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Comprobación de lectura y comparación de los personajes


Enviado por   •  21 de Junio de 2017  •  Resúmenes  •  5.210 Palabras (21 Páginas)  •  217 Visitas

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Manuel Arrieta

Prof. V. Colon

Humanidades 3101

27 de febrero de 2017

Comprobación de lectura y comparación de los personajes

principales en: Antígona de Sófocles y la Apología de Sócrates de Platón.

LECTURA Y ESCRITURA DE “ANTIGONA”

El texto de Antígona empieza con a Antígona hablando con su hermana Ismene. Las primeras palabras entre hermanas nos muestra a Antígona mencionándole a Ismene las maldecidas que son, diciendo que comparten las desventuras que les ha dejado su padre, Edipo. Le pregunta a Ismene que si esta consiente del comunicado que le ha dejado Creonte a todo el pueblo. A lo que ismene le contesta que ninguna noticia ha llegado a ella. Ahora podemos ver como Antígona llama a Ismene fuera del palacio para poder hablar algo a solas. Ismene le pregunta que qué paso, a lo que Antígona le contratista, exponiendo uno de los conflictos principales de la obra. Antígona le explica a su hermana como su tío, Creonte, a cargo de Tebas, le ha otorgado el honor de sepultura solo a uno de sus hermanos, Eteocles y no a Polinice. Estos dos, se mataron el uno al otro en la guerra. Polinice quedando como el traidor no es tratado a los honores que se supone que por ley divina se le otorguen y Antígona queda indignada preguntándose a sí misma y a su hermana que como era posible y concluye presentando la idea de que Ismene la ayude con la sepultura de su hermano. Sabiendo que Creonte condeno a muerte a aquel que se atreva a llorar la muerte de Polinice y mucho menos sepultarlo. Desde tan rápido en la obra, ya vamos viendo cómo se presenta el tema de la ley divina, representada por Antígona y el tema de la ley del estado, representada por Creonte. Otro tema que se expone es el del amor por la familia intenso que demuestra Antígona que se puede atar a las relaciones incestuosas de sus padres. A esta propuesta de irse tras las espaldas de Creonte y sepultar a su hermano, Ismene le contesta que saldría perdiendo si desobedece las órdenes del que manda y le pregunta bien que es lo que piensa hacer y cuando Antígona le contesta que quería levantar el cadáver, Ismene casi no lo puede creer lo que le expone su hermana. Como reacción a lo que Antígona le pide, Ismene tiene un pasaje importante en la obra en el cual Ismene resalta todas las cosas malas que le han pasado a su familia y le pregunta que porque desea traer más desgracia y envolverse en una situación en la que pudiera morir por traidora cuando ellas son las únicas que quedan y tienen que estar ahí la una para la otra. También expone que son mujeres y que no pueden luchar contra los hombres. Y dice que cede contra su voluntad a la violencia, y que obedecerá los que están en el poder. Aquí muestra subjetividad como mujer. Antígona procede a decirle a su hermana que no insistirá en que le brinde su ayuda y que como ya le dijo que no, que no iba a aceptar su ayuda su fuera a cambiar de pensar y afirma su posición de que va a enterrar a Polinice porque quiere cumplir con sus deberes piadosos.  Ismene dice que no desprecia de la voluntad que está mostrando su hermana pero que no posee de los recursos para actuar en contra de la ley. Antígona le dice que está usando eso como excusa a lo cual Ismene se altera y le dice que teme por ella y que no le diga nada a nadie y que ella callara. Antígona, muy astutamente le dice que no, que vaya y lo diga por todas partes. Siguen el dialogo e Ismene le menciona que está contemplando algo imposible, a lo que Antígona le contesta que tratara hasta que se le agoten sus fuerzas. Antígona procede a asumir su locura y dice que para ella vale la pena enfrentarse al peligro porque para ella nada sería peor que morir sin honor.

Antígona e Ismene se retiran y empieza un dialogo entre el coro (compuesto de ancianos de Tebas que representan la opinión popular en muchos casos) y el corifeo (líder del coro). Hablan sobre lo sucedido en la guerra implementando las figuras de dioses y hablando sobre los hermanos y expone como ambos se mataron el uno al otro con sus lanzas. Anuncian entonces la entrada del nuevo rey del país, Creonte. Creonte se dirige hacia los ancianos del coro,  hablándoles primero sobre la fatalidad en la que los dos hermanos se han matado el uno al otro y brinca a hablar de cómo el piensa que si no toma las decisiones más cuerdas y hecha al lado el miedo sería un mal gobernante.  Habla de cómo siempre el piensa que debería ser un buen gobernante, todo para exponer la decisión que ha tomado en cuanto a la muerte de los hermanos. Dice que a Eteocles, quien murió por la ciudad, ordenara a enterrarlo en un sepulcro y que se le hagan y ofrezcan todos los sacrificios que se le ofrecen a todos los que mueren de manera gloriosa. Refiriéndose a Polinice, dice que es un desterrado que volvió del exilio para trastornar el país. Dice que queda públicamente prohibido a toda la ciudad honrarlo con una tumba y llorarlo. La razón por la que Creonte convoca al coro, a quienes también llama sus mensajeros, es para que sean estos los que hagan publica la decisión del rey. Termina exaltando el hecho de que morirá el que trate de sepultar a Polinice.

