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Biografia Abraham Lincoln


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2015  •  Biografías  •  769 Palabras (4 Páginas)  •  258 Visitas

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CAPÍTULO 15 “SEPULTURA EN LAS MONTAÑAS”

El camino continuaba hacia adelante hasta una hendidura abierta en la misma roca, y allí terminaba. Esa enorme hendidura en la roca se abría a sus pies a lo largo y ancho de todo el camino. Tan lejos como podían ver, la niebla les impedía ver qué tan profunda era. Tampoco podían ver hasta el otro lado pero se extendía ante ellas  como una enorme boca abierta, esperando a tragarlas. Por un momento, Miedosa se preguntó si ese sería el lugar, pero cuando se detuvieron al borde de la grieta, escucharon con toda claridad el estruendo de las aguas de la catarata.

Miedosa: [Mirando a Pena y Contrariedad con calma] ¿Qué hacemos ahora? ¿Podemos atravesar la hendidura y llegar al otro lado?

Pena: No.

Contrariedad: Eso sería imposible.

Miedosa: ¿Qué hacemos entonces?

Contrariedad: Debemos bajar al fondo y saltar al interior de la hendidura.

Miedosa: Ya me di cuenta. –no me había percatado que esa era nuestra única opción.

[Pena y Contrariedad toman a Miedosa por los hombros y la ayuda a medio camina] [Las tres entran en la hendidura] 

[Ven a lo lejos una roca plana] [Van hacia la roca] [Observan que hay una silueta detrás de la roca]

Miedosa: Éste es el lugar. Aquí es donde tengo que hacer mi ofrenda.

[Miedosa sube los peldaños hacia el altar] [Se arrodilla]

Miedosa: Mi Señor, ¿vendrás a mí ahora y me ayudarás a hacer la ofrenda de mí misma, como tú me lo has ordenado?

[Sigue arrodillada]

Pesimismo (en los aires): “Tarde o temprano, cuando estés arriba, en los lugares desolados de las montañas, te abandonará.”

        A Miedosa todo le hacía pensar que de alguna manera Pesimismo tenía razón. Pero Pesimismo era demasiado ignorante para saber, y ella demasiado ingenua y que lo único en realidad importante era hacer la voluntad de Aquél a quien había seguido y amado, fuera cual fuera el costo.

        Miedosa, allí, toda arrodillada frente al altar, no sentía desesperación ni esperanza. Ella sabía con certeza de que no bajaría un ángel a decirle que el sacrificio no era necesario, pero eso tampoco le causaba temor ni temblor. En vez, sentía un calor ferviente dentro de su corazón de hacer lo que Él le había ordenado, una llama imperturbable de hacer su voluntad.

        Esperó un tiempo, pero el Pastor seguía sin venir.

[Miedosa mete su mano en su pecho] [Pretende quitarse el corazón]

        Era evidente que no era capaz de llevar a cabo lo que Él le había encomendado. Aunque había conseguido llegar hasta el altar, no le quedaban fuerzas para obedecer.

Miedosa: [Diciéndole a Pena y Contrariedad] Por favor, arranquen la planta de mi corazón.

Pena y Contrariedad: No.

Pena: Hemos hecho todo lo que hemos podido por ti.

Contrariedad: Pero no podemos hacer eso, es algo que te incumbe a ti sola.

[La silueta se mueve y sale de su lugar]

Silueta: Soy el sacerdote de éste altar. Si es tu deseo, puedo arrancar la planta de tu corazón.

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