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Análisis Del Canto 1 De La Ilíada


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  1.911 Palabras (8 Páginas)  •  6.593 Visitas

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Análisis del Canto 1 de la Ilíada

Esta obra comienza con la invocación famosa: “Canta, oh diosa la cólera del pelida Aquiles”. En este canto hay dos planos bien diferenciados: el plano humano y el divino. El primero situado en la Tierra, el segundo en el Olimpo. Se presenta como tema central la querella, la disputa entre Aquiles y Agamenón. A través de este tema se van desarrollando otros que se relacionan con la personalidad de los personajes. Ambos tienen arete y discuten por la posesión de lo que ellos creen les pertenece: el botín de guerra, su reparto era parte del arete. En el enfrentamiento que se genera se busca la solución, alguien debe arbitrar la querella. Es aquí que se da la intervención divina, los hombres griegos aparecen permanentemente influenciados por los dioses. Homero realiza un estudio minucioso y un sondeo del alma humana. Se produce un exhaustivo análisis psicológico de las pasiones de ambos personajes enfrentados. Homero muestra a los héroes sometidos al Destino, a la voluntad de los dioses y a las pasiones. Todo esto en el ambiente bélico; la Ilíada muestra el desborde, el enojo, la cólera. El estilo tan detallado de la escritura permite el conocimiento de los sucesos y del enfrentamiento.

En los primeros versos de la obra ya queda planteado el tema del mismo, la cólera del héroe Aquiles. Dicha cólera es “funesta” porque para los aqueos significó una masacre. La cólera de Aquiles se manifiesta para con Agamenón, pero es éste el que se excede con su soberbia ilimitada. El sacerdote primero elogia a Agamenón y luego plantea su petición. Agamenón contraviene la voluntad de su pueblo al no aceptar el rescate ofrecido por Crises. Agamenón, por si no queda claro, reafirma su amenaza, injuria la condición divina del sacerdote. Comete el peor pecado frente al ojo de los dioses que es la impiedad, llega a este desborde por su furia. Soltaré da la pauta de que Criseida está cautiva; cada palabra de Agamenón es una sentencia sobre el pobre Crises; la desmesura trae siempre consecuencias trágicas. Debe recordarse que le desmesura, es decir la falta de medida, de contención, constituía para los griegos el pecado de hybris, muy castigado por los dioses. Soberbia es otra actitud que presenta Agamenón, ya que intenta sobrepasar la figura del sacerdote. Su ira es irritante y amenazante. Desafía el poder de Apolo a través del ultraje a Crises que es sacerdote de este dios, y Apolo lo castiga diezmando el ejército con la peste que envía. Impiedad que es falta del respeto debido a un dios, soberbia y violencia, son los pecados en los que Agamenón cae.

Apolo aparece mencionado a través de como es conocido “el que hiere de lejos”, aludiendo así a la condición de flechador de dicho dios. Enojado por la irreverencia contra su sacerdote desciende del Olimpo; su irritación profunda aparece bajo la comparación, “iba parecido a la noche”. Luego de nueve días de azote con sus flechas, Aquiles decide convocar al ágora, idea sugerida por Hera, para conocer la causa de la peste.

Quien convoca al ágora y plantea la consulta al adivino Calcas, es Aquiles, lo cual ya desde el comienzo irrita a Agamenón. Calcas pide con temor a Aquiles ser defendido ante la probable reacción violenta de quien es el culpable de las muertes, Agamenón. Como era de esperar, éste reacciona de forma muy colérica, dice el autor que se levantó “afligido, con las negras entrañas llenas de cólera y los ojos parecidos al relumbrante fuego”, ejemplo que muestran la profunda ira del personaje.

Las palabras del Atrida muestran su soberbia ante Calcas, a quien llama adivino de males y con quien se enoja por el mensaje que dio. Sin embargo, también deja entrever una faceta de humanidad cuando habla de Criseida y sus aptitudes que conforman el arete femenino. Ante esto su insistencia por quedársela no es sólo un capricho sino que forma parte de una íntima necesidad. Renuncia finalmente a Criseida y se muestra dispuesto a devolverla a su padre, pero exige a cambio otra recompensa y para ello aclara que se la quitará a otro si es necesario, por ejemplo al propio Aquiles. Esto marca el comienzo de la cólera del héroe, a quien el propio Atrida reconoce su cualidad de semidiós al llamarlo deiforme Aquiles. Allí se gesta una lucha de ambos guerreros por la recompensa que cada uno merece. Agamenón sugiere que, ya que devolverá a Criseida se le otorgue otra recompensa que puede ser la mujer que tiene Aquiles, Briseida.

Lo que Agamenón y Aquiles disputan no es tanto la simple posesión de una muchacha, sino el reconocimiento público de su valor como guerreros, es decir su areté. La reacción de Aquiles también es desmedida e incontenible, se enfurece ante las palabras de Agamenón a quien reprocha no valorar que está siendo apoyado en la guerra aunque no tenga razones particulares contra los troyanos que los lleve a destruirlos. Queda aludida explícitamente la causa legendaria de la guerra de Troya: el rapto de Helena por Paris que despierta el afán de venganza de Menelao y, por lealtad familiar, el de su hermano Agamenón.

Aquiles advierte que se irá, por lo cual se adelanta el tema del retiro del héroe de la batalla. Agamenón también utiliza las palabras de modo que hieran al oponente en la disputa, en este caso, insinuando la cobardía de Aquiles al decirle Huye, pues… Se trata de una ofensa máxima la de catalogar alguna actitud de un héroe como cobardía, ya que la

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