Entra un mensajero, que es uno de los guardias colocados cerca del cadáver de Polinice con la tarea de velar que nadie levante el cuerpo. El mensajero ha llegado a donde Creonte a decirle que un desconocido ha sepultado a Polinice y llevado a cabo los ritos necesarios. Dice este mensajero dice que quien lo hizo no dejo ninguna huella. Dice que entre todos los allí presente se culparon los unos a los otros pero sin nadie saber  quién en realidad había roto la ley de Creonte. El Corifeo se dirige hacia Creonte diciéndole que ya llevaba tiempo que su alma se preguntara que si esto no era algo que los Dioses querían. Que sin importar la traición, se sepultara al igual que a su hermano. Creonte manda al Corifeo a callar diciéndole que como va a suponer que los dioses puedan preocuparse por el cadáver de un traidor. Enfurecido convoca a los guardias a buscar inmediatamente quien fue que hizo este acto traicionero y dice que los ira matando a cada uno si no encuentran al delincuente. A lo cual el mensajero trata de convencerlo que no fue el al menos, pero a Creonte no le importa.

Una vez se retira el guardián, el coro procede a hablar extensamente de cómo aunque el mundo tiene muchas maravillas, la más sorprendente es el hombre y resalta la figura, describiéndola como desafiadora creo yo. Culmina diciendo que es indigno vivir en una ciudad donde se habitúa el mal.

Entra el Centinela trayendo atada a Antígona. El corifeo dice que la reconoce y que es la hija del desdichado Edipo pero que qué había hecho para ser llevada de esa manera. El Centinela le responde diciendo que fue ella quien le dio sepultura al cadáver y pregunta por Creonte. Llega entonces Creonte y pregunta que qué paso. El Centinela le dice a Creonte que es Antígona quien dio sepultura a su hermano y Creonte lo cuestiona a lo que el Centinela le contesta simplemente diciéndole que no hay más que buscar, que la cogieron enterrando el cadáver. El cuestionamiento de Creonte continua como no queriendo creer que fue su sobrina quien lo desafía y sigue pidiéndole al Centinela que se explique y pide detalles, los cuales el Centinela le da concretamente. Después de una pausa en la que imagino que Creonte estaba reflexionando, se dirige a Antígona preguntando que si es verdad lo que dicen de ella. Aquí se ve un cara a cara no solo entre Antígona y Creonte, sino que entre la ley divina y la ley del estado. Antígona procede a confirmar las acusaciones como podíamos divisar que iba a ser ya que es muy astuta. Creonte le dice al Centinela que queda libre de acusación y que se puede ir. Continua el desafío entre Antígona y Creonte cuando este le pregunta que si ella sabía que estaba prohibida la sepultura de Polinice, a lo que Antígona le responde diciéndole que si lo sabía. Creonte esta como si no lo pudiera creer y le pregunta que si ha decidido irse en contra de su órdenes. Antígona le contesta que sí, que se fue en contra de sus órdenes y le dice que ella piensa que él hace mal yéndose por encima de las leyes no escritas. Que estas leyes no son de hoy ni de ayer, que existen desde siempre. Sigue hablando, ahora diciendo que ella no tenía por qué temer, si a la larga está obedeciendo las órdenes de los dioses y que ella no teme la voluntad de ningún hombre. Dice que no le causa pena su suerte y que no le importa morir por lo que ha hecho que prefiere morir bajo esas circunstancias que vivir sabiendo que su hermano se quedó sin una sepultura honorable. Hay un breve diálogo entre el coro y Creonte pero rápido vuelve Creonte al dialogo principal con su sobrina cuando esta le pregunta que ya la cogió y que iba a hacer con ella. A lo que Creonte le responde que teniendo su vida tiene todo lo que quiero. Antígona reafirma su posición, ahora diciendo que hay muchas personas que piensan como ella pero ante Creonte sellan sus labios. Creonte continua desafiando de cierta manera las creencias de Antígona preguntándole si no era también hermano de ella el otro que se murió y que deshonraba a Eteocles si honraba a Polinice y están un rato debatiendo esto y Antígona le responde en un momento diciendo que no había nacido para compartir el odio sino el amor. Creonte le dice que si quiere amar, lo vaya a hacer bajo tierra pero que a él ninguna mujer lo iba a mandar. La acción procede y entra Ismere llorando por su hermana. Creonte rápidamente la acusa de ser cómplice e Ismene, aunque no hizo nada, asume la culpa. Antígona dice vivamente que la justicia no permitirá que su hermana sea acusada y menciona como Ismene rehusó seguirla. Ismene continúa diciendo que en la desgracia en la que se encuentra su hermana, no le avergüenza asociarse con ella. Mientras Ismene está bien angustiada se puede notar rencor de parte de Antígona hacia su hermana ya que esta había rechazado ayudarla y le sigue diciendo de mala manera que salve su vida que ella morirá por sus acciones. Inclusive, Antígona asocia la decisión de Ismene de no ayudarla con la decisión de querer vivir, mientras que Antígona escogió la de morir. Creonte responde al dialogo de las hermanas diciendo que están locas. Creonte e Ismene intercambian palabras, antes de que se las llevaran, en las que Ismene le pregunta que como matara a la prometida de su hijo y Creonte le dice que no quiere para sus hijos mujeres malvadas. Insemine sigue con el llanto y Creonte se cansa y las manda a llevar por unos esclavos.

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