Discurso sobre la contaminación
berthorDocumentos de Investigación27 de Octubre de 2025
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Discurso sobre la contaminación
Introducción
Buenos días, queridos compañeros. Quiero empezar con una pregunta: ¿alguna vez han pensado en la calidad del aire que respiran al salir de casa, o en el agua que beben en la escuela? A simple vista no lo notamos, pero la contaminación está presente en cada aspecto de nuestra vida diaria. Este enemigo invisible afecta nuestra salud, el entorno que nos rodea e incluso el futuro del planeta. Hoy hablaremos sobre qué es la contaminación, por qué ocurre y cómo nos afecta, con ejemplos muy cercanos a nuestra rutina como estudiantes.
Imaginemos por un momento llegar a la escuela y no ver a lo lejos el azul del cielo, sino una nube gris de humo; o que al querer beber agua fresca en la cafetería, nos enteremos de que esa agua podría no ser tan pura. Estas realidades ya ocurren en muchas partes del mundo. Sin embargo, no todo está perdido: al entender el problema podremos buscar soluciones y cada uno de nosotros puede hacer algo.
Desarrollo
Los principales tipos de contaminación que existen son varios: la contaminación del aire, del agua, del suelo, la contaminación acústica (ruidos molestos) y la contaminación lumínica. Cada una tiene causas distintas, pero todas comparten consecuencias negativas para la vida, la salud y el planeta. A continuación, describimos brevemente cada una con ejemplos de nuestra vida cotidiana.
Todas estas formas de contaminación tienen causas comunes: el consumo excesivo de recursos, la mala gestión de residuos y la falta de conciencia. Causas como el uso diario del coche, el no reciclar los residuos que generamos, el derrame de combustibles o la quema de basura solo empeoran la situación. Si en nuestra escuela o comunidad no se separa la basura (papel, plástico, orgánicos), todo termina mezclado, y la mayoría acaba en el mismo tiradero o, peor aún, en la calle o el mar. Todo hábito cotidiano cuenta: desde dejar la llave del agua abierta mientras te cepillas los dientes hasta no apagar las luces al salir del salón, son pequeñas actitudes que suman.
Ejemplos cercanos a nuestra vida cotidiana: En el recreo, muchos alumnos compramos bebidas o snacks envasados en plástico y los dejamos alrededor del salón. Esos envoltorios pueden terminar en el suelo o incluso dentro de una coladera, contaminando. Otro ejemplo: la ciudad donde vivimos puede tener vehículos viejos o mucha fábrica, provocando que al llegar a la salida de la escuela veamos el horizonte lleno de humo. O pensemos en nuestros hogares: quizá se usa gasolina para ir a la escuela en carro, o se descargan detergentes en el fregadero al lavar la ropa. Todo eso afecta la contaminación del aire y del agua. Incluso la forma en que celebramos algo divertido puede generar ruido excesivo o basura (como reuniones en donde se usan globos de plástico, petardos o se deja mucha comida desechada). Estos detalles nos muestran que el problema está cerca de nosotros.
En conjunto, todas estas contaminaciones generan consecuencias muy serias. A nivel de salud, como ya mencionamos, sufrimos de alergias, enfermedades respiratorias, dolor de cabeza o estrés. A nivel global, provocan fenómenos climáticos extremos: inundaciones fuertes, periodos de sequía, olas de calor o tormentas más intensas. Un dato preocupante es que la contaminación ambiental incrementa el riesgo de sufrir cáncer, problemas cardíacos o incluso afectar a los embarazos y bebés en desarrollo. Además, muchos animales y plantas están en peligro de desaparecer debido a estos daños. Nosotros como jóvenes podríamos ver ahora tormentas más comunes o ver cómo desaparecen especies de fauna que antes veíamos en México (como ciertas aves migratorias).
Sin embargo, aunque el panorama parezca complicado, el hecho de entender estas causas y consecuencias nos da esperanza: podemos actuar.
Conclusión
En resumen, la contaminación es un problema grave que toca nuestras vidas todos los días: del aire que respiramos, el agua que bebemos y la tierra en la que vivimos. Pero la buena noticia es que cada uno de nosotros puede ayudar a combatirla con acciones concretas. Imaginemos por un momento cómo sería nuestra ciudad o comunidad si todos pusiéramos de nuestra parte: un cielo más azul, un río más limpio y un ambiente más sano para jugar y estudiar. Para lograrlo, cada estudiante puede empezar desde ya con cambios sencillos y efectivos, por ejemplo:
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