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El ideal de determinar el ensayo como tipología textual no puede limitarse a lo estructural


Enviado por   •  19 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  1.258 Palabras (6 Páginas)  •  218 Visitas

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El ideal de determinar el ensayo como tipología textual no puede limitarse a lo estructural. La elección por parte del autor o de aquel que solicita el texto de una tipología específica, deviene de una decisión consciente y clara, de unos intereses y unos objetivos. A menudo, de manera equivocada, el requerimiento del ensayo como actividad académica, pretende comprobar que un “saber” ha sido entendido por el estudiante, es decir, que éste demuestre en unos párrafos lo que sabe. Podríamos entonces pensar, que el ensayo se vuelve una metodología evaluativa, casi en oposición a una metodología formativa. Así lo afirma Vélez, Jaime (2000):

“La incapacidad académica para acceder al ensayo, no debería entenderse como falta de información sobre sus técnicas específicas, sino como un fracaso del sistema educativo en general. La explicación es que para escribir un ensayo, se requiere un ser humano informado, con sensibilidad y con criterio propio”.

El ensayo se reconoce por su flexibilidad, entendiendo ésta como cualidad en la medida que quien escribe, tiene la posibilidad de dar rienda suelta a su estilo en clave y conexión con las ideas que pretende defender. En efecto, la descripción del ensayo como boceto, como experimento, da cuenta de que sus intereses no son meramente demostrativos, cuantificables y tangibles, sino, desde otra perspectiva, razonables y criticables.

Este tipo de textos no busca la solidez científica propia de la teoría, sino, más bien, el peso lógico de la hipótesis, que lo convierte en una parte coyuntural de un proceso complejo de actualización, mas no en su final. No hay preocupación por el planteamiento exhaustivo de unos datos, unas citas, unas ideas ajenas; tampoco por la búsqueda de demostraciones o tasaciones, más bien, hay un énfasis rotundo por la reflexión, el análisis y la interpretación.

El ensayo, tipología en la cual se privilegia la argumentación como modo de organización del discurso, fundamenta claramente sus intenciones comunicativas: reflexionar, persuadir, convencer, “pensar”. Sin embargo, estas tonalidades del discurso no se prestan de manera particular, sino que se combinan generando una dialéctica discursiva, argumentativa y expositiva.

La potencia discursiva del ensayo es precisamente la argumentación, puesto que no se precisa sólo del saber, sino también del “¿qué hacer?”, con el saber, que viabilizará a posteriori; la posibilidad nominativa del “ser competente en”. Es decir, el ensayo es una mediación. A este respecto, Janneth Vela (2006), dice que además de desarrollar habilidades de escritura, el ensayo desarrolla las habilidades críticas, objetivo esencial, no sólo del ensayo, sino de la educación misma.

En ensayo, desde el punto de vista metodológico, no puede volverse el espejo de los saberes establecidos, o sea, en una estrategia política para establecer verdades y mentiras absolutas. El ensayo debe ser una salida a la opresión y una entrada al mundo de la creación, por lo tanto, debe surgir de una propuesta o una pregunta de corte investigativo, sugestiva y actual; en un tono siempre dialógico.

a. Características formales del ensayo.

El Instituto Cervantes (2007) plantea algunos puntos relevantes que pueden ser fructíferos para la revisión y elaboración de ensayos en el ámbito académico. A saber:

b. Rudimentos básicos.

El ensayo no corresponde a una disciplina en especial, ya que su carácter de heterogeneidad lo convierte en una tipología clave, por ejemplo, para la literatura, la crítica, la labor investigativa e, incluso para la ciencia. Esta cualidad abierta y flexible no corresponde ni a la arbitrariedad ni a la carencia, pues la base fundamental de su producción es la argumentación en la perspectiva tanto de la exposición de unos conceptos como la defensa coherente de una tesis.

Es pertinente aclarar, que el propósito del ensayo es trazar un esbozo, un bosquejo, que surge de un proceso de reflexión maduro, sin ambiciones trascendentales, y sí con un ánimo continuo de darle movilidad al conocimiento.

c. Clases.

Las clases de ensayos abundan tanto como sus concepciones, por esto se abordan aquí sólo aquellas que tienen un vínculo estrecho con los propósitos de formación en la escuela.

1. La primera variedad de ensayos (aptos para para la labor académica) es la de corte crítico. El objetivo de éste es la reflexión no exhaustiva de una serie de obras (cinematográficas, literarias, científicas, etc.), con la firme intención de “sugerir” unas ideas, unas percepciones relacionadas con la propuesta hecha por el docente que pide el ensayo.

2. La segunda es la de creación,

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