Educadores Totales

EDUCADORES TOTALES.

Hay que reconocer la importancia que tiene el docente en la producción del cambio en la educación, y por ende en la sociedad; pero desgraciadamente se le ha puesto más atención a su desarrollo profesional que a su crecimiento como docente; su desarrollo personal se ve muy ajeno a sus verdaderas necesidades e intereses: se centra en talleres que no complican ni la currícula ni la organización de la escuela, pero tampoco apoyan la práctica docente, ya que se desconoce su acumulación de experiencia viva y el enfoque de su trabajo.

Muchas de las iniciativas de desarrollo personal docente, adopta la forma de algo que se hace a los maestros, no con ellos ni para ellos. Se trata a los profesores como docentes parciales y no como un docente total.

Existen cuatro aspectos que conforman a un docente total: la intención del docente, el docente como persona, el contexto de la enseñanza y la cultura de la docencia, las relaciones laborales del docente con sus colegas.

LA INTENCIÓN DEL DOCENTE.

No se puede negar que los docentes tienen una gran influencia en la vida de sus educandos. Desconocer las intenciones que tiene el docente, puede generar resistencia y resentimiento. La resistencia al cambio que muchas veces presenta el docente frente a las innovaciones, es más un problema de voluntad que de habilidad. La cuestión clave es valorar considerar y desarrollar una intencionalidad más firme y clara en la docencia. Es cierto que el docente trabaja para subsistir, pero es necesario destacar que no busca su promoción, más bien, busca esa recompensa psicológica que lo mantiene con ánimo de seguir con su labor.

La angustia del docente al enfrentar cualquier cambio en su práctica, se da por temor a ser puesto en evidencia (incompetente), lo que lo llevaría a desestimar las razones por las que no se puede mejorar. Otra razón por la que no quieren enfrentar un cambio en su trabajo es que no quieren dejar su zona de confort y siendo más fácil realizar

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