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Ama Y No Sufras

96092211 de Junio de 2014

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Ama y No Sufras

Walter Riso

Contenido

Prólogo 2

Introducción 4

Primera parte: Eros El amor que duele 8

Capítulo 1. La naturaleza desbordada de eros: el enamoramiento 11

Para no sufrir. 14

Capítulo 2. Amor y deseo: el eros imprescindible 18

Para no sufrir 25

Capítulo 3. Enamoramiento y atracción: . ¿Qué nos seduce? 28

Para no sufrir 33

Capítulo 4. La patología del amor erótico 36

Para no sufrir 44

Segunda parte: Philia

De la manía a la simpatía 46

Capítulo 5. Philia y amor cortés: un breve repaso histórico 49

Capítulo 6. La amistad amorosa: el núcleo vivo de la relación 51

Para no sufrir 54

Capítulo 7. ¿Qué define una buena amistad de pareja? 56

Para no sufrir 66

Tercera parte: Ágape

De la simpatía a la compasión 70

Capítulo 8. Dulzura y no violencia 74

Para no hacer sufrir 78

Capítulo 9. El dolor que nos une 80

Para no sufrir ni hacer sufrir 85

Epílogo 86

Prólogo

Al escribir este prólogo le daré a la palabra el significado que nos brinda el Diccionario de la Lengua

Española: "Discurso antepuesto al cuerpo de la obra en un libro de cualquier clase, para dar noticia al

lector del fin de la misma obra o para hacerle cualquier otra advertencia".

Sin embargo, resulta ser que las palabras tienen un sentido. En este caso desearía que dicho "sentido"

tuviera más importancia que el significado.

Las palabras de Walter Risa, reunidas en el texto Ama y no sufras resuenan en mí de una manera

especial. Hacen que a mi corazón y a mi memoria acudan viejos sentimientos, ideas una vez

defendidas con el transcurso de los años, aunque ya casi olvidadas, y hace que se revivan

conocimientos, aparezcan dudas y se reafirmen conceptos. Lo que Walter Riso dice en este libro

resuena en mi como una voz nueva y antigua a la vez, en ocasiones diferente pero de todas maneras

como una voz hermana. Sus palabras trajeron a mi memoria un episodio olvidado hasta ahora.

Todo había comenzado en un paseo de adolescentes. Llegamos en la madrugada más allá de los cerros que rodean la ciudad. Éramos un grupo bullicioso, escandaloso y alegre, fingiendo seguridad y cinismo, aunque la mayoría nos encontrábamos angustiados por la apariencia de la ropa deportiva apenas estrenada, la capacidad para trepar o saltar obstáculos, y con el temor oculto de no lograr un "levante" o el miedo a los comentarios posteriores a las conductas y logros alcanzados en el paseo. La maravillosa salida del sol, la frescura del aire, el estallido de la naturaleza alrededor en pleno esplendor, el fuego de la hoguera levantada, el avistar un oso (avistamiento que todavía no sabemos si fue real o imaginario) nos embargó en una sensación de bienestar y alegría para toda la jornada. Atrás quedaron las inseguridades y las dudas.

Eso fue así. Pero lo que, pensándolo ahora, contribuyó a producir la más cálida sensación del día fue la presencia de una pareja que había empezado a amarse desde hacía sólo un mes. Irradiaban algo físico, tierno, amable y cuidadoso: eros, philia y ágape, tal como se expresan en el texto que nos ocupa, palabras y significados que por ese entonces desconocíamos. No obstante, algo oscureció .al final la luminosa jornada: la enamorada al despedirse irrumpió en llanto, en un verdadero mar de lágrimas salido desde adentro, veraz, pasional y contagioso. ¿Por qué el llanto? ¿Por qué el dolor? Ella respondió: "Esto es tan maravilloso que no puede durar, se acabará". La tranquilizamos como, nos fue posible.

Sin embargo, pese a nuestros buenos augurios, después de un tiempo sus temores se hicieron realidad. Retornaron las lágrimas, se instaló el dolor, el rencor, la desilusión total. El amor había terminado, fue el "nunca más", el "maldita sea", la amargura.¡Paradójicamente la mujer había tenido razón, había muerto lo maravilloso, la sorpresa, el deslumbramiento, la pasión y la novedad se habían ido para siempre.

De manera consciente o inconsciente concebimos el amor desde la perfección, lo creemos permanente y no admitimos que pueda transformarse.

Esta historia se hace doblemente triste cuando pensamos que ese afecto hubiera podido salvarse del desamor y crecer en sabiduría y madurez, si alguien hubiera podido transmitirles un mensaje más completo y realista sobre el amor, tal como lo hace Ama y no sufras.

El texto crea un espacio de reflexión acerca de las dimensiones básicas del amor, cómo experimentado y gozarlo, cómo hacerlo perdurable y afrontar el sufrimiento, si .éste apareciera.

