“EL PASTOR DE FILIDA”, DE GÁLVEZ DE MONTALVO

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José J. LABRADOR *:

“EL PASTOR DE FILIDA”,

DE GÁLVEZ DE MONTALVO

De la mano del investigador Julián Arribas Rebollo, hacendado en una pequeña universidad en un bucólico paisaje del centro de Ohio (EE.UU), vuelve Luis Gálvez de Montalvo a resucitar el amor neoplatónico. Se dice que nuestro paisano estuvo perdidamente enamorado de una dama andaluza llamada Magdalena Girón, Fílida en la novela, y hermana del primer Duque de Osuna, don Pedro de Alcántara Téllez Girón, virrey que fue de Sicilia.

Sirvió Montalvo en la Casa de los Mendoza en calidad de gentilhombre cortesano, y despuntó en un poema a la V Duquesa del Infantado como la primera entre las damas de principales de la nobleza castellana y aragonesa. En 1568 ya era conocido como poeta. Italia era viaje obligado para todos aquellos que amaban las letras; América, hacia el oeste, era el viaje deseado por los que amaban el oro. Fue precisamente el año de la aparición de la novela, 1582, cuando Cervantes solicita al secretario del Consejo de Indias alguna vacante en América: solicitud denegada, punto. Luis pasó tiempo en Italia, tradujo a Tansillo, y en aquellas tierras murió, acaso en Palermo el año 1614.

El pastor de Fílida es una novela pastoril. En ella hay personajes guapos, idealizados; pastores músicos que guardan sus rebaños mientras tocan el caramillo y tontean con las ninfas que salen de las aguas del anchuroso Tajo, para comer, cantar y danzar en sus orillas. Es lo que hoy llamaríamos, y de hecho lo es, literatura de evasión, novelas fantásticas que nos llevan a un mundo idílico de amores sufridos y esperados más o menos correspondidos.

Es también novela histórica, pues detrás de las máscaras que ocultan la verdadera identidad de los personajes, se adivinan pasajes como la caída del joven príncipe Carlos, el desafortunado Carlos, cuando corría enardecido tras doña María Garceta.  

Es género iniciado por La Diana de Montemayor y adoptado por Cervantes para su primera novela, La Galatea de 1585. Tiene la obra del guadalajareño siete libros. Su acción es junto al Tajo, posiblemente cerca de Toledo, y relata los amores del autor —, escondido bajo la máscara de Siralvo, por Fílida, en paralelo con los amores de su amo Mandivo por Elisa. Tiene, además gran interés por los otros casos de amor que se presentan enlazados a la fábula central.

Contiene tres poemas mayores insertos en el texto: una elegía funeral, un canto en alabanza de noventa y nueve damas prominentes de la nobleza española y, finalmente, una égloga que algunos pastores representan en un escenario improvisado.

La novela tuvo un éxito sorprendente tanto en España como en el resto de Europa. Se reimprimió en Lisboa, aparecieron nuevas ediciones en Madrid y Barcelona, 1792 la reimprimió Mayans, y recientemente, en 1994, nuestra Diputación publicó la edición de José María Alonso Gamo.

Amigo fue Montalvo de las grandes plumas de nuestro Siglo de Oro. Aplaudieron su novela Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Vicente Espinel, Pedro Laínez, López Maldonado, Tamayo de Vargas y Nicolás Antonio, entre los más famosos y conocidos.

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