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Antologia romanticismo realismo 15-16


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.560 Palabras (7 Páginas)  •  111 Visitas

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ANTOLOGÍA

I.-ROMANTICISMO

Gustavo Adolfo Bécquer :

Rima IV : No digáis que, agotado su tesoro… (libro texto pág. 231)

http://www.youtube.com/watch?v=YHevU8HEtT0

http://cvc.cervantes.es/obref/rimas/rimas/rima39.htm

Rima LXVI: ¿De dónde vengo?...(libro texto pág. 233)

http://cvc.cervantes.es/obref/rimas/rimas/rima67.htm

LII:  Olas gigantes que os rompéis…

http://cvc.cervantes.es/obref/rimas/rimas/rima35.htm

Varias rimas

http://www.youtube.com/watch?v=6wFj8PjD-wM

II.- REALISMO

Benito Pérez Galdós

Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción.

        (Extracto del discurso de ingreso en la RAE)

Trafalgar es la primera novela de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Narra la historia del joven gaditano Gabriel de Araceli, que a los 14 años se ve envuelto en la batalla de Trafalgar como criado de un viejo oficial de la Armada en la reserva.

“Yo, aunque tonta, bien sé lo que hay aquí, y es que el Primer Cónsul, Emperador, Sultán, o lo que sea, quiere acometer a los ingleses, y como no tiene hombres de alma para el caso, ha embaucado a nuestro buen Rey para que le preste los suyos, y la verdad es que nos está fastidiando con sus guerras marítimas. Díganme ustedes: ¿a España qué le va ni le viene en esto? ¿Por qué ha de estar todos los días cañonazo y más cañonazo por una simpleza? Antes de esas picardías que Marcial ha contado, ¿qué daño nos habían hecho los ingleses? ¡Ah, si hicieran caso de lo que yo digo, el señor de Bonaparte armaría la guerra solo, o si no que no la armara!
-Es verdad -dijo mi amo-, que la alianza con Francia nos está haciendo mucho daño, pues si algún provecho resulta es para nuestra aliada, mientras todos los desastres son paranosotros.
-Entonces, tontos rematados, ¿para qué se os calientan las pajarillas con esta guerra?

-El honor de nuestra nación está empeñado -contestó D. Alonso-, y una vez metidos en la danza, sería una mengua volver atrás. Cuando estuve el mes pasado en Cádiz en el bautizo de la hija de mi primo, me decía Churruca: «Esta alianza con Francia, y el maldito tratado de San Ildefonso, que por la astucia de Bonaparte y la debilidad de Godoy se ha convertido en tratado de subsidios, serán nuestra ruina, serán la ruina de nuestra escuadra, si Dios no lo remedia, y, por tanto, la ruina de nuestras colonias y del comercio español en América. Pero, a pesar de todo, es preciso seguir adelante».

-Bien digo yo -añadió doña Francisca-, que ese Príncipe de la Paz se está metiendo en cosas que no entiende. Ya se ve, ¡un hombre sin estudios! Mi hermano el arcediano, que es partidario del príncipe Fernando, dice que ese señor Godoy es un alma de cántaro, y que no ha estudiado latín ni teología, pues todo su saber se reduce a tocar la guitarra y a conocer los veintidós modos de bailar la gavota. Parece que por su linda cara le han hecho, primer ministro. Así andan las cosas de España; luego, hambre y más hambre... todo tan caro... la fiebre amarilla asolando a Andalucía... Está esto bonito, sí, señor... Y de ello tienen ustedes la culpa -continuó engrosando la voz y poniéndose muy encarnada-, sí señor, ustedes que ofenden a Dios matando tanta gente; ustedes, que si en vez de meterse en esos endiablados barcos, se fueran a la iglesia a rezar el rosario, no andaría Patillas tan suelto por España haciendo diabluras.”

Misericordia: Es la novela de la abnegación frente a la ingratitud. Su protagonista es la señá Benina, criada de Dña Francisca, viuda ahora arruinada, pero que aún quiere aparentar. La pobre Benina no solo sigue sirviéndola sino que, para mantenerla, llega a mendigar, aunque ocultándoselo.

“La mujer de negro vestida, más que vieja, envejecida prematuramente, era, además de nueva, temporera, porque acudía a la mendicidad por lapsos de tiempo más o menos largos, y a lo mejor desaparecía, sin duda por encontrar un buen acomodo o almas caritativas que la socorrieran.

Respondía al nombre de la señá Benina (de lo cual se infiere que Benigna se llamaba), y era la más callada y humilde de la comunidad, si así puede decirse; bien criada, modosa y con todas las trazas de perfecta sumisión a la divina voluntad. Jamás importunaba a los parroquianos que entraban o salían; en los repartos, aun siendo leoninos, nunca formuló protesta, ni se la vio siguiendo de cerca ni de lejos la bandera turbulenta y demagógica de la Burlada. Con todas y con todos hablaba el mismo lenguaje afable y comedido; trataba con miramiento a la Casiana, con respeto al cojo, y únicamente se permitía trato confianzudo, aunque sin salirse de los términos de la decencia, con él ciego llamado Almudena, del cual, por el pronto, no diré más sino que es árabe, del Sur, tres días de jornada más allá de Marrakesh. Fijarse bien.

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