Ensayo sobre caballos

Cerca del rio más largo de la ciudad y con una vista de hermosas montañas gigantes, había una finca conocida por sus hermosos caballos. A mí me gustan muchos los caballos, siempre era mi sueño conocer esa finca. Un día muy soleado, mi papa me despierta más temprano de lo normal diciéndome que mi sueño se iba a cumplir. Pasaron horas y horas en las que solo veía árboles y carros transitando, hasta que por fin llegamos a la finca. Este era un lugar de paz y tranquilidad. Al bajarme del carro solo vi la cantidad de animales que habían, alrededor solo habían montañas, me quede muy sorprendida de tanta belleza.

Enseguida se me vinieron a la mente los caballos, y le pedí al dueño de la hacienda que me los enseñara. Cuando vi esos caballos blancos y marrones me quede enamorada de ellos, tanto así que quería montarlos, pero recordé que no sabía cómo montar. El Señor John, quien cuidaba los caballos, me dijo que si quería montar, enseguida le explique mi problema. Dijo que no había problema que él conocía a la mejor persona que montaba caballo en este mundo, cuando decía eso estaba en lo cierto, y que él me iba a enseñar. Llego un joven de aspecto granjero, yo le pondría diecisiete años. Cogió una yegua blanca muy bella, antes de montarla empezó a cepillarla y acariciarla. Después comprobó que la cincha estuviera bien apretada y se aseguró de que los dos estribos estén a la altura adecuada.

Se montó en el caballo del lado izquierdo y empezó a montarlo con mucha experiencia. Tenía el cuerpo recto y con su mano izquierda cogía al caballo. Al igual que su cuerpo, tenía sus piernas rectas, ni muy atrás, ni muy adelante. Los estribos los sostenía con la punta del pie y con el talón hacia abajo. Then giro a la derecha con mucha profesionalidad, apoyo el pie izquierdo en su barriga para poder girar con facilidad. Also giro hacia la izquierda e hizo lo contrario, su pie derecho apoyado en la barriga del caballo. Desde la terraza de la hacienda lo veía como montaba ese bello caballo con tanta autoridad y agilidad, me gustó mucho. Se le veía en su cara que esa era su pasión, por como tocaba a el caballo con tanto amor y respeto. Solo pensaba en que soon yo iba a aprender como montar.

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