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El Tunel (teatral)


Enviado por   •  24 de Abril de 2017  •  Trabajos  •  3.738 Palabras (15 Páginas)  •  447 Visitas

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El Túnel

Texto Original: Ernesto Sábato

Autor de texto adaptado o versión libre: Germán Romano

 (texto de musica)

I

Bastaría decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mato a Maria Iribarney.

Supongo que el proceso esta en el recuerdo de todos y que no necesitan mayores detalles, ni explicaciones de mi persona. Aunque ni el diablo sabe que es lo que ah de recordar la gente ni por que, en realidad siempre he pensado, que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una buena forma de defensa de la especie humana.

La frase todo el tiempo pasado fue mejor, no implica que antes hubiera sucedido menos cosas malas, sino que felizmente la gente la hecha en el olvido.

Desde luego, semejante frase no puede tener valides universal, Yo por ejemplo me caracterizó por recordar perfectamente los hechos malos, así casi podría decir, que todo tiempo pasado fue peor.(a los árboles)

Qué el mundo es horrible, es una verdad que no necesita ser demostrada, bastaría solo un hecho para probarlo. En todo caso en un campo de concentración, un ex pianista, (mayor) se quejo de hambre (menor), entonces lo obligaron a comerse una rata... ¡VIVA! (Chan)

No es de esto sin embargo de lo que quiero hablar ahora, ya hablare mas tarde de este asunto de la rata.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

II

 

Se preguntaran por que los hago venir y les cuento de mi crimen, creo que ya mencione que voy a relatar mi crimen.

Conozco bastante bien el alma humana, como para prever que pasaran en la vanidad.

Piensen lo que quieran, me importa un carajo, hace rato que me importa un bledo la opinión y la justicia de los hombres.

De la vanidad no digan nada, creo que nadie esta desprovisto, de este notable motor del progreso humano. Hasta un hombre real y simbólico, como cristo, pronunció palabras sugeridas por la vanidad o al menos por la soberbia.

Cuando yo era chico y me desesperaba la idea de que mi madre pudiera morirse un día, (Con los años se llegaba a saber que la muerte no es solo soportable, sino que también reconfortable) no imaginaba que mi madre tuviese defectos, ahora que no existe debo decir que fue un excelente ser humano, pero sus últimos años, me dolía mucho descubrir debajo de sus mejores acciones, un sutilísimo ingrediente de vanidad o al menos de soberbia.

Algo mucho mas demostrativo me sucedió a mi mismo  cuando la operaron de cáncer, para llegar a tiempo, tuve que viajar 2 días entero, sin poder dormir, cuando llegue al lado de su cama, su rostro de cadáver, logro sonreírme, levemente, con ternura y murmuro unas palabras para compadecerme. Ella, se compadecía de mí, y yo sentía dentro mío, oscuramente, el vanidoso orgullo de haber acudido tan prontamente a su llamado.

Confieso este secreto para que vean hasta que punto, no me creo mejor que nadie.

Sin embargo no cuento esta historia por vanidad, quizás halla algo de orgullo o de soberbia.

¿Pero por que esa maldita manía de querer encontrar la explicación a todos los actos de la vida?

Cuando comencé a contar esta historia, estaba firmemente decidido a no dar explicaciones de ninguna especie, tenia ganas de contar la historia del crimen y se acabo, al que no le gusta que no la escuche. Aunque no lo creo, por que precisamente esa gente, la que anda detrás de las explicaciones es la mas curiosa y pienso que ninguno de ustedes se perderá la oportunidad de escuchar la historia de un crimen hasta el final.(tema)

Existío una persona que podia entenderme, pero preciadamente es la persona que mate... Perdón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

III

 

Todos saben que mate a Maria, pero nadie sabe como la conocí, ni que relación hubo entre nosotros antes de matarla.

Hace un par de años presente en una exposición un cuadro llamado maternidad, en esa tela, arriba a la izquierda a través una ventanita se veía una mujer que miraba el mar.

Nadie se fijo en esa escena, solamente una persona, una muchacha, no miraba la mujer en primer plano que miraba al niño, sino que miro fijamente la escena de la ventana.

Yo la observe con ansiedad, me distraje un instante y después desapareció entre la multitud mientras yo vacilaba entre un miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla.... ¿miedo de que?

Regrese todos los días a la exposición, hasta que la clausuraron. Desde ese momento solo pensé en ella, y, en cierta medida, solo pinte para ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

IV

 

Cuatro meses depuse, por fin la vi en la calle, la reconocí inmediatamente, la podría haber reconocido en medio de la multitud. La verdad es que varias veces había pensado y planeado minuciosamente mi actitud en caso de encontrarla, creo haber dicho que soy muy tímido.

Las frases sueltas y mezcladas formaban un tumultuosos rompecabezas en movimiento, hasta que recordé que en todo caso, era ella quien debía tomar la iniciativa de cualquier conversación, desde ese momento me sentí estúpidamente mas tranquilo, hasta creo llegue a pensar estúpidamente también, “vamos a ver como se las arregla ahora”.

Ella caminaba con decisión y yo la seguí por la vereda del frente, dio vuelta en la esquina San Martín y entro en un edificio de la compañía “T” no había nadie mas.

Algo desde mi interior se movilizo a pronunciar, una pregunta increíblemente estupida, “¿Disculpe este es el edificio de la compañía T?”. Un cartel de varios metros de largo, que abarcaba todo el frente del edificio proclamaba que en efecto ese era el edificio de la compañía T.

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