Sustentabilidad
mirisarq26 de Mayo de 2013
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Sustentabilidad en la arquitectura y la ciudad
Kathleen Busby
Traducido por Rocío González de Arce
Por su propia naturaleza, el Desarrollo Sustentable es un concepto interdisciplinario (Abdullah, 751). En general, alude a un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para cubrir sus propias necesidades. Esta definición, desarrollada por la Comisión Bruntland de las Naciones Unidas en 1987, comienza a definir la naturaleza integral del concepto (Guerrero, 80). Es integral en cuanto a que es una estrategia que existe para producir los procesos económicos, sociales, políticos, ideológicos, ecológicos y ambientales que la constituyen. Estos procesos son interdependientes y están interrelacionados. Juntos deben garantizar que las futuras generaciones no sean privadas de las necesidades vitales de un modo que no exceda la “capacidad de carga” de los ecosistemas actuales. La capacidad de carga se refiere a la capacidad finita de los recursos de la tierra y del ambiente para sustentar la vida, en particular la vida animal (Portney, 5).
La sustentabilidad, como un concepto por derecho propio, no alcanzó la aceptación popular sino hasta que los medios de comunicación lo retomaron después de la Cumbre Mundial del Medio Ambiente de Río de Janeiro en 1992 (Ruano, 7). Valorar si una ciudad es o no sustentable es una tarea ardua y compleja. El consenso mundial sugiere que los indicadores sustentables son el mejor medio para saber si se esta yendo en la dirección correcta. Estos indicadores también pueden ayudarnos en la determinación de estrategias de planeación y diseño dentro de sus contextos urbanos.
La N-AERUS (la Red de Investigadores Europeos sobre Urbanización en el Sur), apunta que las ciudades son “sistemas completos” (Milián, 11). Se les describe como asociaciones multiculturales caracterizadas por constantes conflictos. Las ciudades del sur pueden incluso tener cualidades particulares que pueden ser provechosas en la búsqueda de la sustentabilidad. Ciertos modos de vida y economías presentes en muchas ciudades sureñas pueden ser optimistas en términos de la ecología, puesto que utilizan menos energía y recursos. Mientras crecen en número y población, estas ciudades son agregaciones de dinamismo y constante desarrollo socio-económico. Las ciudades latinoamericanas constituyen una gran promesa para la planeación sustentable y para una más equitativa distribución de los recursos. Sin embargo, tal propuesta deberá tomar en cuenta la extrema complejidad de los problemas de interés.
Dentro de la ciudad latinoamericana contemporánea existe un importante y rápido crecimiento, diversidad cultural y movilidad, junto con abundancia de construcciones, tipologías y herencia histórica. Estas culturas dinámicas y complejas se dirigen hacia estudios extremadamente desafiantes en cuanto a su sustentabilidad y capacidad para el desarrollo humano a largo plazo. Los indicadores de sustentabilidad incluyen deficiencias crecientes en los servicios básicos, merma de los ecosistemas locales, susceptibilidad social y una creciente segregación social y funcional. Numerosas ciudades latinoamericanas experimentan más de una de estas intricadas “problemáticas duras”. Aún hay esperanza. De acuerdo con Guadalupe Millán Ávila, estas formas arquitectónicas e infraestructurales urbano-territoriales poseen una sorprendente capacidad para participar en procesos de adaptación, rehabilitación y reciclado (Millán, 10).
En México el Ordenamiento Ecológico Territorial (OET) es el canal fundamental para la aplicación de la legislación ambiental (Borja, 15). A través de este instrumento somos capaces de estandarizar los usos de la tierra y las actividades productivas de acuerdo con la “capacidad de carga” del territorio. El OET actúa como un marco de referencia viable para evaluación del impacto ambiental, con el fin de apoyar el desarrollo sustentable y salvaguardar los recursos naturales.
En el caso del escenario ideal, la planeación estratégica y los proyectos urbanos, el diseño urbano sustentable, podría permitirnos “celebrar y crear la capacidad de las comunidades y de sistemas urbanos más amplios para minimizar su impacto en el ambiente, en un esfuerzo por crear lugares que perduren” (Kazimee, 31). Esto podría incluir a la ecología humana, la conservación de la energía, la conservación de la tierra y los recursos, y la calidad del aire y el agua entre las necesidades sociales y económicas.
