reducción del hambre y la pobreza extrema en más del 50%.

"Tenemos una serie de políticas centradas en el buen vivir de nuestro pueblo que han generado condiciones para que la alimentación sea un motivo de celebración en todo el país", expresó la vocera.

De acuerdo con cifras del INN, en Venezuela, el consumo diario de calorías pasó de 2.127 en 1999 a 3.182 en la actualidad, lo que representa 1.055 calorías adicionales. En ese mismo período, la ingesta de proteínas pasó de 29.7 gramos diarios a 47.6 gramos.

"Celebramos que la FAO nos reconozca internacionalmente como el país, en Latinoamérica y el Caribe, que ha avanzado más en la política para erradicar el hambre", añadió.

INTRODUCCIÓN

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un 60% de todas las muertes en el mundo se deben a las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) incluyendo las enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y obesidad. Los factores de riesgo comunes a todas ellas son el tabaquismo, la escasa actividad física y una alimentación inadecuada. Se estima que el bajo consumo de frutas y verduras se encuentra dentro de los diez principales factores de riesgo asociados a estas patologías y que 2,7 millones de vidas podrían salvarse anualmente con un consumo adecuado de este tipo de alimentos (1- 3).

En las últimas décadas, la situación de salud en América Latina ha experimentado importantes transformaciones debido a cambios demográficos, sociales y económicos que trajeron como consecuencia modificaciones en el perfil epidemiológico y en los patrones alimentarios. Estos cambios se caracterizaron por una disminución de las patologías de origen infeccioso y el incremento progresivo de las ENT (4- 6).

En Venezuela, para el año 2003, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer representaron el 21,3% y el 15% respectivamente entre las causas de mortalidad reportada y la diabetes ocupó el sexto lugar como causa de mortalidad. Al comparar la tasa de mortalidad específica en el mismo año para las enfermedades cardiovasculares (en personas de 45 a 64 años) entre Venezuela y Chile, la primera resultó un 70% superior a la que se presentó para el mismo grupo en Chile (7). Actualmente, dentro de las diez principales causas de muerte de la población venezolana (figura 1), se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes (8).

Principales causas de mue

Los costos de la creciente prevalencia de enfermedades crónicas están afectando a los sistemas nacionales de salud, que aún luchan contra la malnutrición y las enfermedades infecciosas, creándose una doble carga de morbilidad. Esta epidemia está relacionada con cambios de los hábitos alimentarios y con modos de vida poco saludables, bien en ambientes físicos o sociales adversos (2,6). Por ello se hace esencial la promoción de dietas y modos de vida saludables para los individuos y los grupos de población. Los mecanismos que conducen a las enfermedades crónicas están bastante claros, habiéndose comprobado que hay intervenciones que reducen el riesgo. Los países desarrollados están aplicando desde hace décadas programas de prevención, que comenzaron con las dolencias cardiovasculares para luego extenderse a otras ENT. Los resultados indican que esos programas son altamente positivos y rentables. El interés se está centrando ahora en promover este enfoque en los países en desarrollo, donde se observa un aumento de la prevalencia de ENT. Los expertos aseguran que si se abordan los problemas que plantean las ENT, la salud mundial mejorará considerablemente (9).

En noviembre del año 2003, la OMS y la FAO anunciaron un enfoque unificado para promover un mayor consumo de F&V y lograr que exista en el mundo entero una mayor conciencia de los beneficios para la salud asociados al incremento del consumo de estos productos. La FAO y la OMS coinciden en que consumir una amplia variedad de F&V ayuda a asegurar una ingesta suficiente de vitaminas, micronutrientes esenciales, nutrientes inorgánicos (minerales), proteína, agua y fibras alimentarias y de toda una serie de sustancias no nutrientes como antioxidantes, fitoquímicos y otros componentes biofuncionales que se requieren para un crecimiento y desarrollo adecuado, así como para mantener un estado de salud óptimo. Un mayor consumo de los mismos puede ayudar asimismo a desplazar el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas, azúcares o sal.

