Estructuralismo

El término estructura tiene su origen en la palabra latina Structura derivada de del verbo struere que significa construir. En un comienzo el término tuvo un sentido arquitectural. Desde el S.XVII se amplía su significado y se lo vincula al hombre y al lenguaje.

Hacia 1930 el uso del término de generalizó en áreas como la lingüística, la economía, la psicología, entre otras.

Se puede decir que estructura es una ordenación de elementos según una ley que determina sus relaciones.

Piaget establece que las estructuras son sistemas que no se originan simplemente por la acumulación de elementos, sino que son resultantes de las relaciones establecidas por su ley de composición. Las transformaciones también definen a las estructuras, puesto que hay que entenderlas como un sistema cuya actividad es estructurarse a sí mismo. Esta idea proviene de la relación estructura – estructurante, donde la propia estructura establece el criterio de ordenamiento del mismo sistema. De aquí es donde surge la característica de auto-ajuste o autorregulación en la que una estructura transforma y produce nuevos elementos que integran la misma.

En lingüística, la idea se desarrolló hace poco más de dos siglos. Si se entiende por estructura toda organización regular, entonces es tan antigua como el estudio de las lenguas.

Se observó que cada lengua tenía una determinada organización y se clasificaron sus elementos en categorías, como por ejemplo, el sistema de las partes del discurso como el nombre, verbo, artículo, etc. De igual forma se agruparon las palabras en proposiciones y estas, en frases.

Algunos lingüistas del S.XVIII, describieron en las lenguas naturales una organización autónoma de lo que representan. Se comenzó a considerar la descomposición de la palabra. Esto derivó en lo que hoy se conoce como análisis en morfemas o monemas.

Saussure recurre a distintas comparaciones, como por ejemplo con el ajedrez, para demostrar que la lengua es un sistema que no conoce más que su orden propio peculiar. Aquí Saussure compara las piezas del ajedrez con los signos lingüísticos, diferenciando cada uno de ellos y otorgándole valores distintos.

Saussure no se limita a repetir que la lengua es un sistema en donde todo se relaciona, sino que se pregunta el porqué y el cómo de estas relaciones, lo que lleva al núcleo del funcionamiento del código lingüístico, mediante la elaboración de las nociones de diferencia, oposición, valor, sustancia y forma. Sin estas nociones, la noción de sistema no habría pasado de ser una clasificación más.

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