Fabulas. La paloma y el cuervo

La paloma y el cuervo

En un hermoso claro dentro de un bosque tropical, había una comunidad de aves que tenían allí sus nidos. Pero entre ellas, había un cuervo que tenía las alas rotas y por eso no podía volar muy alto, ni muy lejos.

Paulina, era una bella paloma, conocida justamente por su belleza, pero también por su arrogancia, siempre se le oía decir:

-Yo soy la más bella e inteligente de este lugar, deben agradecer que les brinde mi amistad.

Ella era conocida además por organizar las fiestas más divertidas, pero era muy selectiva a la hora de invitar a sus vecinos a dichas fiestas.

Paulina decía: “Mañana haré una fiesta para celebrar mi cumpleaños, pero invitaré solo a algunas aves como: Jair el colibrí,  Blanca la pava aliblanca, Luana la cortarrama y Dorita la lechucita”.

Enterado Raúl, el cuervo, de la fiesta organizada, se acercó a Paulina y le preguntó: “¿Qué debo traer para la fiesta?

Entonces Paulina se río a carcajadas y le respondió : “¡Ja, ja, ja, ja! Pero si tú no estás invitado!, Imagínate si yo te invitaría, solo asistirán las aves tan bellas como yo; y tú, tienes plumas negras y un enorme pico, date cuenta que no eres bonita. Por eso no puedes ser nuestro amigo”

Raúl se retiró muy triste y pensativo, ya que él solo deseaba tener más amigos.

Cuando la fiesta de Paulina comenzó, Raúl escuchaba desde lejos la música y las risas de todas las aves; pero de repente todo quedó en silencio y a Raúl le pareció muy extraño, así que decidió acercarse para ver qué había pasado.

Al acercarse observó como un lobo había acorralado a las aves y estaba listo para saltar sobre ellas, entonces Raúl recordó que había aprendido a imitar a los lobos y fue así como comenzó a aullar logrando distraer y confundir al lobo. En ese momento hizo una seña a las demás aves y estas salieron volando rápidamente.

El lobo al ver que no lograría su objetivo, decidió retirarse.

Paulina se dio cuenta del error que había cometido al juzgar a Raúl por su apariencia física sin darse la oportunidad de conocerlo, entonces se acercó a él y le dijo: “Siento mucho haberme portado así contigo Raúl, a pesar de eso, tú nos salvaste. Desde hoy serás el más especial de nuestros amigos y te prometo que jamás juzgaré a nadie por su apariencia”.

Raúl le respondió: “No te preocupes Paulina todos cometemos errores, gracias por reconocer que te equivocaste conmigo”

Desde ese día todas las aves convivieron en armonía.

MORALEJA: “Jamás debemos juzgar a nadie por su apariencia, ya que muchas veces no refleja la verdad”

La vaca Aurora y el cuy Efraín

Aurora y Efraín vivían en una pequeña granja además de otros animales como ovejas, gallinas, conejos, patos y algunos más.

La vaca Aurora y el cuy Efraín eran los animales consentidos del granjero, y aunque eran buenos amigos, Aurora comenzó a sentir celos de Efraín porque el si podía dormir dentro de la casa y ella no, porque era muy grande.

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