El Lector- Culpabilidad

ENSAYO DEL LECTOR (estado de no culpable y estado de culpabilidad)

‘’el primer castigo del culpable es que su conciencia le juzga y no le absuelve nunca’’

-Juvenal

Aunque no exista un consenso para una definición sobre la conciencia del ser humano, el legado que deja la Historia de hechos que hoy se consideran vergonzosos, muestra en algunos que estuvieron relacionados a estos hechos, se da un cambio en la forma de reflexionar sobre sus actos: Estar en un estado de conciencia limpia y pasar a uno de conciencia culpable por sus actos, cuyo mediador es el conocimiento.

Un caso donde este se aplica es en el libro el lector con su personaje Hanna, en estado de conciencia limpia cuando Hanna no se siente culpable por los caragos que se le acusan en el juicio debido a su analfabetismo, además de que por esto ella veía su labor de guardia en los campos de concentración como uno más de todos los trabajos que desempeño anteriormente, “no levantó la voz, ni preguntó con impertinencia, pero sí con terquedad; y me pareció que también con una confusión y un desconcierto que se palpaban en su cara y en su voz. Sólo quería quejarse de que estuvieran culpándola de algo de lo que no era culpable, y no pretendía ni mucho menos acusar al juez de prevaricación, pero éste lo entendió así y reaccionó con dureza” 59 pág.

El cambio de su manera de pensar fue cambiando a medida que Hanna escuchaba los casete de grabación que le mandaba Michael leyendo libros para ella, a medida de esto Hanna empieza a aprender a leer y escribir, dejando camino atrás su analfabetismo, esto va generando conciencia en ella de manera que empieza a sentir la culpa por aquello que había hecho sin tener los conocimientos de lo que esto era, y así pasa a sentir la culpa por todo el mal que causo inconscientemente, llegando al punto que se sentía tan impura que dejo de bañarse porque por más que lo hiciera se sentía sucia, y el peso en su conciencia la llevo a quitarse la vida.

Hanna deja como muestras de arrepentimiento un cofre con dinero a la sobreviviente del incendio, “Se dirigió a la estantería, cogió un bote de té de hojalata, se sentó a mi lado y se sacó del bolsillo del traje de chaqueta un papel doblado. —me ha dejado una carta, una especie de testamento. Le leo lo que le afecta a usted. Desplegó el papel. —«en el bote de té de color lila hay más dinero. Déselo a Michael Berg para que él se lo entregue, junto con los siete mil marcos de mi libreta de ahorro, a la hija de la sobre viviente del incendio. Que haga con el dinero lo que quiera. Y a él dele recuerdos de mi parte” 106 y 107 pág.

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