Influencia Indigena
luzziie11 de Febrero de 2013
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LA INFLUENCIA INDIGENA
Introducción
El español hablado en México no es homogéneo. Cada región tiene sus propios modismos, como ocurre en el resto de los países de habla hispana. Sin embargo, es posible hablar de algunas características que son más o menos comunes a todos los dialectos regionales que conforman aquello que, para acortar, es llamado dialecto mexicano del español. Por ejemplo, es notable la abundancia de voces de origen náhuatl, incluso en zonas donde esta lengua no era empleada de modo generalizado, como la península de Yucatán o el norte de México. Muchas de estas voces sustituyeron las propias de los conquistadores o las que fueron adquiridas por ellos en las Antillas, durante la primera etapa de la colonización hispana en América. Otras tantas fueron adoptadas porque los españoles carecían de palabras para referirse a algunas cosas que desconocían y que estaban presentes en el contexto de la civilización mesoamericana.
Desarrollo
En la diferenciación del español de México influyó el sustrato indígena, principalmente náhuatl, sobre el que se depositó la lengua castellana. Sin embargo, si bien en el léxico su influencia es innegable, apenas se deja sentir en el terreno gramatical. En el vocabulario, además de los mexicanismos con los que se ha enriquecido la lengua española, como tomate, hule, chocolate, coyote, petaca, etcétera; el español de México cuenta con muchos nahualismos que le confieren una personalidad léxica propia. Puede ocurrir que la voz náhuatl coexista con la voz española, como en los casos de cuate y amigo, guajolote y pavo, chamaco y niño, mecate y reata, etc. En otras ocasiones, la palabra indígena difiere ligeramente de la española, como en los casos de huarache, que es un tipo de sandalia; tlapalería, una variedad de ferretería, molcajete, un mortero de piedra, etc. En otras ocasiones, la palabra náhuatl ha desplazado completamente a la española. Tecolote, atole, milpa, ejote, jacal, papalote, etc. Son muchos los indigenismos que designan realidades mexicanas para las que no existe una palabra castellana: mezquite, zapote, jícama, ixtle, cenzontle, tuza, pozole, tamales, huacal, comal, huipil, metate, etc. Hay que hacer notar que la fuerza del sustrato náhuatl cada día hace sentir menos su influencia, ya que no hay aportaciones nuevas.
Aparte del léxico, existen algunas particularidades fonológicas del español de México. Generalmente, los mexicanos tienden a suprimir la pronunciación de algunas vocales átonas y a la elisión en algunas palabras, especialmente cuando en una oración una palabra concluye en vocal y la siguiente comienza en vocal. Además, en contraste con los nativos de España, los mexicanos no tienen grandes dificultades para pronunciar conjuntos de dos consonantes seguidas, como [ks], [tl] y otras (aunque también es frecuente en algunos sociolectos el cambio de consonantes, como en [kl] en lugar de [tl], o bien, [ks]] en vez de [ps]). También hay que señalar que como en el resto de América Latina, el habla española de México se caracteriza por la ausencia del fonema /θ/, que se sustituye por /s/ ya que las dos sibilantes del español del siglo XVI convergieron en el español de América.
Conclusión
La valoración de las lenguas indígenas, en cambio, después del siglo XVI, en la etapa de la conquista y principios de la colonia, cuando fueron vistas por los españoles como elementos útiles y con frecuencia indispensables para la consecución de sus finalidades sufrió una constante disminución que culminó en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando por primera vez la monarquía española manifestó explícitamente interés en su extinción. Esta falta de valoración, que es parte de la que se hace a las culturas indígenas en general, mantenido hasta el presente), si bien desde hace
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