Amor

¿Alguna vez te has sentido invisible? En Ghost Girl de Tonya Hurley, hay veces que en nuestra vida nos sentimos invisibles, ¿porqué?, siempre tenemos una etapa en nuestra vida donde nos sentimos rechazados socialmente, o porque no seguimos los estándares de moda u otro tipo de cosas que “debes” de hacer para que en tu entorno te acepten, pero eso no es todo… ¿Qué sentirías si literalmente fueras un fantasma?

En esta novela, la protagonista Charlotte Usher se siente así, rechazada. Ella cambia toda su personalidad física, simplemente para agradar a las “populares” de su generación, Pétula y las Wendys, pero además de todo, eso más que nada lo hace para agradar a Damen, se podría decir que su amor platónico para el cual también era invisible, el no la veía por mas que se arreglara o llamara su atención.

Describen a Charlotte como una niña cualquiera, ella también podía ser popular, ella también podía ser la más bonita, pero ¿solo eso le importa a la sociedad?, Charlotte era inteligente y nadie se lo aplaudía, todas se empeñaban en hacerla sentir lo más miserable posible. “No había terminado de escribir la C, cuando sintió unos golpecitos en el hombro. Charlotte dejo de escribir y se giró para ver quien interrumpía su gran tarea del día. La chica de los golpecitos la miro de arriba hacia abajo, le arrebató el bolígrafo y de un plumazo tachó la C que apenas había escrito Charlotte y colocó su nombre. Esta dejo caer el bolígrafo, Charlotte contempló como el bolígrafo se mecía contra la pared como un ahorcado, Mientras se alejaba, escuchó las risitas de la jauría de aspirantes a animadoras.” Somos tan superficiales los humanos, que solo con la belleza exterior alimentamos nuestro ego, y obviamente si no eres agradable para la vista humana eres rechazado. Charlotte cambió toda su forma de ser solo por eso y ¿qué ganó?, ¡Nada! “Naturalmente, sabía que aquello era casi…¡La belleza interior era una bobada!, eso no sirve para que te inviten a las mejores fiestas”

Pero Charlotte había superado ser invisible para los demás… pero no para su amado Damen. Tuvo un día de suerte antes de su torpe muerte, apenas en la clase de Física la habían colocado con él. “Charlotte no cabía de gozo. Ya era una suerte que él estuviera en su clase, pero además que fuera su pareja de laboratorio. Era el colmo de la felicidad. ¿De veras estaba sucediendo?, tomo compostura y observó como Damen se dirigió hacia ella resignado”. Por un día Charlotte se sentía mirada, y más cuando la persona que más le importaba que la observara, se acercó a ella. Mejor premio antes de morir no pudo tener.

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