La OMS ha aumentado sus esfuerzos para la promoción de frutas y verduras. Junto con la FAO, la OMS organizó en Kobe, Japón el primer taller sobre «Frutas y verduras para la salud», que reunió a unos 50 expertos de los sectores de la nutrición, agricultura y salud, representantes de ministerios de salud y agricultura, consultores y de la comunidad internacional de los programas «5 al día», la cual promueve el consumo de frutas y verduras en varios países a través de colaboraciones entre el sector privado y público. En las Américas se están desarrollando varios proyectos de promoción del consumo de frutas y verduras. Uno de ellos, de alta popularidad es el programa «5 al día». La organización internacional `5 al día' agrupa a diferentes organizaciones existentes en más de 40 países en los cinco continentes, que desarrollan actividades de promoción del consumo de 5 raciones diarias de frutas y verduras frescas de forma global, con resultados contrastados en la modificación de los hábitos alimenticios de los consumidores (3). Su nombre se basa en la ración mínima de consumo diario de frutas y verduras frescas recomendada por la comunidad científica y médica en una dieta saludable (10).

La importancia que han venido cobrando las ENT en el país ha estimulado a la Universidad Central de Venezuela (UCV) a iniciar la abogacía del consumo de F&V, a través de la posibilidad de creación del programa «5 al día», reconocido por OMS y FAO como uno de los ejemplos exitosos de promoción de frutas y verduras en el ámbito internacional.

Para dar a conocer un panorama general de los avances y sensibilización para la creación de un programa de promoción de F&V, que podría ser «5 al día» en Venezuela, se presenta una revisión de las diversas actividades desarrolladas para impulsar su creación, promoción y estrategia de comunicación.

EL CASO DE VENEZUELA

Venezuela es un país donde los contrastes socioeconómicos son muy marcados. A pesar de la elevada renta petrolera, el desarrollo industrial ha sido limitado, evidenciándose la carencia de mano de obra calificada y de empleos bien remunerados. En consecuencia, densos sectores de la población tienen ingresos apenas superiores al costo de la canasta básica alimentaria (CCBA: conjunto de alimentos que debe satisfacer las necesidades nutricionales de una familia promedio de 5.2 miembros). Asimismo se estima que un 25% de las familias en situación de pobreza extrema no tiene ingresos suficientes para adquirir los alimentos que necesitan (figura 2).

FIGURA 2

Evolución del costo de la Canasta Normativa de Consumo de Alimentos (CCBA), el Ingreso Familiar Medio (IFM) y el Salario Mínimo1 (SM). Período 1990-1999.

1 Mide la remuneración más baja que los patronos están legalmente obligados a pagar a sus trabajadores.

Fuente: SISVAN, OCEI

En la actualidad el salario mínimo se ubica alrededor de $ 250/mes, ligeramente por encima del costo de la CCBA. En el 2005, la inflación general, estimada en función del cambio del Índice de Precios al Consumidor (IPC) (11) se ubicó alrededor del 13,6%, siendo el rubro de los alimentos uno de los de mayor crecimiento (18,6%). Esta tendencia, que ha prevalecido en los últimos años, ha hecho que las familias inviertan proporciones crecientes de su ingreso en el consumo de alimentos (figura 3).

FIGURA 3

Proporción del gasto en alimentos, bebidas y tabaco en relación al gasto familiar total.

Fuente: BCV (2006); López Blanco y Carmona (2005).

El incremento progresivo del costo de los alimentos a lo largo de las últimas cuatro décadas ha impulsado la adopción de políticas, planes y programas que han limitado el aumento desmedido de algunos rubros alimenticios básicos (cereales, azúcar, margarinas, aceites vegetales, entre otros), mientras que otros se han encarecido sustancialmente en comparación a los primeros (carnes, aves, pescados, huevos, vegetales, verduras y frutas). En consecuencia, se han producido cambios importantes en el patrón de disponibilidad de alimentos que de alguna manera reflejan el patrón de consumo de alimentos, basándose en la premisa de que «se consume lo que está disponible».

Las disponibilidades de energía alimentaria han fluctuado alrededor de 2.200 Kcal./persona por día en el lapso 1960-2000, ubicándose en general en la zona de «suficiencia crítica», en comparación al requerimiento promedio de la población estimado en 2.300 Kcal./día. Como se muestra en la figura 4, dos terceras partes de la disponibilidad corresponden a alimentos que constituyen fuentes de «calorías baratas» (cereales, azúcar, miel y grasas visibles), mientras que los lácteos, carnes, raíces y tubérculos y las frutas, percibidos como «calorías caras», constituyen un segundo grupo de alimentos energéticos, haciendo contribuciones por rubro que no superan el 8% del total. En particular, el renglón de las frutas ha mostrado una declinación constante durante el período de tres décadas considerado, alcanzando una declinación máxima del 36% en 1995. Durante el período (1990-2000) se observa una declinación del 25% de los lácteos y un incremento de las raíces y tubérculos que los lleva a un valor similar al del año 1970 (6).

