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La Vida Es Sueño-pedro Calderon De La Barca


Enviado por   •  19 de Mayo de 2014  •  5.353 Palabras (22 Páginas)  •  243 Visitas

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ACTO PRIMERO

[En las montañas de Polonia]

Salen en lo alto de un monte ROSAURA, en hábito de hombre, de camino, y en representado los primeros versos va bajando

ROSAURA: Hipogrifo violento que corriste parejas con el viento ¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin es y bruto sin instinto natural, al confuso laberinto de esas desnudas peñas te desbocas, te arrastras y despeñas? Quédate en este monte, donde tengan los brutos su Faetonte; que yo, sin más camino que el que me dan las leyes del destino, ciega y desesperada bajaré la cabeza enmarañada de este monte eminente que arruga al sol el ceño de su frente. Mal, Polonia, recibes a un extranjero, pues con sangre escribes su entrada en tus arenas, y apenas llega, cuando llega a penas; bien mi suerte lo dice; mas ¿dónde halló piedad un infelice? Sale CLARÍN, gracioso

CLARÍN: Di dos, y no me dejes en la posada a mí cuando te quejes; que si dos hemos sido los que de nuestra patria hemos salido a probar aventuras, dos los que entre desdichas y locuras aquí habemos llegado, y dos los que del monte hemos rodado, ¿no es razón que yo sienta meterme en el pesar, y no en la cuenta?

ROSAURA: No quise darte parte en mis quejas, Clarín, por no quitarte, llorando tu desvelo, el derecho que tienes al consuelo. Que tanto gusto había en quejarse, un filósofo decía, que, a trueco de quejarse, habían las desdichas de buscarse.

CLARÍN: El filósofo era un borracho barbón; ¡oh, quién le diera más de mil bofetadas! Quejárase después de muy bien dadas. Mas ¿qué haremos, señora, a pie, solos, perdidos y a esta hora en un desierto monte, cuando se parte el sol a otro horizonte?

ROSAURA: ¿Quién ha visto sucesos tan extraños! Mas si la vista no padece engaños que hace la fantasía, a la medrosa luz que aun tiene el día, me parece que veo un edificio.

CLARÍN: O miente mi deseo, o termino las señas.

ROSAURA: Rústico nace entre desnudas peñas un palacio tan breve que el sol apenas a mirar se atreve; con tan rudo artificio la arquitectura está de su edificio, que parece, a las plantas de tantas rocas y de peñas tantas que al sol tocan la lumbre, peñasco que ha rodado de la cumbre.

CLARÍN: Vámonos acercando; que éste es mucho mirar, señora, cuando es mejor que la gente que habita en ella, generosamente nos admita.

ROSAURA: La puerta--mejor diré funesta boca--abierta está, y desde su centro nace la noche, pues la engendra dentro. Suena ruido de cadenas

CLARÍN: ¿Qué es lo que escucho, cielo!

ROSAURA: Inmóvil bulto soy de fuego y hielo.

CLARÍN: ¿Cadenita hay que suena? Mátenme, si no es galeote en pena. Bien mi temor lo dice. Dentro SEGISMUNDO

SEGISMUNDO:¡Ay, mísero de mí, y ay infelice!

ROSAURA: ¡Qué triste vos escucho! nuevas penas y tormentos lucho.

CLARÍN: Yo con nuevos temores.

ROSAURA: Clarín...

CLARÍN: ¿Señora...?

ROSAURA Huyamos los rigores de esta encantada torre.

CLARÍN: Yo aún no tengo ánimo de huír, cuando a eso vengo.

ROSAURA: ¿No es breve luz aquella caduca exhalación, pálida estrella, que en trémulos desmayos pulsando ardores y latiendo rayos, hace más tenebrosa la obscura habitación con luz dudosa? Sí, pues a sus reflejos puedo determinar, aunque de lejos, una prisión obscura; que es de un vivo cadáver sepultura; y porque más me asombre, en el traje de fiera yace un hombre prisiones cargado y sólo de la luz acompañado. Pues huír no podemos, desde aquí sus desdichas escuchemos. Sepamos lo que dice. Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y la luz vestido de

pieles

SEGISMUNDO:¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber para apurar mis desvelos--dejando a una parte, cielos, el delito del nacer--,¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás? Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad,

negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel que dibujan manchas bellas, apenas signo es de estrellas--gracias al docto pincel--, cuando, atrevido y crüel, la humana necesidad le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto; ¿y yo, con mejor instinto, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas bajel de escamas sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío; ¿y yo, con más albedrío,

tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas sierpe de plata,

entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huída; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? En llegando a esta pasión,

un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón

negar a los hombres sabe privilegios tan süave excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave?

ROSAURA: Temor y piedad en mí sus razones han causado.

SEGISMUNDO:¿Quién mis voces ha escuchado? ¿Es Clotaldo?

CLARÍN: Di que sí.

ROSAURA: No es sino un triste, ¡ay de mí!, que en estas bóvedas frías oyó tus melancolías.

SEGISMUNDO: Pues la muerte te daré porque no sepas que sé que sabes flaquezas mías.

Sólo porque me has oído, entre mis membrudos brazos te tengo de hacer pedazos.

...

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