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Guerras de trabajo: ¿Quién tiene la culpa?


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2013  •  Prácticas o problemas  •  496 Palabras (2 Páginas)  •  266 Visitas

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Guerras de trabajo: ¿Quién tiene la culpa?

Según los medios de comunicación, en los cubículos de los Estados Unidos se ha venido acrecentando un malestar laboral y por fin las víctimas están expresando sus quejas. Los empleados con hijos reciben más beneficios que sus colegas sin hijos: se invierte más dinero en seguro médico, permisos por maternidad o paternidad y tal vez hasta el acceso a una guardería en el lugar de trabajo.

Además, se sostiene que los empleados con hijos se aprovechan de los colegas sin hijos, evitando trabajar horas extras para atender sus responsabilidades familiares y les dejan más trabajo por hacer a los que supuestamente tienen más flexibilidad. Puede ser que esta supuesta guerra produzca reportajes llamativos en los medios, pero la realidad es que esta perspectiva está basada en una mala interpretación del concepto de “beneficios”. Además, tanto el análisis del problema de trabajo excesivo como culpar a los empleados que son padres de familia hace que se evite criticar a los que realmente son responsables: los patronos o dueños de empresas.

Los beneficios laborales, desde luego, son significativos. Pero al mismo tiempo, hay que ver más allá de los gastos generados por un empleado en particular. Si una trabajadora, por ejemplo, tiene seguro médico para sus hijos y esposo pagado por su empresa, ella no recibe más sueldo, sino algo que mejora su vida y que una colega soltera sin hijos no necesita (ni percibe). Aunque la empresa gasta más dinero por contratar a una empleada con hijos, no se deberían generar conflictos con su colega que no tiene hijos y que no necesita recibir los beneficios adicionales.

Del mismo modo, algunas empresas invierten en tecnologías para sus empleados con discapacidades, los cuales representan gastos para los empleadores, pero que no afectan los sueldos de ningunos de los empleados. Todos los empleados, a nivel individual, son distintos. Aunque todos merezcan un sueldo justo, no todos necesitan ayuda con ciertas circunstancias en la vida.

Pero la supuesta pugna en los lugares de trabajo no sólo tiene que ver con lo que reciben los empleados con familia, sino con lo que tienen aportar los empleados sin hijos. Cuando el jefe demanda horas extras, con frecuencia les toca a los empleados sin hijos trabajar más allá de la jornada laboral mientras que los empleados con responsabilidades familiares son exentos.

Esto naturalmente y justamente causa enojo al empleado afectado, pero ¿es culpa de su compañero que tiene hijos? Al contrario. Creo que se debe erradicar nuestra cultura de expectativas exageradas—y a los empleadores que la perpetúan para su beneficio. No es justo que ningún trabajador deba trabajar en exceso para conservar su puesto. Tanto los empleados con hijos como sin hijos merecen vidas balanceadas con horas de trabajo apropiadas

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