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Don Quijote


Enviado por   •  10 de Mayo de 2013  •  588 Palabras (3 Páginas)  •  384 Visitas

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Capítulo 1

En un lugar de la Mancha vivía un hidalgo que pasaba de los cuarenta años y se apellidaba “Quijada” o “Quesada”. Le entusiasmaban los libros de caballerías, sobre todo los de Feliciano de Silva. Pero el exceso se llevó a la locura y perdió el juicio, y así creyó que debía convertirse en un caballero como los protagonistas de los libros de caballerías. Limpió la armadura de los bisabuelos, rescató a su caballo, hecho piel y huesos, aunque le pareció mejor que el Babieca del Cid y le puso un nombre: “Rocinante”. Escogió un nombre para él: “Don Quijote”, y como Amadís no se contentó con llamarse Amadís y le añadió el nombre de su patria, él hizo lo mismo, así se nombró: “Don Quijote de la Mancha”. Solo le faltaba escoger a su dama, como todo caballero. La afortunada fue Aldanza Lorenzo, la cual bautizó como “Dulcinea del Toboso”.

Capítulo 2

Don Quijote se aventuró dejando que el azar deparara su destino, en pleno julio, mientras por el camino gritaba disparate tras disparate, como si el sol le hiciera delirar. Al anochecer llegó a una posada, decidido a que le nombraran caballero. Confundió a las mozas con hermosas doncellas, de la venta su delirio dibujó un castillo y esperó a que apareciera el enano tocando la trompeta, anunciándole que podía entrar en el castillo y al no aparecer siguió andando. Las mozas se reían al oír que las llamaba doncellas. Acogieron a Don Quijote y el ventero ya se dio cuenta de su locura, le trajeron comida y luego se fue a velar las armas antes de ser nombrado caballero. Al ser interrumpido por dos arrieros, Don Quijote les derribó, y al verlo el ventero, lo armó caballero y le despidió de buena gana.

Capítulo 3

Don Quijote al salir de la venta decidió dirigirse hacia su casa, para proveerse de dinero, ropas y hallar como escudero a un vecino suyo. Por el camino oyó unos gritos, se adentró en el bosque y encontró a un hombre azotando a un muchacho el cual gritaba aterrado. Don Quijote le exigió al señor que se detuviera, y éste, indignado, le dijo que el chico le perdía una oveja cada día, lo cual desmentía el chaval, quejándose de que su amo no le pagaba los reales. Don Quijote amenazó al hombre y le hizo prometer que pagaría hasta el último real a partir de aquél momento. Así se marchó Don Quijote tan contento, aunque el amo siguió azotando al muchacho. Se marchó nuestro caballero hasta que se topó con un tropel de gente y les hizo confesar a todos la belleza incomparable de su señora Dulcinea del Toboso, a lo que los seis mercaderes se quedaron perplejos y no quisieron afirmar tal belleza sin antes haberla contemplado. Así se inició una pelea en la cual Rocinante tropezó y dejó a Don Quijote por los suelos, mientras uno de los mercaderes aprovechó

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