Evidentemente, el tema de la sustentabilidad tiene una dimensión global pero hay reside una relación recíproca entre el nivel local y el global. Esto nos lleva a considerar también las estrategias de sustentabilidad con una perspectiva regional. El concepto de sustentabilidad puede vincularse con la idea de comunidad (Portney, 10). El concepto de comunidades sustentables podría ser más efectivo al dar cuenta del gran número y variedad de los impactos ambientales e interpersonales resultantes del crecimiento económico.
En América Latina, las tasas de urbanización constantemente en aumento, además de los patrones de consumo no sustentables, revelan una crisis urbana que requiere de una consideración compleja. Aparentemente, este es un problema que puede ser abordado utilizando el pensamiento complejo por medio de los muchos actores involucrados: consumidores, elaboradores de políticas, minoristas, y otros inversionistas, incontables organizaciones comunitarias, de consumo, gubernamentales y no gubernamentales, ambientales y sociales, entre otros. La redirección de los patrones de organización y consumo actuales hacia una tendencia mucha más sustentable, requiere sin duda el apoyo de todos los sectores de la sociedad. Una aproximación para abordar estos complejos problemas desde un punto de vista “local” es, tal vez, el único camino factible.
La Planeación Estratégica, como se describe en este curso, es un modo organizado de manejar el cambio con el fin de crear el mejor futuro posible para una ciudad. Como con cualquier otra estrategia, requiere de la coordinación de diferentes sectores. A través de la creatividad, la planeación puede establecer un sistema de toma de decisiones en continua marcha. Ésta debe funcionar para tener en cuenta riesgos, reconocer direcciones de acción y sacar conclusiones en base a resultados. Este proceso debe permanecer participativo en su totalidad, incluyendo a los miembros de todos los sectores interesados. El proceso de planeación estratégica considera el futuro, es flexible y trabaja teniendo en cuenta la complejidad del sistema urbano, principios económicos básicos y la necesidad de actuar.
Las estrategias se desarrollan a través de la identificación de temas críticos, del desarrollo de objetivos y de la ejecución de estrategias encaminadas a la satisfacción de las metas establecidas. La Planeación Estratégica intenta cubrir los principios de sustentabilidad asegurando que los objetivos alcanzados sean longevos y tengan la capacidad para perdurar en el futuro.
Como se describe en este curso, el sistema de toma de decisiones estratégico se centra en procedimientos que se construyen sobre fortalezas, hacen uso de las oportunidades, enmiendan las debilidades y mitigan las amenazas, de acuerdo con el esquema del FODA.
MANEJO URBANO
La descentralización de las funciones y responsabilidades del gobierno local es una tendencia en curso en las ciudades latinoamericanas. Los cambios en las estructuras operantes han sido implementados en varios niveles. En México los “municipios” locales han desarrollado programas de modernización innovadores con el objetivo de incrementar su aptitud para actuar mediante el fortalecimiento de sus instituciones desde su interior (Jordan, 44). Estos esquemas buscan dirigir la eficiente administración de la vivienda, la infraestructura y los servicios. El reenfoque de los procesos de decisión democrática y las subsecuentes más efectivas estrategias de organización/coordinación, influirán sin duda en el establecimiento de metas, la planeación y los métodos de ejecución.
Esto requiere de acciones de apoyo externo para desarrollar un esquema de manejo urbano adecuado. Esto podría incluir, por ejemplo, recursos para capacitar a los especialistas municipales y fomentar el diálogo local. El diálogo local es esencial para que las autoridades puedan mantener un conocimiento consistente en el cual basar el diseño y la implementación de políticas (Falkena, 644). El proceso participativo permite generar consensos y más a menudo entonces no conlleva al mayor interés comunitario y a la dedicación de la causa de acción. La transparencia dentro del proceso de toma de decisiones lleva a una mayor confianza en el sistema y fomenta desarrollos futuros. La reintroducción de las actividades políticas a nivel local, posiblemente traerá consigo la estimulación concurrente de las economías informales y formales de varias actividades regionales, incluyendo a la iniciativa privada.
Como se describió en el curso, los sistemas son una representación de la realidad que puede ser examinada como un todo. Podemos entender la ciudad y sus incontables procesos como sistemas variados. Como se discutió anteriormente, la ciudad y sus procesos están intricadamente integrados en una forma que podemos describir como compleja. Las muchas relaciones y diálogos entre cada una de estas organizaciones hace imposible considerar un problema aislado de los demás, particularmente en el proceso de toma de decisiones.
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