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La nieve blanca del recuerdo.


Enviado por   •  10 de Mayo de 2018  •  Tareas  •  1.110 Palabras (5 Páginas)  •  251 Visitas

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La nieve blanca del recuerdo.

Era una tarde helada del 21 de diciembre en Kansas, Texas; lo recuerdo perfectamente. Diana estaba en la cochera buscando un martillo para colocar las calcetas navideñas en la chimenea, mientras yo miraba por la ventana la nieve caer constantemente sobre los autos aparcados en el vecindario, mientras niños jugaban a guerra de nieve. Todos parecían entusiasmados por la llegada de la Navidad, menos yo. Odiaba aquella época en donde las familias se abrazaban y se decían cuánto se amaban mientras esperaban la cena sentados ante la chimenea y cantaban villancicos alrededor del árbol navideño. De hecho, a nadie de mi pequeña familia le gustaba. Ninguno de nosotros tenía motivo alguno para ser felices en esa época, todo el color y la alegría partió junto con mi madre. Ella amaba la Navidad, jugaba conmigo y Diana a hacer ángeles y muñecos de nieve o guerras de nieve; recuerdo que para jugar guerra de nieve siempre hacíamos dos equipos únicamente, Diana siempre hacía equipo con ella, mientras yo y papá éramos otro. Todo era tan feliz en tiempos pasados, ella lo volvía feliz. Pero un día, patinando en el lago que había cerca del vecindario, mamá murió; el hielo se rompió y momentos más tarde de sacarla de ahí murió de hipotermia.

Bueno, en realidad no todos la odiábamos, Diana era la excepción. A pesar de los malos recuerdos, ella, cada Navidad, colocaba un pequeño árbol y colocaba las calcetas en la chimenea. Papá se molestaba y decidía no salir de su recámara la noche de navidad, pero yo me quedaba con ella. Ella era la pequeña de la casa y no me gustaba la idea de que creciera llena de amargura. Me gustaba poder regalarle aunque fueran pequeños momentos alegres, aun asi fueran sólo conmigo.

Se llegó la víspera de Navidad y Diana estaba emocionadisima, me decía que vendría Santa Claus a dejar regalos; le pregunté que qué le pediría pero no quiso decírmelo. Papá llegó de trabajar y Diana le decía lo mismo que a mí, pero papá sólo se limitaba a besarle la mejilla y brindarle una sonrisa tristona. Subió a su recámara y aquello significaba que ya no volvería a salir de ahí hasta la noche siguiente. Le prepare chocolate con malvaviscos a Diana y me senté con ella en el sofá mientras veíamos la leña arder dentro de la chimenea. Se llegaron las 10:30 de la noche y Diana se levantó del sofá, cogió una carta del buró a un lado y la colocó dentro del calcetín, volvió al sofá e inclinó su cabeza en mi pierna. La tristeza comenzó a apoderarse de mí, la nostalgia se hizo presente y me dolía la alegría de Diana; ¿cómo era posible que ya no teníamos a nuestra madre? Envidiaba a Diana, su espíritu, su alegría a pesar de lo que la vida nos había arrebatado, sobre todo a ella, que siendo tan pequeña necesitaba más de ella.

Se llegaron las 12 y Diana me abrazó, me dijo “Feliz Navidad” y a su vez, me dio un beso en la mejilla. Después de rato se fue a la cama y me quedé ahí yo, sola, ante el fuego. Me preguntaba qué le habría pedido Diana a Santa Claus así que decidí echar un ojo a su carta:

Querido Santa:

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