Fuente: FAO; López de Blanco y Carmona (2005).

Como se ha señalado recientemente (6), en el caso de Venezuela puede observarse que en los últimos años, además de los vaivenes en el poder de compra de alimentos, aspectos de conveniencia y de información o desinformación nutricional han contribuido a las transi ciones alimentarias que se han experimentado. Entre los primeros destacan la introducción al mercado de productos manufacturados que pueden consumirse directamente o facilitar la preparación y/o cocción con ahorro de tiempo y esfuerzo. Esta tendencia se ha manifestado en el contexto de programas que tienden a aumentar la accesibilidad económica de los alimentos. Entre 1996 y 2003 se desarrolló el Programa de Alimentos Estratégicos (PROAL) que ofrecía descuentos cercanos al 30% en rubros básicos de producción nacional como la harina de maíz precocida, arroz, aceite, azúcar, sardinas enlatadas y leguminosas: caraotas negras (Phaseolus vulgaris) y frijoles (Vigna sp.). A partir de 2003, el gobierno nacional implementó la Misión MERCAL encargada del mercadeo y comercialización, al mayor y al detalle, de alimentos de primera necesidad, para abastecer a la población venezolana (familia, pequeñas empresas y cooperativas organizadas), particularmente, a la de escasos recursos económicos a través de puntos de venta al detal ubicados en las zonas de mayor densidad poblacional en riesgo de inseguridad alimentaria.

A pesar de los esfuerzos realizados, los mencionados programas dirigidos a aumentar la accesibilidad de los alimentos en general, no contemplan componentes destinados a fomentar el consumo de frutas y verduras, más aún cuando se han desarrollado campañas masivas de promoción del consumo de alimentos en particular, como la dirigida a fomentar el consumo de cambures (bananas) adelantada por el Instituto Nacional de Nutrición (INN) en la década de los años 80, que condujo a incrementos en el precio de los mismos y limitaron el impacto de esta iniciativa. Por otro lado, las F&V han estado ausentes de los programas y políticas de salud pública para prevención primaria de enfermedades crónicas no transmisibles.

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Causas del problema nutricional en el mundo.

El problema nutricional en el mundo es causado principalmente por la inadecuada distribución de los recursos, especialmente de los recursos naturales, de los recursos financieros y parcialmente de los recursos humanos. La distribución de los recursos naturales y específicamente de los recursos naturales renovables, depende fundamentalmente de las características ecológicas y muy especialmente de los factores climáticos. En otras palabras, la distribución de los recursos renovables tales como suelos, agua, vegetación, fauna y sus relaciones, tales como clima y paisaje, es fundamental para establecer las bases de la producción de alimentos mediante la agricultura, la ganadería, la producción forestal y la pesca.

Por lo tanto se considera que otro de los factores importantes que causan el grave problema nutricional es el de la agricultura, especialmente como factor de producción de alimentos y de materias primas para su posterior transformación en alimentos. Desde el punto de vista ecológico existen zonas que pueden ser de alta productividad por sus condiciones edáficas (suelos), pero que por condiciones de aridez, es decir de falta de agua o de humedad, así como por exceso de esa misma humedad, no pueden ser puestos a disposición de la agricultura y de la producción de alimentos.

Es allí donde va a tener un importante rol la ciencia y la tecnología para transformar esas tierras en terrenos útiles y productivos, de uso en la producción de alimentos. Hay algunos países, como Holanda, donde desde hace mucho tiempo la reclamación de tierras sometidas a exceso de humedad ha sido tan exitosa que es un hecho conocido mundialmente. Hay otros casos más recientes como el de Israel donde el proceso es al revés. Allí el exceso de aridez hace que cualquier gota de agua tenga un valor muy alto, por lo cual se han diseñado medios para dotar de agua o humedad el sustrato que sostiene los cultivos. Estos son casos extremos y dentro de ese rango se distribuye toda la problemática de disposición de tierras agrícolas, productoras de alimentos, tierras no de explotación mineral, o de cualquier otro tipo de uso, sino tierras para el sector productivo vegetal, animal o forestal.

