El pequeño campeon
Hueva123Tarea6 de Septiembre de 2018
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EL PEQUEÑO CAMPEÓN
- INSTITUTO AGAZZI
- FIDEL HERNANDEZ GUEVARA (No.15)
EL PEQUEÑO CAMPEÓN
Este libro narra la historia de un niño el cual era muy querido por sus padres y por esta misma razón le daban y todo lo que necitaba y hasta demás, él cual queria ser un jugador estrella en el basquetbol.
Todo comenzó un 18 de Diciembre de 1990 en León Guanajuato, una ciudad muy bonita en la cual Don Pedro Torres un hombre de 35 años nacido en la misma ciudad ya mencionada y su esposa Doña Estela Pérez de 33 años, la cual era de San Cristobal de las Casas, Chiapas. Concibieron a su primer hijo, aquel niño que sin saberlo les daría un giro de 180 grados a toda su vida.
Al ser su primer hijo, ese recien nacido al que llamaron Leonardo (nombre del padre de Doña Estela), les cambio la vida desde el primer día, Don Pedro simplemente se dedicó de lleno a que nunca le faltara algo a ese pequeño, Doña Estela hizo lo mismo en su labor de madre, los dos estaban muy contentos tras la llegada de aquel ser tan tierno e inocente.
Al pasar los años aquel pequeño niño entro al Kinder, donde destacó por ser un muy buen estudiante, pero, a su vez, era un torbellino, era un niño muy inquieto, no podía mantenerse en paz ni aunque fuera un minuto, eso le causó infinidad de problemas ya que distraía a sus compañeros. Finalmente, logró concluir esa etapa de su vida.
Llego la hora de entrar a la primaria, donde este pequeño torbellino llamado Leonardo seguía destancando en sus aptitudes escolares, sin embargo seguía distrayendo a sus compañeros, así que sin mas remedio lo unico qe se le ocurrió a su maestra de primer grado fue sacarlo de salón con el fin de que sus compañeros no se distrajeran, por su parte, Leonardo, entristecido, abandono el aula y se dirigió al patio de aquella escuela enorme en la cual abarcaba Kinder, Primaria, Secundaria y sorprendentemente, Preparatoría, por suerte (si es que se le puede llamar así), los estudiantes de tercer grado de secundaría jugaban basquetbol, ya que proximamente tendrían un torneo en representación de la escuela. El entrenamiento pasaba, Leonardo solo observabá asombrado de ver como aquellos estudiantes entrenaban duramente para lograr su proposito en aquel torneo, pero al mismo tiempo, se divertían
-¡Oye niño! ¿Qué estas haciendo aquí? -Le dijo la maestra Maria Elena, rectora de Secundaria, quien venía a corraborar que los muchachos estuvieran trabajando coordinadamente con lo que su profesor de educación física les ordenaba.
-¡Ay¡ Hola maestra… Este… Vine por… Por… Ay ¿Cómo se les llama? Ah si, ya lo recuerdo, vine por un balón de esos que estan ahí, Señala un bolsa en la cual se encontraban los balones de basquetbol sobrantes del entrenamiento.- Exclamo un poco nervioso.
-¿Y tú para qué quieres un bálon de esos? – La maestra le cuestiono un poco confundida.
Leonardo un poco nervioso y a su vez asustado le respondió –Maestra, es que me porte mal y me dijeron que saliera del salón y pues no supe que hacer y me vine a sentar al patio pero yo no sabía que estaban los niños grandes estaban jugando, pero por favor no le diga a la directora.
-¡Ay travieso! Esta vez no le dire nada a tu directora pero ya vete a tu salón y pidele disculpas a tu maestra y portate bien, que si te vuelvo a ver por acá o vagando fuera de tu salón hablare con la directora para que hablen con tus padres.- le dijo en un tono de seriedad y rectitud.
-Si maestra, lo siento.- Dijo Leonardo y regreso corriendo a su salón.
Al llegar al salón hizo lo que la Maestra Maria Elena le había dicho, por suerte su la maestra lo dejó entrar. Leonardo, sorprendentemente no distrajo a sus compañeros, la razón: No dejaba de imaginarse en el lugar de aquellos muchachos jugando basquetbol, que él fuese quíen se divirtiera junto a sus compañeros encestando una y otra vez ese llamativo balón naranja.
Finalmente las clases terminaron, Doña Estela recogió a Leonardo y se dirijieron a su casa, donde Don Pedro los esperaba para comer juntos, como acostumbraban a hacerlo.
