TLC COLOMBIA- SUIZA

En una comunidad el factor fundamental para su desarrollo y progreso son las personas que conforman el conglomerado social, pero no entendidas estas como seres humanos independientes y pasivos, sino como un grupo de personas comprometidas con una causa, un objetivo que es tanto para beneficio personal como general.

Es cierto que en nuestras comunidades Latinoamericanas la pobreza es una constante social, y esto se puede ver evidenciado en la carencia de empleo y en la falta de oportunidades para la comunidad productiva, esta situación constituye un verdadero problema, pero lo importante no es aprender a convivir con este flagelo social, sino erradicarlo. En Colombia en muchas ocasiones la pobreza no solo es sinónimo de carencia material, sino también radica en la falta de interacción social en la búsqueda de soluciones a las crisis, pero de esto la comunidad no es del todo culpable, puesto que debido a la insuficiente orientación y educación en materia económica y a la falta de políticas gubernamentales que apoyen la iniciativa de nuevos medios que favorezcan la generación de fuentes de empleo, muchos de los habitantes de una población se convierten en seres pasivos, tal vez con la esperanza de que llegue una oportunidad para ellos y para sus familias, pero en el mundo actual esta perspectiva es obsoleta, puesto que cada vez nuestra población aumenta y nuestros recursos naturales escasean debido a nuestra indiscriminada utilización y a una mala administración, es por esto que toda la comunidad debe poner de su parte, puesto que cada persona está llena de capacidades y si estas son aplicadas mancomunadamente, es un paso contributivo al desarrollo y a la sostenibilidad socioeconómica. Un forma que favorece esta estabilidad socioeconómica, son los Tratados De Libre Comercio, tal y como es el caso del Tratado de Libre Comercio, suscrito entre Colombia y Suiza, entre otros países, donde el objetivo fundamental es el intercambio de bienes y servicios de una forma libre, haciendo cada vez más amplio el panorama comercial y el desarrollo social.

El Tratado de Libre Comercio con Suiza, según el Gobierno colombiano, representa una oportunidad inigualable para que los empresarios nacionales amplíen sus mercados de destino, hacia un país como Suiza, cuenta con un aproximado de ocho millones de consumidores, cuya capacidad de compra es según los análisis económicos de 47.000 dólares anuales.

El primero de Julio de 2011 fue la fecha en que se cerraron las negociaciones en un acto simbólico, teniendo como representantes de ambos países: el Ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Sergio Díaz-Granados, y el embajador Suizo en Colombia, Didier Pfirter. El Tratado de Libre Comercio es un hecho significativo para Colombia debido a que se trata del primer convenio vigente con una economía desarrollada.

Colombia busca vincular a su aparato productivo a los inversionistas Suizos, pues esto se traducirá en generación de empleo y transferencia de tecnología. Con la apertura comercial y la globalización, la transferencia de tecnología juega un papel fundamental, pues esta hace referencia al proceso de comercialización, donde se busca la satisfacción de necesidades y por lo tanto se da el traslado de la tecnología de un entorno social a otro. Cabe establecer que el comercio ayuda a difundir los conocimientos que contribuyen a la productividad, favoreciendo la rotación y la innovación. Con la transferencia de tecnología, se logra un mayor acceso a los mercados, lo cual es una oportunidad para que los países en desarrollo más pobres aprovechen el comercio con fines de desarrollo y alivio de la pobreza.

Son múltiples las oportunidades que Colombia tiene para acordar un tratado de libre comercio con Suiza, por ejemplo Colombia tiene la capacidad de exportar frutas tropicales frescas, secas y congeladas, entre otras: mango, maracuyá y uchuva procesada; además, vegetales enlatados, mermeladas y jaleas, verduras en conserva, hierbas y especias

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