Pese a lo anterior, y conociendo lo vasto que es el campo del amor, sé que el autor no ha pretendido jamás

agotar el tema en su texto. En su contenido, jugoso como lo. es en su totalidad, hay un aspecto que a mi manera de ver 'tiene una enorme importancia para el lector, y es el abordaje de "los tres amores con que amamos": eros, philia y ágape, porque no sólo enseña y nos conduce a una versión sana del

afecto, sino que finalmente nos permite aprender a "aprender el amor".

El libro está expresado de manera seria, rigurosa e ilustrada, sin concesiones a lo estrictamente literario, con quizás un involuntario aire poético, y, lo más importante, con claridad y sencillez, tan difícil de alcanzar, fruto de la sabiduría y el deseo genuino de comunicarse con los demás.

En buena hora nos llega este material que nos habla sobre el amor y su importancia, y sobre la posibilidad de no sufrir y aliviar el dolor del corazón. Sea Ama y no sufras bienvenido y bien hallado.

DOCTORA CECILIA CARDINAL DE MARTÍN

Médica y educadora sexual.

Introducción

Se sufre demasiado por amor, ésa es la verdad. Incluso los que se vanaglorian de estar perfectamente acoplados a su pareja, en lo más recóndito de su ser a veces albergan dudas, inseguridades o pequeños miedos anticipatorios respecto a su futuro afectivo. Nunca se sabe... ¿Quién no ha sufrido alguna vez por estar con la persona equivocada, por sentir un bajón en el deseo o simplemente por la caricia que nunca llegó? No hay nada más hipersensible que el amor, nada más arrebatador, nada más vital. Renunciar a él es vivir menos o no vivir.

El amor es múltiple. La experiencia afectiva está conformada por un conjunto de variables que se entrelazan de manera compleja. Sin lugar a dudas, sentir el amor es más fácil que explicarlo porque nadie nos ha educado para amar y ser amados, al menos de manera explícita. El afecto, en casi todas sus formas, nos embiste y trasciende. Se me dirá que el amor no es para "entenderlo" sino para sentirlo y disfrutado y que el romanticismo no soporta ningún tipo de lógica: nada más erróneo. La actitud sentimentalista, además de ingenua, es peligrosa, ya que una de las principales causas del "mal de amores" nace precisamente de las creencias irracionales y poco realistas que hemos elaborado sobre el afecto a lo largo de nuestra vida. Las concepciones erróneas del amor son una de las principales fuentes de sufrimiento afectivo.

¿Racionalizar el amor?: así es, no demasiado, solamente lo necesario para no intoxicarnos. Amor deseado (principio del placer) y amor pensado (principio de realidad), lo uno y lo otro, razón y emoción en cantidades adecuadas. Al amor no solo hay que degustarlo sino incorporado a nuestro sistema de creencias y valores. Se trata de incrementar el "cociente amoroso" y ligar el corazón a la mente de tal manera que podamos canalizar saludablemente el sentimiento. Dicho de otra forma: hay que ordenar y regular el amor para hacerlo más amigable y próximo a las neuronas. No hablo de restringido o cortarle las alas, sino de enseñar le a volar.

¿Qué queremos decir cuando hablamos de amor o cuando decimos que estamos enamorados? Utilizamos como sinónimos de amor un sinnúmero de palabras que no significan lo mismo: pasión, ternura, amistad, erotismo, apego, enamoramiento, simpatía, afecto, compasión, deseo y expresiones por el estilo. No hemos podido precisar qué es el amor ni unificar su terminología. Para algunos, amar es sentir pasión, para otros, amor y amistad son la misma cosa, y no pocos asocian el amor a la compasión o a la entrega total y desinteresada. Pero, ¿quién tiene razón? ¿Los que defienden el sexo, los que prefieren el compañerismo o los que piensan que el verdadero amor es un hecho espiritual?

De acuerdo con los filósofos Comte-Sponville y Gution, entre otros, pienso que el amor podría estudiarse mejor a partir de tres dimensiones básicas. Guando estos elementos logran acoplarse de manera adecuada, decimos que estamos en presencia de un amor unificado y funcional. De acuerdo con sus raíces griegas, los nombres que reciben estos tres "amores" son: eros (el amor que toma y se satisface), phília (el amor que comparte y se alegra) y ágape (el amor que da y se compadece).

Hace algunos años, en otra publicación, propuse una estructura tripartita similar del amor: amor Tipo I (más emocional) referido al enamoramiento, Tipo II (más cognitivo/racional) referido al amor conyugal y Tipo III (más biológico) relacionado con el amor maternal. Sin embargo, la nueva clasificación arriba propuesta es más completa y rica en conceptos, más aplicable a la vida práctica y más sustentada.

Un amor completo, sano y gratifican te, que nos acerque más

...

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