REFLEXION CUENTO CORTAZAR
Federico PierroDocumentos de Investigación11 de Noviembre de 2020
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Si bien el cuento fue publicado en el año 1966, su temática se puede entender como una clara metáfora de lo actual (Situación de pandemia/cuarentena). Lo que puedo reflexionar, luego de haber leído la historia y algunos análisis de la misma, es que en toda situación difícil, límite/de crisis “se ven realmente a las personas”, “cómo son”: sus esencias, sus virtudes (generosidad, solidaridad, empatía), sus inteligencias, sus capacidades y habilidades, sus miserias.
Generalmente, en las situaciones críticas (Sea un embotellamiento o una pandemia), surge una idea de “todos juntos”, un sentimiento de hermandad, un sentido de pertenencia (compartir una misma situación grave) que se vuelca en un objetivo compartido, en común: “salir del problema”. En ese deseo de resolución, de “atravesar la tormenta”, nos damos cuenta que somos seres sociales, que necesitamos relacionarnos, que necesitamos de un otro. El problema es que muchas veces resuelto el problema, valga la redundancia, en vez de transformarnos/resignificarnos y ser mejores seres humanos, nos olvidamos de lo aprendido y nos comportamos como en el final del cuento: “como autos desconocidos donde ninguno sabe nada del otro y donde todos miran hacia adelante y nada más que hacia adelante” (el individualismo mismo). El cuento y el contexto actual que nos toca vivir ponen en evidencia lo alienadas que estamos las personas y como a veces es necesario un hecho casi “sobrenatural” para que salgamos de nuestros cotidianos y empecemos a ver al otro, un “otro” no entendido como un prójimo (próximo) sino como un lejano. Como dice el filósofo contemporáneo Darío sztajnszrajber es fácil ayudar al cercano, al vecino, al que amo. El desafío está en ayudar y crear lazos comunitarios con el lejano, el extranjero, el desconocido, el anónimo.
Otro concepto relevante del cuento y del contexto que nos toca vivir hoy es el tema del Tiempo, la noción del tiempo, su artificialidad, su construcción sus limites (El antes y el después que no existen). Muchas veces, cuando surgen escenarios caóticos/ inusuales/ sorpresivos/, repito, como un embotellamiento o como una pandemia, creemos que son solo un paréntesis en nuestra vida y nos cuesta entender que ese “paréntesis”/presente también es la vida. Estamos muy acostumbrados a concebir la vida como una rutina laboral y productiva que conlleva determinadas relaciones y vínculos y todo lo que esté por fuera de eso es una especie de “congelamiento del tiempo”. En el cuento se ve muy claro que el tiempo es algo manipulable y construido: Solo basta con mencionar que los personajes buscan un consenso y deciden no mover sus autos por determinadas horas para poder dormir. Seguramente ese tiempo de descanso no coincide con el tiempo destinado en las “vidas pasadas” de cada personaje. Hoy en el contexto que vivimos, sucede lo mismo, aquella persona que se acostaba a las 23hs y se levantaba a las 6am para salir de su casa tomar el bondi y llegar a su trabajo a las 8:30hs, hoy trabaja desde su casa y se ve obligada a modificar la rutina de su tiempo. Todo se torna incierto y “desordenado” como en el cuento: Todo sucede en cualquier momento, sin horarios previsibles. De hecho, la misma dificultad que tienen los personajes de la historia para fijar coordenadas temporales, las tienen los lectores. No se sabe bien cuanto tiempo pasó entre hecho y hecho y cuando suceden las cosas.
Otra idea a destacar del cuento es la idea del “anonimato”. En el relato no importa tanto los nombres de los personajes y sus historias sino la situación, el hecho colectivo, el mensaje de que “esto le puede pasar a cualquiera”.
Vale mencionar como cierre, una anécdota que leí por ahí que decía que Cortazar, luego de escribir el cuento se vio sometido en un embotellamiento real en Francia. Allí observó que el mecanismo era el mismo que el que había imaginado en el cuento, por lo que, la ficción se relaciona estrechamente con su realidad, y como mencioné al principo, con nuestra realidad: con la pandemia, la cuarentena. Otra vez, lo inactual, lo “extramporaneo”, lo atemporal. No hay antes y después, la vida es hoy.
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