Politicas Ambientales

LAS POLÍTICAS AMBIENTALES INTERNACIONALES.

En los últimos años, cada vez están alcanzando más relevancia las políticas públicas encaminadas a un uso sostenible del medio ambiente y de los recursos naturales. Su objetivo teórico último es mejorar la calidad de vida de las personas, sin degradar o agotar la base física de materiales y energía sobre la que se asientan la vida humana y la del resto de seres vivos. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones que se plasman en multitud de políticas, protocolos y declaraciones, tanto de carácter nacional como internacional, en muchos casos concurren intereses que paralizan y/o frenan la consecución de estos objetivos. Es decir, existe una falta de coherencia entre los objetivos que se explicitan y los instrumentos que en última instancia se aplican para alcanzarlos.

II. DOS POLÍTICAS AMBIENTALES DE ÁMBITO MUNDIAL.

A continuación se analizan dos problemas ambientales de carácter global, así como las políticas desarrolladas activa o pasivamente a escala mundial para abordar su solución. Se pretende desvelar si las acciones o instrumentos puestos en marcha guardan coherencia con los objetivos establecidos, y en caso contrario determinar los intereses responsables de tal desviación.

II.1. El agotamiento de la capa de ozono.

La capa de ozono estratosférica bloquea buena parte de la radiación ultravioleta, impidiendo que llegue a la superficie terrestre. Sin embargo, el agotamiento de la misma como consecuencia principalmente de la producción de clorofluorocarbonos -CFC- con fines refrigerantes y propelentes, está generando dos daños significativos para los seres humanos. Con respecto a la salud, los efectos se relacionan con una mayor incidencia del cáncer de piel y de las enfermedades de los ojos. En cuanto a los alimentos, se esperan mayores costes de producción como consecuencia del impacto negativo que la radiación ultravioleta produce en el crecimiento de las plantas (Field, 1995, 508-510).

En 1978, conforme se iba constatando el problema, algunos países emprendieron acciones unilaterales y parciales: USA, Canadá, Suecia, Noruega y Dinamarca prohibieron los

CFC en aerosoles, pero no como refrigerantes. En 1987, bajo los auspicios de la ONU, 24 países firmaron el Protocolo de Montreal sobre las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono. En su revisión de 1990, se decidió eliminar completamente los CFC en el año 2000, así como crear un fondo para ayudar a su reducción en los países del Tercer Mundo.

II.2. El efecto invernadero.

Supone el incremento continuado y a largo plazo de la temperatura de la superficie terrestre, como consecuencia de la acumulación excesiva de los gases de invernadero. Desde la revolución industrial, la masiva utilización de energías fósiles emisoras de estos gases -carbón, petróleo, gas natural-, junto a la deforestación -los bosques y océanos tienen capacidad de absorberlos-, ha supuesto un aumento del 20% en el contenido de CO2 de la atmósfera. Las previsiones apuntan a que el calentamiento global del planeta dará lugar a una subida del nivel del mar -al derretirse parte de los glaciares y los casquetes polares-, así como a cambios meteorológicos en amplias regiones del mundo (Field, 1995, 516-521).

Las medidas para controlar y reducir el calentamiento global pasan tanto por la disminución de las emisiones de los gases de invernadero, como por el aumento de la absorción de CO2 por medios naturales. La primera de ellas exige mejorar la eficiencia energética, desplazándonos hacia tecnologías de producción, distribución y consumo que exijan cantidades de energía sensiblemente menores, además de sustituir energías fósiles por energías renovables.

La segunda requiere frenar e invertir el proceso de deforestación a escala mundial que se ha agravado en las últimas décadas.

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