El sentimentalismo no se aplica a la argumentacion

POR QUÉ, EL SENTIMENTALISMO NO, SE PUEDE APLICAR A LA ARGUMENTACIÓN.

En primer lugar es necesario definir que es sentimentalismo en este contexto, se denominaría a todo que busque evocar un sentimiento en quien percibe la información con el fin de sustentar una tesis, dejando de lado la función argumental de sus palabras, ante poniendo los sentimientos.

Esto debido a que los sentimientos se prestan para subjetividades y pueden crear panoramas o prejuicios guiados por otros o por sí mismos, lo cual para argumentar una tesis. No seguirían el deber ser, de la naturaleza de los argumentos, ya que estos deben ser concisos, objetivos y no debe remitir a subjetividades ya propiamente dichas.

Según la RAE un argumento es “Razonamiento para probar o demostrar una proposición o para convencer de lo que se afirma o se niega”, es decir que un argumento siendo un razonamiento con el fin de demostrar algo, parte de una deducción dada por un momento de análisis objetivo, por otro lado si se partiera de una deducción dada por el momento de análisis subjetivo otorgada por los sentimientos, esta segunda no tendría por qué, ni sustento para que sea tenida en cuenta, entonces debe evitar la evocación de sentimientos ya que esto encaminaría a una subjetividad, atentando una vez más a la base de los argumentos, siendo estos fácilmente contra argumentados.

Visto de otro modo, partimos de que los argumentos, los buenos argumentos poseen bases sólidas con materiales y ladrillos de alta calidad suponiendo que esto sea como una torre de ladrillos, resistirá en caso de que sus materiales y la construcción de la misma sea la mejor, o de que sus bases argumentales, sean solidas resistirá sin inmutarse si quiera. Pero en caso de que no; ya sea porque las ideas que se postularon para defender el argumento o los ladrillos para poner en pie la torre no fueron suficientemente fuertes, o no fueron puestos correctamente pudieron haberse convertido en falacias o definitivamente en la destrucción de la torre.

De todo lo anterior podemos decir que la construcción de argumentos sólidos precisan de bases y estas no pueden partir de ambigüedades o subjetividades, ni que estos se produzcan en el receptor de la información, como lo pueden ser lo sentimientos, sino de objetividades, que no den lugar a la duda, que sean claros y concisos.

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