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SOCIEDAD Es un problema de salud pública, según asegura la OMS

La desnutrición afecta a uno de cada cuatro niños del país en edad escolar

CARACAS (EFE). La desnutrición en Venezuela afecta a un 25% de la población infantil en edad escolar y a un 11% de los habitantes en general, que son más de 24 millones de personas, según el Instituto Nacional de Nutrición (INN).

Entre un 22% y un 23% de los niños con edades entre dos y seis años no se alimentan debidamente, y un 25% de los que están en edad escolar, que tienen de seis a 14 años, son los venezolanos más afectados por la falta de nutrientes básicos, de acuerdo con datos del INN, que publica la prensa local.

En un taller sobre alimentación, que contó con representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los responsables del INN informaron de que, a pesar de las deficiencias de micronutrientes y proteínas, existe una leve mejoría en el país con relación al pasado.

La directora de sistema de vigilancia alimentaria del INN, Rebeca Lares, señaló que entre los venezolanos se evidencian también esas carencias por el porcentaje de niños que presentan bajo peso al nacer debido a la mala alimentación de las madres.

En 1999, un 12,4% de los niños recién nacidos en Venezuela pesaron menos de dos kilos y medio, pero desde entonces ese porcentaje ha aumentado, explicó, sin precisar cifras más actuales.

En los años ochenta los niños con bajo peso al nacer fueron el 9% y para 1998 el porcentaje había crecido hasta el 14 %, aunque al año siguiente se redujo. Sin embargo, Lares subrayó que la OMS considera que si un país registra un índice de desnutrición superior al 10%, como este caso, tiene un problema salud pública.

UNIVERSIDAD DE CARABOBO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LASALUD

PROBLEMÁTICA EDUCATIVA DE LA DESNUTRICION EN VENEZUELA

Dr. Ariel Reyes Guerra

Dra. María Victoria Cazorla de Reyes

PROBLEMATICA EDUCATIVA DE LA DESNUTRICION EN VENEZUELA

La desnutrición es una enfermedad difundida en los países del Tercer mundo, en donde constituye la patología más frecuente, es de diagnóstico fácil, de tratamiento eficaz y económico,y es quizás la causa más importante de mortalidad; en las causas de la desnutrición intervienen factores elementales de organización social, política y económica, se trata de una enfermedad de alta prevalencia pero que incide en sectores de la población que tienen escasa participación en el ingreso y que por tanto no pueden generar una demanda económica relacionada con su padecimiento, cuya prevención y terapéutica es sencilla, puede ser en gran parte llevada a cabo por enfermeras, no requiere de hospitales complejos, de equipamientos costosos y medicamentos novedosos, tan sólo requiere del suministro de una alimentación balanceada en niños.

A nivel mundial se describen la desnutrición crónica que ocasiona retardos en el crecimiento y alteraciones orgánicas, y también la desnutrición aguda que toma en cuenta el indicador pesotalla.

(Sabelli, Martín - 1981). La organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, estima que habíaaproximadamente 780 millones de niños menores de 15 años que presentaba desnutrición crónica en el mundo, para (FAO - OMS - 1993).

En Venezuela, también se ha presentado la situación planteada. De acuerdo a los datos aportados por el Instituto Nacional de Nutrición, señalan que de 7.600.000 niños menores de 15 años, el 25% tiene índices de desnutrición crónica y un 13% desnutrición aguda; es decir, un 38% de los menores de 15 años padecen desnutrición en el país, para el mismo año referido. (31NN - 1993).

En el Estado Carabobo, según estudios realizados por Henríquez y Col, en relación al estado nutricional de 537 niños menores de 15 años, se determinó que un 17% presentó desnutrición crónica y un 6% desnutrición aguda, que determinaron que un 23% de los menores de 15 años presentaron desnutrición en el territorio regional. (Henríquez y Col . 1994) Bengoa, refiere que entre los problemas nutricionales manifestados a partir del 90 en Venezuela,están la desnutrición crónica que como causa de mortalidad había venido disminuyendo en los últimos 50 años, y que actualmente se ha revertido la curva subiendo a 800 muertes anuales, le siguen la desnutrición aguda que se manifiesta por una talla baja en los niños y poca capacidad funcional, lo que trae como consecuencia un bajo rendimiento escolar y por último la desnutrición por deficiencias de micro nutrientes. (Bengoa -1994) Bolívar señala que el 30% de los niños venezolanos sufren de desnutrición, y que se han incrementado la cantidad de niños que nacen con bajo peso (2 kilos 500 gramos) y de talla mínima (48 centímetros) al momento del parto, así como también de un elevado número de lactantes desnutridos debido a que sus madres no le dan leche materna.

