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La Metamorfosi


Enviado por   •  2 de Julio de 2013  •  1.087 Palabras (5 Páginas)  •  283 Visitas

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La felicidad no es tiempo perdido

“…usted no sabe cómo yo valoro

su sencillo coraje de quererme…”

Mario Benedetti.

¿A qué le llamamos felicidad?, esta es una pregunta que ha estado presente en la mente de la sociedad humana por varios años, muchos la materializaron en distintas definiciones para tratar de darle forma a este concepto tan subjetivo, pero el que tuvo la gran parte de los votos no fue precisamente un objeto material si no algo muy diferente. En distintos contextos sociales como históricos, el amor es el gran sinónimo de la felicidad completa.

Todo ser humano, en algún momento de su vida, busca ese otro ser que lo entienda y corresponda en sentimientos. Existen condicionas adversas y fuera del control, que, a veces, impide que este amor se realice y eso condiciona a la felicidad incompleta. Pero también hay otras condiciones que son propensas a otorgar en algún momento la falta de felicidad. Algo pensado actualmente es el uso de la termino “rutina” junto al de la infelicidad. Todos esperan que su vida tome un rumbo diferente, que algo cambie para bien para que puedan salir de esa monotonía. En la obra “La Tregua” de Mario Benedetti estas ideas están reflejadas en lo que fue un fragmento de la vida de Martin Santomé, un empresario de cuarenta y nueve años. El protagonista desde un comienzo empieza a cuestionar sobre qué hará con su vida una vez que se jubile ya que hasta ese punto, toda su rutina durante muchos años siempre se evoco en lo mismo, especialmente en su ámbito laboral, pero por el otro lado, el prefería que su trabajo fuera tan rutinario “.…Lo que menos odio es la parte mecánica, rutinaria, de mi trabajo: el volver a pasar un asiento que ya redacté miles de veces, el efectuar un balance de saldos y encontrar que todo está en orden, que no hay diferencias que buscar. Ese tipo de labor no me cansa, porque me permite pensar en otras cosas y hasta (¿por qué no decírmelo a mí mismo?) también soñar…” . Tanto cuestionamiento por parte del protagonista deja entrever su miedo por el cambio, por lo desconocido, pero dentro de él, existe un deseo indiscutible de cambiar, de ser feliz luego de tanto tiempo de desdichas, o mejor dicho, de soledad.

Las relaciones interpersonales también son una gran fuente de felicidad para los hombres, no solo las amorosas si no también las amistosas y, sobretodo, las familiares. El hombre es por naturaleza un ser social, que busca comunicarse y relacionarse con otros para poder sentirse completo, la soledad también puede utilizarse como un sinónimo de infelicidad. Muchas veces, las opiniones que tienen las personas queridas sobre uno conllevan a un estado de dicha o no más allá del juicio propio. Santomé también recae sobre este argumento, cuando piensa sobre que pensaran sus hijos de él y su relación con Laura Avellaneda, una joven veinticinco años menor que él. “…Ella tenía los labios apretados. Creo que vacilaba entre cierto atavismo filial y un sentido muy simple de lo humano.<<Pero ¿es buena?>>, preguntó, ansiosa. <<Sí, es buena>>, dije. Respiró aliviada; aún me tiene confianza. También yo respiré aliviado,

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