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El arbol del matorral


Enviado por   •  2 de Mayo de 2015  •  Informes  •  746 Palabras (3 Páginas)  •  178 Visitas

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ero el viento trae consigo un tiempo más templado —dijo el matorral.

—Además —prosiguió el árbol, sin prestar atención al matorral—, esos horribles pájaros pronto harán sus nidos y se comerán nuestros retoños...

—Ya me estoy hartando de tus quejas, árbol. Si no tienes nada agradable que decir, será mejor que te calles de una vez.

El árbol se puso a refunfuñar para sus adentros, mirando a su alrededor en busca de más motivos para quejarse. Se hacía la vida imposible. El campo no tardaría en anegarse, las vacas destrozarían el matorral y las cornejas invadirían el campo. Se dejarían la verja abierta y entrarían las ovejas. Pensaba y hablaba continuamente.

El matorral decidió que era preciso hacer algo para acabar con las quejas del árbol. Pero ¿qué?

El arbol del matorral

El arbol del matorral

La mejor amiga del matorral era la corneja, a quien le gustaba saltar por entre los arbustos y las plantas en busca de gusanos y ahuyentar a los mirlos y a los herrerillos. Cuando se cansaba de ese pasatiempo, se posaba sobre el matorral para parlotear con él y disfrutar del paisaje.

Un día, al aparecer la vieja corneja, el matorral le explicó su problema:

--¿Qué puedo hacer para que deje de quejarse el árbol?

La corneja se puso a reflexionar y al fin dijo:

—Se queja porque no tiene ningún propósito en la vida.

—¿Pero dónde hallar un aliciente o un sentido para su vida? —preguntó el matorral.

—¡Amigo matorral! Lo tienes muy cerca.

La primavera dio paso al verano y el matorral se puso verde y florido. Como de costumbre, entre sus hojas creció

una madreselva silvestre, entrelazando sus tallos y fragantes flores. Los abejorros zumbaban en el cálido aire de la tarde.

—Dime, árbol —le dijo un día de sopetón el matorral—, ¿qué es lo más terrible de tu existencia?

El árbol, sorprendido, no sabía qué contestar. Había tantas cosas..., total que empezó a recitar una lista detallada de las mismas.

—No, no, no me digas tantas cosas, dime lo peor.

El árbol guardó silencio durante varios días. Al fin, murmuró tristemente:

El arbol del matorral

El arbol del matorral

—Lo peor es que no gusto a nadie.

Y no gusto porque soy feo. Mis flores sólo duran unos pocos días antes de que las arranque

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