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Antologias

AmyPedraza28 de Abril de 2015

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A todas partes que me vuelvo, veo

las amenazas de la llama ardiente,

y en cualquiera lugar tengo presente

tormento esquivo y burlador deseo.

La vida es mi prisión, y no lo creo;

y al son del hierro, que perpetuamente

pesado arrastro, y humedezco ausente,

dentro mi proprio, pruebo a ser Orfeo.

Hay en mi corazón furias y penas,

en él es el amor fuego, y tirano,

y yo padezco en mí la culpa mía.

¡Oh dueño sin piedad, que tal ordenas!

Pues del castigo de enemiga mano

no es precio, ni rescate la armonía.

Luis Cernuda

Contigo

¿Mi tierra?

Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?

Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte

para mi están adonde

no estés tú.

¿Y mi vida?

Dime, mi vida,

¿qué es, si no eres tú?

Gustavo Adolfo

de Béquer

Amor eterno

Podrá secarse en un instante el mar;

Podrá romperse el eje de la tierra

Como un débil cristal.

¡todo sucederá! Podrá la muerte

Cubrirme con su fúnebre crespón;

Pero jamás en mí podrá apagarse

La llama de tu amor.

Mario Benedetti

Lovers go home!

Ahora que empecé el día

volviendo a tu mirada,

y me encontraste bien

y te encontré más linda.

Ahora que por fin

está bastante claro

dónde estás y dónde estoy.

Sé por primera vez

que tendré fuerzas

para construir contigo

una amistad tan piola,

que del vecino

territorio del amor,

ese desesperado,

empezarán a mirarnos

con envidia,

y acabarán organizando

excursiones

para venir a preguntarnos

cómo hicimos.

Luis Gángora y

Argote

A una rosa

Ayer naciste y morirás mañana.

Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?

¿Para vivir tan poco estás lucida,

y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,

bien presto la verás desvanecida,

porque en tu hermosura está escondida

la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,

ley de la agricultura permitida,

grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;

dilata tu nacer para tu vida,

que anticipas tu ser para tu muerte.

Rubén darío

Triste, muy tristemente

Un día estaba yo triste, muy tristemente

Viendo cómo caía el agua de una fuente.

Era la noche dulce y argentina. Lloraba

La noche. Suspiraba la noche. Sollozaba

La noche. Y el crepúsculo en su suave amatista,

diluía la lágrima de un misterioso artista.

...

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