Sistema Inmune
caroline0717 de Marzo de 2015
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El sistema inmune es capaz de ejercer su acción protectora por medio de diferentes mecanismos. Éstos incluyen barreras físicas como piel y mucosas, moléculas circulantes como reactantes de fase aguda y sistema de complemento, células fagocíticas, células agresoras naturales, natural killer, y citocinas, como interferones y factor de necrosis tumoral. Todos estos mecanismos de defensa están presentes antes de la exposición a microorganismos infecciosos u otras macromoléculas extrañas, no aumentan por tales exposiciones y no discriminan entre la mayor parte de las sustancias extrañas. Estos son los componentes de la inmunidad natural (también llamada inespecífica o innata). Otros mecanismos de defensa son inducidos o estimulados por la exposición a sustancias extrañas, son específicos para distintas macromoléculas y aumentan en magnitud y capacidad defensiva con cada exposición sucesiva a una macromolécula en particular. Estos mecanismos constituyen la inmunidad específica o adquirida. Los principales elementos implicados son los linfocitos (B y T), las células presentadoras de antígeno (células dendríticas, macró- fagos, monocitos, etc.) y los anticuerpos o inmunoglobulinas producidos por los linfocitos B, así como el sistema de complemento y las citocinas, que van a organizar y coordinar el comportamiento de los componentes celulares. Hay sistemas, como el del complemento, que puede actuar tanto en la inmunidad natural como en la especí- fica, por eso la clasificación principal está basada en la naturaleza de los componentes que intervienen en el mecanismo, dividiendo el estudio en elementos humorales y celulares.
Un grupo de inmunólogos de la Universidad de Washington han descubierto una nueva forma en la que el organismo distingue sus propias células de las ajenas, de forma que puede destruir a los microbios sin dañarse a sí mismo. Las conclusiones de su estudio, que se publican esta semana en la última edición de la revista Science, indican una nueva visión de las enfermedades autoinmunes y del cáncer de ovarios.
Como los miembros de un ejército, las células que eliminan a las bacterias dañinas y parásitos, deben reconocer a los invasores de forma que no destruyan a sus colegas en los ataques. Hasta ahora, los científicos pensaban que sólo las células inmunes llamadas “células asesinas naturales” podían hacer este tipo de maniobras. Estas células escanean a otras células para una especie de control o identificación de seguridad, llamado clase MHC. Cuando esta identificación no se encuentra o está alterada, la célula atacante resulta destruída.
Pero los investigadores de la Universidad de Washington, en Saint Louis (EE.UU.) han descubierto que unas células llamadas macrófagos, que se comen a los microbios y a las células lesionadas, también pueden distinguir a los suyos de los demás. En lugar de basarse en la identificación de MHC de la clase I, estas células reconocen a una proteína de la superficie celular llamada CD47.
“Lo interesante del sistema CD47 es que un macrófago con un solo receptor puede discriminar entre ella y un cuerpo foráneo. Si encuentra una partícula con CD47 la reconoce, pero si ésta carece de la identificación CD47, sabe que se trata de un cuerpo extraño y potencialmente peligroso”, dice el doctor Per-Arne Oldengorb, principal autor del artículo publicado.
“Hasta ahora, nuestro entendimiento de cómo el sistema inmue distinguía la diferentecia entre lo propio y lo extraño se ha basado en el dogma de que tan sólo la interacción entre las células naturales asesinas y la clase I de MHC era importante. Nuestras conclusiones desafían este dogma al demostrar que las propias células del organismo pueden ser representadas por CD47 y el macrófago –un componente mucho más básico del sistema defensivo del organismo– sabe distinguir”, indican los
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