Al llegar finalmente a la casa, Don Pedro había ya colocadó la mesa y solo faltaba que Doña Estela sirviera la comida, así que mando al Pequeño Leonardo a sentar junto a su padre. Como ya era costumbre, Don pedro le pregunto a su hijo sobre la escuela, los temas que habían visto, lo que más le gusto del día, etc. Leonardo le respondio
-Papá, hoy mi dia fue ¡Genial! Aprendí muchas, muchas cosas, termine primero que todos, pero lo mejor fue cuando ¡Vi a los más grandes jugando con un balón naranja muy bonito!- Exclamo Leonardo muy emocionado
A lo que Don Pedro le cuestiono- ¿Ah si? Cuentame más sobre tus compañeros a los que viste jugando con ese balón naranja.-
-¡Si! Es que yo salí del salón porque mi maestra me dijo que saliera para no distraer a mis compañeros.- Contesto un poco temeroso por miedo de que su padre, Don Pedro le dijera algo.
-¿Cómo esta eso Leonardo?-Grito su mamá, Doña Estela, desde la cocina.
-Es que distraje a mi compañerito de a un lado mamá y mi maestra me dijo que saliera para no distraer-Repitió un poco desanimado, pero continuó-Pero no fue nada malo mami, además te prometo que ya no seré así, me portare mejor y no distraire a mis compañeros, promesa de oso Panda-En forma que su estado de animo volvío a ser positivo.
-Bueno corazón.-Se acercó Doña Estela con la porción de comida y sirviendole le dijó –Pero anda, ya ponte a comer que la comida se enfriara y ya no sabrá rico tu caldito de pollo que les hice.
-De verdad que no sabría que hacer sin ustedes dos mi amor.-Dijo Don Pedro, mientras tomaba de la mano a su mujer.-Pero vamos hijo, sigueme contando de cuando viste a esos niños más gandes que tu jugando.-Volvió al tema emocionado.
-¡SIIII!- Exclamo Leonardo muy contento.- Es que estaban en el patio jugando con ese balón naranja, lo botaban en el piso, despues corrían con el, se lo pasaban ente unos y otros intentaban quitarselo, los que tenían el balón querían meterlo a un aro que estaba arriba de ellos, ¡Era muy divertido Papá!-
-Oye, pequeño saltamontes, ¿Te qustaría saber como se llama ese juego que jugaban tus compañeros?-Le pregunto Don Pedro con una sonrisa en el rostro.
-¡SIIIIII PAPÁ!- Respondió Leonardo mientras pataleaba de emoción en su silla.
-Pero tranquilo, vas a ocasionar un desastre en la mesa-Doña Estela afirmó.
-Pues ese juego que tu viste en el patío de tu escuela se llama Basquetbol, es un juego en el que dos equipos compiten para ver quien mete más veces ese balón naranja en esos aros que tú me comentaste, es un juego de rapídez y mucha estrategía, ese deporte tu abuelo lo praticó en su juventud, algún día te llevaré con él para que te enseñe a jugar basquetbol, te lo prometo…-Comento Don Pedro.
-¡WOOOOOOW! QUE PADRE SUENA ESO PAPÁ. ¡YO JUGANDO BASQUETBOL CON TODOS MIS COMPAÑEROS!- Grito efucivamente el pequeño Leonardo.
-Pero bueno niño, ya me voy a trabajar, cumple con tus deberes y ayuda tu mamá, portate bien.-Dijo Don Pedro levantandose de la mesa, y a su vez, se despidio de su mujer. –Cuidate amor, nos vemos más tarde.
Finalmente Don Pedro se fue, la tarde continuó, Leonardo cumplio con todos sus deberes y se puso a jugar con Doña Estela. Llego la noche y Leonardo se fue a dormir sin antes haberles deseado buenas noches a sus padres.
Pasaron los días, Leonardo esperaba con ansias el día en que fuese con su abuelo, aquel hombre de 67 años el cual se llamaba don Ernesto y en su vida de joven y adulto joven se dedicó de lleno a su pasíon: El Basquetbol.
Finalmente, llegó el día, exactamente pasarom dos semanas, Don Pedro y Doña Estela llevaron a su amado hijo con Don Ernesto. por su parte, Don Ernesto ya los esperaba en la sala de su casa con la emoción de ver a su nieto y enseñarle un poco de lo que era el Basquetbol.
Ya cerca de la casa de Don Ernesto, Don Pedro, toco el claxón de su auto y posteriormente se bajo a tocar la puerta, mientras Doña Estelea y Leonardo esperaban en el mismo.
La puerta se abrió, Don Ernesto recibió a su hijo con un abrazo y un pequeño intercambio de palabras, finalmente le cuestiono sobre su nuera y su nieto, entonces Don Pedro les pidió bajarse del auto, Doña Estela se bajó y apenas abriendole la puerta del auto a Leonardo, el niño salió disparado a abrazar a su abuelo y preguntandole que si era cierto que él le enseñaría a jugar Basquetbol porque el quería saber.
Don Ernesto muy contento por la visita de su nieto, y aún más por haberle oido a su nieto que quería enseñarse a jugar Basquetbol, los invitó a pasar, a lo que por obvia razón Don Pedro y familia aceptaron.
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