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La Liebre Y La Tortuga


Enviado por   •  14 de Enero de 2013  •  557 Palabras (3 Páginas)  •  973 Visitas

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LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Todos los animales estaban reunidos a lo largo del camino que orillaba el bosque. Porque era el día de la gran carrera entre la liebre y la tortuga.

La ágil liebre se había burlado de la lenta y pesada tortuga y la había desafiado a una carrera. Nadie tenía dudas acerca de quién iba a ganar, pero todos pensaban que resultaría divertido observar el paso de ambos competidores.

Junto al puente que cruzaba el arroyo, la liebre y la tortuga se dieron la pata y partieron, tan pronto como el negro cuervo, que era el árbitro, lanzo un agudo graznido, como señal. La tortuga avanzo trabajosamente, tambaleándose sobre su cuatro regordetas patas. La liebre saltaba con excitación a su alrededor, deteniéndose cada pocos metros para husmear y mordisquear los tiernos brotes que crecían junto al camino.

Finalmente, para mostrar su despreocupación y el desprecio que le inspiraba su adversario, la liebre se tendió a descansar sobre un lecho de tréboles. La tortuga, entre tanto, seguía avanzando trabajosamente, centímetro tras centímetro.

¡La carrera ha empezado! Advirtió la cabra, desde un lado del camino.

Pero la liebre respondió con impaciencia:

¡Ya lo sé, Ya lo sé! Pero la tortuga no podrá llegar antes del mediodía al gran olmo que está entre el otro extremo del bosque.

En esta confianza, se instalo a sus anchas y se quedo profundamente dormida.

Mientras la tortuga avanzaba con lentitud, los mirones se sintieron cada vez más excitados, ya que la liebre dormía aun. Cada uno de sus diminutos pasos acercaba más a la tortuga al olmo, que era la meta señalada. Avanzaba lenta y pesadamente, mientras todos los pescuezos se tendían para observar a la liebre…, que dormía confiadamente su siesta, encogida como una pequeña bola parda.

Después de un lapso que pareció interminable, la tortuga estiro su largo pescuezo y escudriño el camino que tenía delante. Allí, a pocos pasos de la distancia, se veía la imponente mole del gran olmo al que debía llegar. La tortuga estaba exhausta por haber llegado tan lejos a su máxima velocidad, pero cobro fuerzas para una arremetida final.

¡Y en ese preciso instante, la liebre despertó! Al ver que la tortuga estaba casi junto al punto de llegada, se levanto de un salto y echo a correr por el camino, a grandes brincos. Apenas parecía una franja parda.

¡Los pájaros empezaron a chillar! El gran león abrió sus quijadas y bramó. Los demás espectadores gritaban, bailoteaban y saltaban frenéticamente de aquí para allá. Nunca había imaginado que la carrera pudiera llegar a tal estado. Con sonoro clamoreo, incitaron a la lenta tortuga a avanzar, porque solo le faltaba medio metro, poco más o menos, y la liebre se acercaba a toda velocidad. ¡Cuando faltaban cinco centímetros, la pobre tortuga tenia a la liebre casi a su lado!

Pero

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