ASOCIACIONISMO

ASOCIACIONISMO

El asociacionismo establece que en la vida mental los estados o contenidos mentales se enlazan unos con otros, de modo que, como sucede con la memoria, la aparición de uno determina la presencia de otro con el que hemos de suponer que esta enlazado. El asociacionismo es empirista: pues los objetos concretos, al entrar en contacto con la sensibilidad del sujeto, dejan huellas que, asociadas o enlazadas, forman otras huellas más complejas y estas determinan la continua vida mental que se manifiesta en su reflexión. La aspiración del asociacionismo consiste en explicar de un modo asociacionista la experiencia consciente; y por otra parte el problema del asociacionismo está en dar explicaciones al cuerpo teórico de una ciencia deductiva (Carpintero, Helio. 1998).

La psicología asociacionista es, en general, atomista. Los átomos de la vida mental proceden de la experiencia, de las cosas que son concretas sobre la subjetividad, y sobre la mente. Los empiristas interpretan a la mente como una tabla rasa, sobre la cual los sentidos van dejando huella. Los átomos psíquicos son las sensaciones y las huellas, que quedan en el sujeto, con las cuales la mente construye poco a poco el tejido de la experiencia en interacción con la realidad objetiva (Carpintero, Helio. 1998).

Leyes de la asociación de ideas

Aristóteles pensaba que el hombre puede llegar a recordar algo exitosamente, ya que las ideas tienden a formar series lógicas, en cadenas deductivas, pero estas sin en cambio son empíricas, y Aristóteles las explico atribuyéndolas a una triple influencia posible: la semejanza, el contraste o la contrariedad y la contigüidad entre representaciones. Con esto quiere decir que en todos esos casos existe una relación funcional entre dos estados mentales. Cuando un estado B se presenta siguiendo a otro A anterior, se puede afirmar que la presencia de B depende de la presencia de A; podemos expresarlo así:

Estado B = f (estado A)

La explicación de esta funcionalidad es, según los casos, la existencia de una semejanza, una oposición, un contraste, o bien a simple contigüidad entre ambos estados. Podemos explicar que el hecho de que, después de pensar en A debemos de pensar en B mediante una de estas tres razones: porque B se parece a A, o porque es lo puesto a A, o bien ya sea porque A y B se dieron juntas en alguna experiencia. Estas leyes son un gran avance para la psicología pues representan las primeras relaciones funcionales descubiertas en la vida mental, las cuales permiten la explicación de los fenómenos (Carpintero, Helio. 1998).

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