Ladron de ideas

Ladrón de ideas

Lo devoraba todo, lo percibía, lo vivía, sus aventuras deambulaban llenas de rayones y garabatos entre las hojas de un cuaderno. Inquieta vino a presentar sus escritos, esperaba, suspiraba, dijo con voz trémula

--``podría darme su opinión, yo quiero ser escritora´´.

Cansado, no tuve ganas de seguir leyendo, lo único que hice fue hojear una serie de textos cursis de sueños juveniles, esas voces declaran amor a la primera como la opción de vida, viviendo para amar, simplemente amando y viviendo, al terminar vi una cara, unos ojos que esperaban, quebrados de emoción y anhelantes: solo dije:

--´´es bueno pero lleno de lugares comunes, mejor haga otra cosa´´.

Sus parpados cayeron, su pecho se hinchó y llena de destrozos arrebató su cuaderno, poco a poco vi las piedras de su desprecio llenar mi comentario, cual risco polvoso e inerte, se fue, la perdí.

        Los pasillos estaban llenos de voces como letanías en una misa obligada, insistente y sobre todo encauzada, decidí deambular por la feria del libro en esta ciudad migrante, todos esos rezos desaparecieron de manera mágica. Solo escuché una voz, me enamoró de manera fulminante, sensual, vívida, en una lectura de poesía inglesa, idioma que no entendía nada.

Caminé hacia el lugar donde salía la voz, lo primero que vi fueron sus ojos, empoderados, ignorantes a comentarios estúpidos, observé una mujer que leía a sus poetas muertos, con tal emoción dando vida a cada palabra, lugar, imagen de sus propios garabatos.

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