A su vez, la aparición de desnutrición en niños menores de un año es muy grave pues durante los primeros doce meses -de vida el cerebro logra su mejor desarrollo y un problema de desnutrición podría afectar ese crecimiento y dejar secuelas en el futuro; y afirmA que en el país el 20% de los niños en edad preescolar sufre de desnutrición crónica. (Bolívar - 1995) Aunque por lo general la incidencia de la desnutrición es mayor en los niños pertenecientes a las familias de escaso poder adquisitivo, no es sólo la pobreza la causante de ésta carencia de nutrientes, sino por el contrario es importante la educación e instrucción de la madre que desconoce no sólo la importancia de la lactancia materna, sino la manera correcta de preparar la fórmula láctea conque alimenta al niño.(Bolívar - 1995) En las mujeres mal nutridas desde su infancia que contraen matrimonio y tienen hijos a temprana edad con mucha frecuencia presentan embarazos desnutridos que pueden dañar al feto durante su desarrollo y provocar incapacidades permanentes que se manifiestan cuando el niño comienza a crecer. (FAO - OMS -1993)

González señala que la falta de una buena educación alimentaria en el núcleo familiar, unida a los múltiples factores ambientales que rodean a la figura del niño, incentivan la desnutrición, especialmente en la etapa de la lactancia. (González de Tineo , América - 1994) La Fundación para un Centro de Estudios de la Población Venezolana, refiere que las madres de las ciases marginales, por la ausencia de recursos económicos, falta de tiempo para dedicarlo a sus hijos y por ser mujeres carentes de instrucción, descuidan la salud de sus hijos y su buena alimentación propiciando el incremento de los casos de desnutrición en el país.

(FUNDACREDESA- 1994) La desnutrición afecta el nivel educacional de nuestra población, disminuye su capacidad de aprendizaje y predispone al niño a adquirir enfermedades durante períodos frecuentes, impidiendo así su asistencia a clase, lo que implica para él un atraso en los estudios que suele terminar en deserción escolar. Este niño que deja los estudios antes de terminar la primaria será un futuro adulto destinado a percibir bajos ingresos, originando así un círculo vicioso. Los bajos ingresos y el bajo nivel educativo causarán un consumo inadecuado de alimentos, que a su vez, originará la baja capacidad de aprendizaje. Por otra parte, la situación deficitaria que presenta la institución educacional no permite la inserción del individuo en el sistema, lo que da por resultado un gran porcentaje de marginados educativos. (Piña y otros - 1977) La situación educacional en el país es critica. Existen problemas en al comunidad escolar, entre los cuales tenemos: conflictos entre los gremios educacionales, bajos salarios de los educadores, carencia de preparación de los maestros; existen problemas administrativos como son: una excesiva burocracia en el gobierno y pocos recursos asignados al sector y, por último, existen problemas en cuanto a política educacional, que se manifiesta en un gran déficit de cupos y en la rigidez del sistema educativo que impide su adaptabilidad a las necesidades de los alumnos. Esta situación conduce a una baja prosecución escolar y una cuantiosa deserción. (Piña y otros - 1977)

Además de los escasos ingresos económicos de los grupos socialmente marginados donde las posibilidades de selección de alimentos se encuentran limitados por la pobreza; existen otros factores que inciden en su estado nutricional, tales como la falta de conocimientos sobre el valor nutritivo de los alimentos, ciertos hábitos de compra donde aún en los casos en que hay buena disponibilidad, muy pocos saben escoger los más convenientes en valor nutritivo y la ignorancia de los métodos adecuados en su preparación, se hace necesario realizar una política de educación en nutrición en el país. (Aular y Quintana - 1975) Así, es obvia la importancia de la educación para lograr que el hombre modifique y valorice sus propios patrones y hábitos culturales, los cuales se han visto deformados, entre otras cosas por el inadecuado uso de los medios de comunicación social. (Aular y Quintana - 1975).

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