El Protocolo sobre la prevención y represión de la trata de seres humanos

Conclusiones

9.1 El Estado peruano ha suscrito, aprobado y ratificado el Protocolo para prevenir,

reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de mujeres y niños, que

complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia

Organizada Transnacional (Protocolo de Palermo, 2000), que define la trata de

personas como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción

de una persona, recurriendo a la recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza

u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de

poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de

pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga

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autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá,

como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de

explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las

prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de

órganos”.

9.2 El Código penal peruano restringe los alcances de la trata de personas a la

finalidad de explotación sexual (artículo 182). No obstante, de su texto se

han identificado otros delitos que se adecuan a la definición internacional

del Protocolo de Palermo, según las finalidades de explotación sexual y

laboral y tráfico de órganos, como: favorecimiento a la prostitución (artículo

179), usuario- cliente (artículo 179- A), rufianismo (artículo 180),

proxenetismo (artículo 181), turismo sexual infantil (artículo 181),

pornografía infantil (artículo 183- A), exposición a peligro de persona

dependiente y su forma agravada (artículos 128 y 129), tráfico de niños y su

forma agravada

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