Las crónicas de Narnia

Mi ensayo Sara Fernandez

Clive Staple Lewis es considerado una de las figuras más interesantes del pensamiento británico del siglo. Nació en 1898 y murió en 1963. Estudió literatura y se destacó como crítico y novelista además de como obra moral. De 1925 a 1954 fue nombrado profesor en la Universidad de Cambridge, donde enseñó literatura inglesa medieval y renacentista hasta su muerte. Estoy tratando de capturar algo de pensamiento moralista y cristiano en su libro.

Algunos de sus libros tratan temas de ciencia ficción, como Out of the Silent Planet, la primera de tres novelas, que también destaca por su fuerte significado cristiano. Lewis comenzó una serie de siete libros para niños con El león, la bruja y el armario, que reunió bajo el título Las crónicas de Narnia. Es una obra que muestra la brillantez y brillantez de un autor cuya imaginación y lenguaje son ricos. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuatro hermanos: Pedro, Susana, Edmundo y Lucy Pevensie son llevados a la casa del profesor Diggory Kirke para protegerlos de la guerra. Todo comenzó cuando la niña Lucy descubrió un misterioso armario en una de las habitaciones y un día jugó con sus hermanos y se escondió dentro. Sin darse cuenta, aparece en un mundo mágico llamado Narnia, donde los animales hablan, los árboles escuchan y todos los habitantes están bajo el mando de la malvada Bruja Blanca, que ha reinado durante 100 años.

Con la ayuda del león, los cuatro hermanos serán los encargados de romper el hechizo y así cumplir la profecía del león. Una aventura emocionante e imaginativa donde la irrealidad es posible.

El autor trata de resaltar el contraste entre los dos mundos, que podemos ver en el texto. Un ejemplo vívido es el momento en que Beaver menciona a Aslan:

"Ahora pasa algo así... y te das cuenta de que ese día es el comienzo de las vacaciones o del verano". el séptimo capítulo

Aquí vemos una doble referencia: por un lado, el narrador cuenta lo sucedido, pero, por otro lado, hace un comentario que incluye el mundo real, y cuando Lucía descubre el mundo real, felizmente se va de vacaciones de así es como comienza el día. Entonces en la misma novela encontramos este doble juego que el narrador crea entre dos mundos.

Por otro lado, vemos cómo los dos mundos se encuentran cuando describe cómo se siente cada niño en particular. En esta crónica también podemos observar una ruptura entre el tiempo y el espacio. Al principio vemos que, en Narnia, por ejemplo, las horas pueden pasar, pero en el mundo real, este tiempo se convierte en segundos: Lucía pasa horas con el fauno, mientras sus hermanos se burlan de ella por esconderse tan poco tiempo.  "Lucía salió corriendo de la habitación... Acabamos de salir de la habitación y tú estabas allí. Capítulo 3

En términos de espacio, diríamos que los dos mundos son completamente diferentes: el real está en la casa del maestro en Gran Bretaña, y el otro chico está en Narnia, una tierra donde todo es diferente y por lo tanto tan mágico. El único lugar donde se encuentran los dos mundos es en el armario.

Además, los personajes forman una estrecha relación y marcan una diferencia significativa entre los dos universos. En algunos de ellos encontramos a un Papá Noel que convive en dos universos y simboliza la magia que existe en el mundo de los niños.

“Era un trineo, renos con cascabeles […] y estaban muy contentos, pero también muy solemnes”. Capítulo 10

Este personaje se conoce en el mundo real solo a través de fotografías o dibujos, y esto es parte de la creencia infantil de que no es real. En cambio, las cosas cambiaron en Narnia, encontraron a Papá Noel en su trineo y también recibieron sus regalos. Este personaje es un punto de transición entre dos universos. Los animales también existen en ambos mundos, pero el hecho de que hablen narniano los hace bastante asombrosos. Además, solo hablaban con los niños, lo que sugiere que esto solo ocurría en la infancia como parte de su característico juego continuo. Si analizas los libros Las crónicas de Narnia, El león, el corcho y el armario, queda claro que la infancia es una época de juego y creatividad, donde se estimula la imaginación, por otro lado, el mundo adulto es el real, una en el mundo.

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