Prescripción de antibióticos

PRESCRIPCIÓN DE ANTIBIOTICOS

Los antibióticos son sustancias químicas que inhiben el crecimiento de bacterias (bacteriostáticos) o matan bacterias (bactericidas). Son fármacos que se utilizan para tratar las infecciones bacterianas. Son ineficaces contra las infecciones víricas y la mayoría del resto de infecciones. Los antibióticos acaban con los microorganismos o detienen su reproducción, facilitando su eliminación por parte de las defensas naturales del organismo. El presente ensayo tiene como objetivo principal tratar el tema de prescripción de antibióticos por parte de profesionales de la salud, en este caso, odontólogos, así como también se hablará de su uso, ventajas, desventajas y mala práctica.

Los antibióticos representan la mayor parte de los medicamentos que recetan con mayor frecuencia por parte de los dentistas, aun siendo que hay diversas patologías que no necesitan de antibióticos para su tratamiento como la periodontitis periapical y pulpitis donde el tratamiento debe ser obturación, tratamiento de conductos o extracción de la pieza dental; el VSH-1 siendo que este es un virus y los antibióticos no actúan de ninguna manera contra infecciones virales, infección periapical aguda, alveolitis, hinchazón localizada, o afecciones periodontales inflamatorias crónicas que tampoco están indicadas para antibióticos.

Por otro lado, están las patologías que si requieren tratamiento con antibióticos como es el caso una infección oral que puede estar acompañada de temperatura corporal elevada y evidencia de linfoadenopatía y el trismus; celulitis facial que puede asociarse a disfagia, es una patología muy grave que debe ser tratada con antibióticos lo más rápido posible ya que existe la posibilidad de que la infección se propague a través de los vasos sanguíneos y linfáticos. De entre las lesiones bucales localizadas donde se debe prescribir antibióticos tenemos el absceso periodontal, la gingivitis ulcerativa necrosante aguda (GUNA) y la pericoronitis. 

Existen cuatro antibióticos que son recetados con mayor frecuencia por parte de los odontólogos, entre los que tenemos como antibiótico más popular la amoxicilina, seguido de penicilina V, metronidazol, y amoxicilina-clavulanato.

En terapia de corta duración con antibióticos se tienen diversas ventajas en las que podemos destacar su uso en niños, ya que el cumplimiento de los cursos habituales por parte de los niños es realmente deficiente, también se supera la concentración inhibitoria mínima, se evitan efectos secundarios de los antibióticos y la resistencia de las bacterias a los mismos, así como también hay una reducción de la frecuencia de la ingesta de estos.  Se proporciona mayor comodidad, un mejor cumplimiento y mejor tolerancia por parte del organismo. Por último, también se evita la reducción de la capacidad de la flora bucal para resistir una colonización por parte de microorganismos.

Para que un antibiótico sea considerado en una terapia de corta duración debe tener algunas características como lo son tener mecanismo de acción rápido y eficaz, actividad bactericida, no ser propensos a inducir resistencia por parte de las bacterias, debe penetrar fácilmente los tejidos, actividad contra bacterias no divisoras, evitar ser afectados por condiciones de infección adversas como un pH bajo, anaerobiosis, presencia de contenido purulento, entre otras; administración  y régimen de dosificación óptimos, por destacar algunas.  

Entre los antibióticos que se incluyen en una terapia de corta duración según el BNF, está la amoxicilina en una sola dosis 2 veces al día dando como resultado mayor tolerancia y comodidad, en dosis de 250 mg y 500 mg cada 8 horas, o uso de esta en dosis de 3 gr repitiendo después de 8 horas de la primera ingesta; co-amoxiclav en dosis de 375 mg a 625 mg cada 8 horas. En pacientes alérgicos a la penicilina se recomienda clindamicina con dosis de entre 150 y 450 mg cada 6 horas; Y por último metronidazol con dosis de 200 mg cada 8 horas durante 3-7 días dependiendo de la afección, en cuanto a farmacodinamia y farmacocinética es mejor la dosis de 250 mg cada 8 horas.

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