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El Poder Pastoral

joaquinceco3 de Octubre de 2013

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Poder Pastoral

Poder Pastoral "Pouvoir pastoral" en el idioma original. Termino perteneciente a la obra de Foucault, este término refiere a como el Estado moderno desarrollo un interés especial por los individuos, la vida particular de estos, y el desarrollo de sus experiencias privadas. De esta manera se apropió de una práctica que el cristianismo, particularmente el occidental, había ejercido durante cientos de años, al interesarse por el alma de los feligreses y fieles de su iglesia. Para alcanzar este fin, la iglesia había impuesto la práctica de la confesión particular de los pecados, mediante la cual regulaba y conocía las obras, buenas o malvadas, que los cristianos, sin excepción particular, realizaban, e intentaba guiarlos, mediante esta práctica, por la “buena senda”. Tiene antecedentes en la obra de Foucault, en textos anteriores, por ejemplo: "La Vida de los Hombres Infames", (La Plata: Editorial Altamira) pp.78-89. Encontramos pues, en la página 80 de este texto, unas referencias que muestran aunque no hablen específicamente del término "poder Pastoral", su significado al referirse a los textos dispersos que iluminaron las vidas de los hombres infames, y como eran estos estudiados por la policía; y también sobre la apropiación de esta práctica, originariamente cristiana, por el estado moderno en el siglo XVII.

El que se instaure, a través de los siglos, un cambio y sean los poderes policiales, psiquiátricos o médicos, los que ahora intenten comprender las actitudes individuales, es una demostración, de que el poder pastoral se ha distribuido en múltiples instituciones, y se ha alejado de su ámbito religioso originario. De la misma manera, este texto nos ofrece una buena explicación sobre el poder pastoral en la página 87. "Momento importante ése en el que una sociedad ha prestado palabras, giros y frases, rituales de lenguaje, a la masa anónima de las gentes para que pudiesen hablar de sí mismas, y hablar públicamente respetando la triple condición de que ese discurso fuese dirigido y circulase en el interior de un dispositivo de poder prestablecido, que hiciese aparecer el fondo hasta entonces apenas perceptible de las vidas y que, a partir de esta guerra ínfima de pasiones y de intereses, proporcionase al poder la posibilidad de una intervención soberana. La oreja de Dios era una pequeña máquina muy elemental si la comparamos con ésta. Qué fácil sería sin duda desmantelar el poder si éste se ocupase simplemente de vigilar, espiar, sorprender, prohibir y castigar; pero no es simplemente un ojo ni una oreja: incita, suscita, produce, obliga a actuar y a hablar."[1] Tambien, me parece de vital importancia la concepción de este concepto, presente en el texto “La Filosofía Analítica de la Política” [2] donde Foucault hace un contraste entre éste tipo de poder, de origen Judeo-Cristiano, y el poder político, mucho más común entre las culturas mediterráneas, que, además, no se abrían sentido a gusto al ser enfrentados a un poder tal, que les quisiera guiar sus vidas, y mostrarles la “manera correcta” de vivir[3] “el poder pastoral, a pesar de ejercerse, como cualquier otro poder de tipo religioso o político, sobre todo el grupo, tiene como misión principal cuidar de la salvación de todos ocupándose de cada uno en particular, de cada cordero del rebaño, de cada individuo, no solamente para apremiarle a actuar de talo cual manera, sino también para conocerle, descubrirle, para hacer emerger su subjetividad y estructurar la relación consigo mismo y con su conciencia. Las técnicas de la pastoral cristiana relativas a la dirección de la conciencia, al cuidado de las almas, a su cura, todas esas prácticas que van del examen a la confesión, pasando por el reconocimiento (aveu), comportan esa relación obligada de uno consigo mismo en términos de verdad y de discurso también obligado, y creo

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