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El rayo de luna


Enviado por   •  20 de Febrero de 2013  •  Ensayos  •  882 Palabras (4 Páginas)  •  445 Visitas

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EL RAYO DE LUNA

El lobito del bosque pasaba las noches aullando a la luna, burlándose de ella, de lo vieja que era y lo despacio que se movía, y de su escasez de luz. En el mismo bosque, el pequeño erizo salía a consolar a la luna cuando cesaban los aullidos. Un día ambos estaban lejos de sus guaridas y les sorprendió una gran tormenta. Cuando acabó era de noche y ambos estaban perdidos. Al salir la luna, el lobo empezó con sus aullidos, mientras el erizo permanecía triste y asustado. Al poco, oyó una voz que le llamaba; no vió a nadie, y resultó ser la luna, que agradecida por su constante ánimo quería ayudarle a volver a casa. Así que juntó todo su brillo en un único rayo para indicarle el camino de vuelta. El erizo llegó pronto a la madriguera, mientras el lobo quedaba a oscuras y muerto de miedo. Sólo entonces se dio cuenta de que sus impertinencias no servían para nada. La luna estuvo sin brillar para el lobo hasta que éste pidió disculpas por su actitud, y prometió no volver a molestar a nadie.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán

EL RETO MATEMATICO DE LOS TRES CERDITOS

Cuenta la leyenda que los tres cerditos del cuento, animados por su triunfo sobre el lobo, recorrían el país como héroes, contando sus aventuras a cualquiera que los invitara a comer manzanas, su fruta favorita.

Pero las manzanas empezaron a escasear porque el rey había ordenado llenar su gran despensa, y los cerditos fueron a hablar con él. Este los recibió con alegría, pero también con envidia.

- Vaya, los famosos, listos y trabajadores cerditos del cuento. Os daré cuantas manzanas queráis si sois capaces de decirme exactamente cuántas manzanas guardo en mi despensa.

Los cerditos aceptaron el reto, y el primero de ellos se lanzó a la despensa. Estaba llena de cestos de manzanas de todos los tipos y tamaños ¡un auténtico paraíso!

Pero contar las manzanas resultó muy difícil. Cuando llegaba a varios cientos se perdía o se equivocaba y tenía que empezar de cero. El rey disfrutaba viendo las dificultades del cerdito, y cuando este dijo un número final, respondió:

- No es correcto. Por cierto, olvidé deciros que si falláis los tres, mañana seréis la comida de mis invitados. El señor lobo es uno de mis mejores amigos... ¡Guardias, encerrad a este cerdito!

El segundo cerdito se puso a contar. Viendo lo fácil que era confundirse con tantas manzanas, decidió ir haciendo grupos y contar cada cesto por separado. Unos tenían 92, otros 107, otros 88... así consiguió avanzar sin errores, pero cuando llegó la hora de sumar las manzanas de todos los cestos, era incapaz de recordar cuántas había en cada uno. Y también falló.

- Buen banquete tendremos mañana ¡Guardias, encerrad también a este cerdito!

Quedaba

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