LITERATURA MEDIEVAL

LITERATURA MEDIEVAL

INTRODUCCIÓN.

• CARACTERES PECULIARES DE LA LITERATURA ESPAÑOLA

La determinación de caracteres específicos en la literatura de un país es un problema muy difícil y discutido; viene a ser un intento de precisar los rasgos o peculiaridades nacionales, de las que la lengua y la literatura quizá constituyan los componentes de mayor intensidad.

Por lo que afecta al hecho literario creen unos que la creación de una obra es siempre resultado del genio individual, sin apenas raíces colectivas o tradicionales mientras que otros piensan que no existen rasgos de este tipo. Estos encontrados pareceres han dado origen a dos conocidas teorías radicalmente opuestas: la “individualista” y la “tradicionalista”.

Menéndez Pidal, defensor de la teoría tradicionalista sostiene la existencia de caracteres dominantes y los ha precisado en sus libros “Caracteres primordiales de la literatura española” y “Los españoles en la historia. Cima y depresiones en la curva de su vida política”.

El mayor problema consiste en demostrar que tales caracteres nacionales perduran a través de los siglos y Pidal admite tal duración, lo que no supone la aceptación de ningún determinismo geográfico, puesto que pueden ser alterados e incluso suspendidos.

Brevemente exponemos algunos de los caracteres perdurables para Pidal:

-Sobriedad, espontaneidad e improvisación: El alma hispana tiende a usar aquellas formas conceptuales y de expresión sencillas y espontáneas, que se obtienen por una intuición vigorosa de la realidad.

-Verso amétrico, asonancia: La literatura española se caracteriza por el empleo de formas métricas poco cuidadas. Nuestra épica medieval se caracteriza por los versos amétricos y rima asonante, la cual se fue desarrollándose hasta convertirse en el metro más natural de nuestra lengua, caracteres abandonados muy pronto por la épica francesa para adoptar el verso de medida regular y rima consonante.

-Arte para la vida, pragmatismo: El arte se concibe como un impulso vital. Esta intención “vital” se manifiesta en la vieja epopeya española que conserva su primitivo sentido politico e historiográfico más vivo y durante más tiempo que en Francia, en el Romancero. En las cronicas se idealiza al hombre de esfuerzo y aventura. En el teatro nacional se tiende a un espectáculo popular, y diversión para todos. En la novela moderna y contemporánea predomina la atención a la anécdota vital y la tendencia a la visión polémica de la realidad.

Como consecuencia de estos rasgos, los escritores deseaban crear un arte dedicado a las mayorías, lo cual se denomina “popularismo”.

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