ARMAS Y CRIMENES

ARMAS Y CRIMENES

Crímenes perfectos.

“…Me parece que soy de la quinta que vio el mundial 78,

Me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor.

La moneda cayó por el lado de la soledad, otra vez.

No me lastimes con tus crímenes perfectos, mientras la gente indiferente se da cuenta

De vez en cuando, solamente sale afuera la pena real....” (Calamaro, Andrés. 1997)

Influenciando a iconos culturales como Crímenes Perfectos, la novela corta Cambio de Armas de Luisa Valenzuela narra en una mirada superficial una historia de amor, o mejor, de desamor que se desata con culpas, secretos, dolor y soledad. Pero también, esta refleja una metáfora de la atroz realidad que vivieron unas aproximadas 40.000 familias de las personas desaparecidas y/o violentadas por las Fuerzas de Seguridad durante la dictadura de Videla.

Entre otras, la crítica directa de la autora hacia aquella indiferencia generada por el miedo y reflejada en hechos como el “El mundial del 78” sumerge a la sociedad Argentina en el olvido del individuo o individua por los otros, utilizando a “la llamada Laura” como el ejemplo del problema sobre el olvido, tal vez por voluntad, por miedo al dolor de sus recuerdos y lo que pueden hacer de ella.

En esa “oscura noche” del territorio argentino, el miedo que invadía al pueblo sometía las pocas voces que quedaban, los antiperonistas cuestionaban en silencio si el antiguo régimen era peor que ese , y el poder arrebataba cada vez más la poca cordura que quedaba de las desapariciones era envenenada por la agonía del olvido y la duda. La gente desaparecida parecía un delirio de las familias, su nombre no estaba, su cuerpo tampoco, era como si nunca hubiera existido. Las preguntas de ¿Por qué lo llevaron?, ¿Quiénes lo llevaron? y ¿A dónde lo llevaron? eran ignoradas o respondidas vagamente con un “No está registrado”, entonces aparecía el dolor.

Faltaban preguntas porque faltaban hechos, había un secreto que todos sabían, un culpable que todos conocían. Nadie sabía qué pasaba con ellos, ya después se entendió que los desaparecidos y desaparecidas atentaban la “estabilidad del Orden”. Cuando este se acabó, la luz lastimaba los ojos de Argentina, “Los vuelos de la muerte”, los asesinatos selectivos y el secuestro de los hijos de desaparecidos llegaron a ese “Ella no va a volver” (Calamaro, A.1997) que rompió con la sumisión, aquellas fotos en la mesita se habían acabado. (Cordones-Cook, J. 1991.)

Quien dispara el revólver es ese lado de Laura que quiere acabar con Roque, esa Argentina que recuerda, que buscan un cambio. Aquel Grafiti de Cortázar, aquella imagen de Núñez en los campos de concentración

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